Vistas urbanas de Santiago de Compostela: de la ciudad imaginada a los primeros retratos de ciudad, en A. Vigo Trasancos, La ciudad y la mirada del artista (Santiago: Teófilo Edicións, 2014), pp. 319-349 (original) (raw)
En la reciente exposición L’immagine della città europea dal Rinascimento al Secolo dei Lumi, celebrada en el Museo Correr de Venecia entre el 8 de febrero y el 18 de mayo de 2014, comisariada por Cesare de Seta, última revisión internacional de los estudios de las vistas de ciudades en Europa, Fernando Marías ha vuelto a poner de manifiesto la escasez de panorámicas urbanas españolas en la Edad Moderna; que la mayoría corresponde a Madrid, las ciudades mediterráneas y las andaluzas; como su autoría pertenece mayoritariamente a artistas extranjeros, sobre todo italianos y flamencos; y que muchas ilustran atlas de todo tipo, se imprimieron o forman series de vistas pintadas en los palacios del monarca y la nobleza . Las ciudades del norte, salvo excepciones, carecen de representaciones, un hecho paradójico debido a la vitalidad del tráfico de personas y mercancías en varias de ellas, particularmente las costeras . En este vacío sobresale la carencia de panorámicas de Santiago de Compostela , objeto, en cambio, de numerosas descripciones en la literatura periegética de los peregrinos del camino . Ello sorprende dada su importancia histórica y su presencia en la cartografía desde al menos el siglo XI . La explicación se encuentra en el uso secular de una imagen simbólica medieval para referirse a ella originada posiblemente en la citada cartografía como Paul Harvey ha demostrado para otras ciudades europeas . Se trata de la representación de una iglesia inventada, alusiva al santuario apostólico, cuyo ejemplo más antiguo lo encontramos en el mapamundi del Beato del Burgo de Osma . En la Edad Moderna el ideograma de la ciudad se ha enriquecido y transformado constando de una muralla, refiriéndose a su carácter de plaza fuerte, y dentro una iglesia, alusiva a la Catedral. Lo encontramos en numerosos ejemplos de la cartografía histórica, desde su primera representación en la mapa del reino de Galicia de Hernando Ojea (fig. 1) en el Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius (1603) , y en algunas representaciones de tradiciones jacobeas como el relieve de la llegada de los peregrinos al Monte del Gozo, cuando contemplan por primera vez Compostela (fig. 2), o el del retorno a Santiago de las campanas de la iglesia del Apóstol, robadas años antes por Almanzor y trasladadas a Córdoba (fig. 3), ambos procedentes de la sillería de coro de la propia Catedral (1599-1608) . En los tres casos la ciudad se representa con sus murallas medievales almenadas y jalonadas de torreones defensivos, conteniendo en su interior diversas construcciones, una de ellas alusiva al santuario apostólico . Hay que esperar hasta la década de 1660 para que dos artistas extranjeros de paso por la ciudad, uno inglés y el otro italiano, dibujen los dos primeros retratos reales de Compostela. Ambos se realizan para ilustrar el diario de viaje de su señor, de cuyo séquito forman parte. Constituyen documentos gráficos excepcionales de la forma urbis de Santiago y testimonio del comienzo de la transformación de sus arquitecturas todavía medievales en otras modernas . La muralla y la Catedral mantienen su papel predominante y emblemático, la primera representada, paradójicamente, arruinada por falta de cuidados y abandono, y la segunda, en pleno proceso de renovación.