LA CIUDAD COMO CONSTRUCCIÓN MODERNA (original) (raw)
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EL ESTADO MODERNO CONSTITUCIÓN E INSTRUCCIÓN CÍVICA
Este material pertenece al Politécnico Grancolombiano y a la Red Ilumno. Por ende, son de uso exclusivo de las Instituciones adscritas a la Red Ilumno. Prohibida su reproducción total o parcial. ÍNDICE 1. El Estado Moderno 1.1. ¿Qué entendemos por Estado? 1.2. ¿Por qué el Estado es necesario? 1.3. El "Dilema del prisionero" y la necesidad del Estado GENERALIDADES DESARROLLO REFERENCIAS
Si bien Corrientes dada su antigüedad posee un interesante legado construido tanto del período colonial como de aquella arquitectura surgida de los conceptos decimonónicos del historicismo, posee cierta conciencia social de su valor avalados por una serie de mecanismos legales –casi siempre insuficientes- que apuntan a una relativa preservación; es el patrimonio arquitectónico del siglo XX, realidad común con la ciudad de Resistencia, quien manifiesta un mayor grado de indiferencia tanto ciudadana como legal. Leídas en su conjunto ambas ciudades presentan un interesante y compacto conjunto de obras modernas que van desde las experiencias racionalistas de fuerte impronta alemana hasta ejemplos característicos del art déco y otras vertientes que surgen de un proceso de consolidación de carácter pendular que bascula entre ambos extremos. El resultado de gran parte de este patrimonio moderno presenta por lo tanto un neto carácter de hibridación formal que puede considerase cercana en significado a las arquitecturas historicistas precedentes, léase siglo XIX.
MODERNIDAD, ESPACIO URBANO Y ARQUITECTURA FUNCIONALISTA
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Construcción de ciudadanos Este ensayo arbitra una disputa sobre los sentidos en el que los ciudadanos son '' construidos.'' El punto de vista liberal-democrático Teoría de ciudadanía como un estatuto jurídico que garantiza la igualdad política. Tal modo ignora el
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Son innumerables las investigaciones que se realizaron entre 1910 y 1945 sobre las formas residenciales que corresponden a un mundo sujeto a profundas transformaciones. La arquitectura moderna constituye la trama de fondo de la ciudad elaborada por la cultura arquitectónica de la primera mitad del S XX. A lo largo de los últimos años han incrementado los ataques contra la arquitectura moderna, basados en el rechazo de los modelos urbanos que aquélla habría generado. Las propuestas de la arquitectura moderna son vistas como rechazo de las formas históricas de construcción de la ciudad; pero con lo que verdaderamente rompe, es con la herencia de la ciudad ochocentista, para intentar recomponer los vínculos con la tradición positiva de la construcción de la ciudad. Nosotros trataremos de mostrar que la idea de ciudad no parte de una " tabula rasa " (borrón y cuenta nueva), sino que, por el contrario, define una red de anexos que la vinculan con el pasado. Esta cuestión es importante, ya que generalmente se utiliza este argumento para inculpar a la arquitectura moderna de todas las miserias de la ciudad contemporánea. Disolución de la ciudad tradicional Cuando hablamos de la ciudad tradicional nos referimos a un organismo urbano que se ha ido gestando hasta establecerse como una forma unitaria. Es un hecho perfectamente abarcable, homogéneo y cerrado; un lugar delimitado y autónomo que contiene elementos públicos y privados que garantizan su equilibrio. En la cultura tradicional lo que no es ciudad, es campo. En la segunda mitad del S XIX el desarrollo de una sociedad industrial y un sistema capitalista avanzado hizo que la ciudad tradicional se disolviera. La idea de metrópolis moderna está consolidada en los primeros años del S XX, y las representaciones, que la cultura de la época nos ofrece, poco tienen que ver con la imagen del mundo preindustrial. La indeterminación, la heterogeneidad y la fragmentación se presentan como los rasgos de la realidad urbana en gestación. La ciudad con la que se enfrenta la arquitectura del Movimiento Moderno es la ciudad dejada de herencia por el desarrollo industrial ochocentista y no la idílica ciudad tradicional. Las propuestas modernas no surgen de una ruptura con respecto a la ciudad tradicional, sino de una crítica radical a la ciudad heredada. Las modificaciones que experimenta la estructura urbana, a medida que se consolida la ciudad industrial, dependen de dos aspectos: la transformación de los tipos residenciales y el papel de las infraestructuras. En la ciudad tradicional, el tejido urbano estaba compuesto por casas unifamiliares. Unas del tipo de la casa patio: casa introvertida que se vincula a la calle, solo por la puerta de acceso, y que se une a las demás casas para dar formas a las manzanas (bloques compactos ahuecados por los patios). Y otras del tipo casa gótica-mercantil: casa formada sobre parcela estrecha y profunda, con jardín posterior, compuesta por una unidad familiar y un local para la actividad productiva, con acceso a la calle) Con la aparición de la industria se consuma la separación entre vivienda y trabajo. La presión demográfica provoca la densificación en altura y profundidad de los viejos tejidos residenciales. El negocio inmobiliario se convierte en una importante actividad económica. Se dan así las condiciones para sustituir masivamente la vivienda unifamiliar por la vivienda colectiva propia de la ciudad industrial. El elemento constitutivo en la formación de las ciudades industriales del S XIX pasa a ser el bloque urbano o manzana, compuesto por edificios residenciales colectivos. Con respecto a las infraestructuras, en la ciudad tradicional, la calle nace de las relaciones que establecen los edificios entre sí, y a su vez es el espacio público común a todos ellos. En cambio, la ciudad industrial (con sus rápidos ritmos de crecimiento y la incorporación de los nuevos sistemas de