Ruralidad y asincronía. Transiciones a la adultez en Uruguay (original) (raw)

2023, El Uruguay desde la Sociología 20

En el último decenio emergieron una serie de estudios sobre la situación de las juventudes rurales, tanto en Uruguay como en Latinoamérica. Esto permitió construir una suerte de diagnóstico referido a distintas temáticas que influyen en la situación social de las juventudes rurales de la región (Díaz y Fernández, 2017; Sili et al., 2017; Dirven, 2016; Guiskin, 2019). En ese sentido, varios estudios constatan las serias dificultades que existen para la visibilización de la situación de las juventudes rurales desde una doble perspectiva: en relación con el mundo adulto y en comparación con sus pares urbanos (Guiskin, 2019). Esta constatación, que ha sido reflejada en estudios regionales durante los últimos tres lustros (Guiskin, 2019; Kessler, 2006), también encuentra asidero en el caso uruguayo (Cardeillac y Juncal, 2014). A modo de ejemplo, la Encuesta Nacional de Adolescencia y Juventud (ENAJ) recién con su cuarta edición, de 2018, incluyó información sobre los y las jóvenes rurales. En este sentido, el esfuerzo realizado por incluir a la población rural joven en un estudio tan relevante y completo representa de por sí un claro avance, además de una oportunidad muy valiosa para detectar oportunidades de intervención: el desafío es ahora profundizar en su inclusión en los planes, proyectos y metas de política pública. En segundo término, se observa una dificultad de los y las jóvenes rurales de Latinoamérica en el acceso a condiciones de trabajo decentes (Dirven, 2016). Al respecto, la situación uruguaya presenta rasgos similares a lo que sucede en otros países de la región, aunque con especificidades. Mientras para los varones jóvenes rurales la tendencia que destaca es el abandono precoz del sistema educativo y el ingreso temprano al mercado laboral con altos niveles de informalidad y precariedad, en las mujeres el problema se encuentra antes: hay notorias dificultades para su acceso al mercado de trabajo producto de la desigual distribución del trabajo en la esfera de la reproducción. Dichas tendencias, combinadas, configuran experiencias marcadamente disímiles en función del sexo-género para los y las jóvenes rurales, aunque coincidentemente problemáticas (Cardeillac y Juncal, 2014). En tercer término, y vinculado a lo anterior, se encuentra la situación educativa. Según Guiskin (2019), solamente un 28% de la población rural uruguaya de entre 20 y 24 años consiguió culminar sus estudios de nivel medio. En términos comparados con la región, Uruguay se ubicaría así por debajo de nueve países y apenas por encima de cuatro: Nicaragua, Guatemala, Honduras y El Salvador (Guiskin, 2019, p. 24). Una vez más, en el caso uruguayo destaca el contraste por sexo-género. Los varones muestran un nivel educativo notoriamente más bajo que sus pares urbanos, mientras para las mujeres el problema se expresa en el elevado porcentaje que declara no estudiar ni trabajar de forma remunerada (Cardeillac y Juncal, 2014). En cuarto término, se encuentra el acceso a tierra. Al respecto, los antecedentes en Uruguay muestran que hubo una enorme dificultad para los y las jóvenes (Cardeillac, 2021). Así, una parte muy importante de la disminución en el número de explotaciones agropecuarias que se registró en los últimos dos censos (2000-2011) se explica por dificultades de relevo, derivadas del acceso insuficiente por parte de productores/as en edades jóvenes, tanto en el caso de la producción familiar, como en el caso de la empresarial (Cardeillac, 2021), aspecto asociado, a su vez, con la disminución de la población residente en el medio rural y con el deterioro del entramado social que ha caracterizado a estos ámbitos. En quinto lugar, se impone reflexionar en cuanto a un fenómeno transversal a casi todos los mencionados hasta aquí: la magnificación de las brechas, asimetrías y asincronías de género, como característica específica y distintiva del Uruguay rural (Cardeillac et al., 2014; Batthyány, 2013). Y es que resulta palmaria la amplificación de las desigualdades de género, en lo que hace al trabajo, a la educación formal, a la familia y al acceso a tierras y activos productivos. Así, la realidad de las y los jóvenes rurales se distingue de la de sus pares urbanos por la llamativa —y en algún sentido hasta extemporánea— diferencia de vivencias y trayectorias a la que están expuestos en función de su género. Con base en lo expuesto, el propósito del presente texto es caracterizar los eventos de transición a la adultez de las personas jóvenes de Uruguay, focalizando en la amplificación de las desigualdades de género y en las asincronías que se evidencian al comparar las trayectorias según lugar de residencia urbano/rural. Para ello, se divide el texto en diferentes apartados: el primero propone un marco teórico para el análisis de las transiciones desde un enfoque de género y feminista; el segundo y el tercero presentan las especificidades de las juventudes en la ruralidad y la discusión sobre las definiciones de ruralidad; el cuarto presenta la metodología y los datos; el quinto describe las desigualdades de género y la asincronía en la transición en el espacio rural; y el sexto explora algunos estereotipos de género a partir de preguntas de la ENAJ 2018. Finalmente, el artículo culmina con unas breves reflexiones y conclusiones sobre el tema.