Incubando la agroecología en el huerto escolar (original) (raw)

Ecofronteras, 2017

Abstract

Las prácticas agrícolas que valoran la naturaleza y reducen el daño ambiental son alternativas al sistema agroalimentario dominante. Es tan amplia la relación entre el agro y nosotros, que se han formado la Red de Huertos Escolares, el proyecto “Laboratorios para la vida” y otras iniciativas que buscan masificar la agroecología y procurar alimento sostenible y saludable a cada vez mayor escala.   Un laboratorio vivo El sistema alimentario dominante, basado en el monocultivo y uso de agroquímicos, está provocando un serio deterioro ambiental y daños a la salud. La agroecología, ciencia y práctica que promueve sistemas agrícolas diversos y la fertilidad basada en un suelo vivo, ofrece soluciones para lograr un sistema alimentario bueno, limpio y justo.1 Por ello, nuestro grupo de investigación en El Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR) estudia cómo “masificarla”, es decir, cómo lograr que más familias campesinas produzcan de forma agroecológica y que sus productos estén al alcance de gran parte de la poblaciónAl reconocer que la educación y la cultura son fundamentales en este proceso, nos preguntamos si se podrá contribuir a la masificación de la agroecología por medio de los huertos escolares. Con esa interrogante en mente, en 2008 comenzamos a estudiar las funciones, alcances y limitaciones de los huertos escolares en Mesoamérica (del centro de México a Nicaragua), y al mismo tiempo iniciamos un programa piloto de capacitación a docentes de educación básica en tres escuelas de los Altos de Chiapas. Percibimos que los huertos escolares pueden tener un impacto inmediato en las percepciones de la niñez respecto a la agricultura, sobre todo en ambientes urbanos; por ejemplo, una niña de 12 años, alumna de una escuela privada en San Cristóbal de Las Casas, expresó después de dedicarse una mañana en el huerto: “Estoy agotada y solo trabajé un ratito, doy gracias a los agricultores que hacen esto todo el día, todos los días, para darnos nuestros alimentos”. Aprendimos que las labores del huerto no son fáciles, requieren de mucho esfuerzo y de un entrenamiento que a menudo no cabe en las ya apretadas agendas del personal docente; por eso es importante que colaboren otras personas, como padres de familia e intendentes, para apoyar en el trabajo y asegurar la continuidad de los programas. Otra lección fue que los huertos escolares no deben ser solo un espacio de producción de alimentos. El personal docente necesita formación para mantenerlos y para hacer de ellos un laboratorio vivo donde puedan empatar el currículo, pues realmente son aulas con posibilidad de aprovecharse para enseñar temas y desarrollar habilidades acordes con los objetivos de cada programa educativo. El trabajo en redes Con el ánimo de brindar un espacio para el aprendizaje y el intercambio de experiencias, en diciembre de 2009 convocamos a la primera reunión para formar la Red Internacional de Huertos Escolares (www.redhuertos.org). La Red nació en San Cristóbal de Las Casas con un grupo de 15 personas (docentes, investigadores y ambientalistas), y ya se ha expandido desde Estados Unidos hasta la Patagonia, además de que se han integrado redes locales y regionales en la Ciudad de México, Veracruz y Chiapas. Hemos celebrado siete encuentros anuales y nos hemos convertido en un referente para personas interesadas en la educación en agroecología y soberanía alimentaria. Quienes participamos en los encuentros nos sentimos parte de una familia que comparte el deseo de mejorar la educación y la alimentación, y a la vez proteger el ambiente en donde vivimos. Por iniciativa de docentes involucrados en el programa de capacitación, en 2013 se formó la Red Chiapaneca de Huertos Escolares, hoy Red Chiapaneca de Huertos Educativos. Participan profesoras y profesores de preescolar a posgrado, gente dedicada a la investigación, organizaciones no gubernamentales, estudiantes y padres-madres de familia. Hay reuniones cada dos meses para conocer diferentes experiencias y compartir saberes, alimentos y semillas. Al inicio, esta red dependía del financiamiento y apoyo logístico del personal de nuestro proyecto de investigación, pero ya es autogestiva y cuenta con un equipo coordinador plural. Por otra parte, a fin de brindar más oportunidades de formación a docentes de todos los niveles educativos, en 2012 fundamos “Laboratorios para la Vida”, un programa de investigación-acción que ofrece un diplomado con módulos de ciencia, agroecología, alimentación y saberes locales. Las personas participantes diseñan actividades que involucran el huerto escolar, y las implementan con sus grupos en las escuelas. También proyectan un plan de continuidad, en el que les animamos a involucrar al resto de su comunidad escolar y a gente del entorno. En ese contexto, recientemente publicamos un manual de huertos escolares para docentes: Sembremos Ciencia y Conciencia http://redhuertos.org/Labvida/2016/03/17/manual/, que presenta muchas de las actividades planeadas para…

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