La politización de la vida y alguna de sus paradojas (original) (raw)
Comunicación en el L Congreso Filosofía Joven, Granada, 2013 El objetivo de la presente comunicación es realizar un recorrido por el concepto de biopoder, acuñado por Foucault casi al final de su vida y de su obra, analizando algunas de sus paradojas. Paradojas que aparecen, sobretodo, del lado de la muerte. Realizaré este análisis apoyándome en las denuncias del propio Foucault y de Agamben. Según Foucault, en el modelo de la soberanía, el derecho de vida y de muerte es un privilegio del soberano. El poder se ejerce sobre la vida en el momento en que el soberano puede matar. Se ejerce de una forma desequilibrada: se trata de hacer morir o de dejar vivir. En el siglo XIX se da una profunda transformación. El poder, a partir de este momento, tiende a incitar, reforzar y, sobretodo, aumentar las fuerzas que somete. El derecho de hacer morir empieza a desaparecer bajo las exigencias del poder que administra la vida. El poder se ejerce positivamente sobre la vida: no sólo vigila la vida, sino que produce efectos sobre ella. Es la mirada que encarcela y normaliza la vida. En un solo gesto secuestra la vida de la persona (su cuerpo, sus hábitos, sus deseos y sus instintos) y la vida de la especie (control regulador de poblaciones, de natalidad, de fecundidad). La aparición del biopoder se da en el momento en que los fenómenos propios de la vida, el simple hecho de vivir, entran en el orden del saber y del poder. Con el biopoder, aparece una descalificación de la muerte. El biopoder establece su fuerza en la vida. La muerte es el momento que no puede apresar, el límite, aquello que queda fuera de su control. Y es desde el lado de la muerte, que el biopoder presentará las sus mayores paradojas.