"El papa Pío II Piccolomini y su confidente el cardenal Jacopo Ammannati como modelos de poesía y de vida para Rodrigo de Santaella" in Pro tantis redditur: Homenaje a Juan Gil en Sevilla. Ed. R. Carande Herrero / D. López-Cañete Quiles (Zaragoza: Pórtico, 2011), 337-347. (original) (raw)
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Humanismo y pervivencia del Mundo Clásico. V: Homenaje al profesor Juan Gil. Ed. José María Maestre Maestre et al., vol. 4, pp. 2215-2228., 2015
Upon completition of his studies in Arts and Theology at Bologna, Rodrigo de Santaella stayed for at least five years in Rome; here he was serving Cardinal Jacopo Ammannati-Piccolomini, who wrote a letter in Latin to him in 1476, and Pope Sixtus IV, to whom he delivered a sermon in Latin in 1477, and dedicated a dialogue in Latin in defence of ecclesiastical celibacy. He was a friend of humanist Francesco Filelfo and of Giacomo Gherardi and Antonio Malvicini, and he met, among other humanists, Bartolomeo Platina, the librarian of the Vatican. These relationships influenced to varying extents his ecclesiastical, political, social, religious and humanist activity.
This article deals with the complex and hitherto unpublished history of the arrival in Spain of two masterpieces of Sienese craftsmanship in silver and translucent enamel from the fourteenth century: the reliquary of the hand of St. Lucy in Toledo Cathedral and the San Segundo chalice in Ávila Cathedral. The import of these important liturgical and devotional pieces, both signed by the Sienese goldsmith Andrea Petrucci, is inextricably linked with the Italian sojourn of cardinal don Gil de Albornoz, archbishop of Toledo and later cardinal of San Clemente and Sabina, and papal legate. The patronage exercised by the Castilian cardinal and his circle in Italy accounts for the commission and acquisition of these pieces, whose complex itineraries would eventually conclude in Toledo and Ávila.
El paso del siglo XVI al XVII conoce una proliferación de la poesía de carácter hagiográfico y, más específicamente, un desarrollo del tratamiento celebrativo. Sus raíces se encuentran en los rasgos de la religiosidad barroca y en la búsqueda por la poesía cultista de una materia adecuada para su tratamiento estilístico elevado que sustituyera la propia de la épica renacentista. La multiplicación de certámenes y justas literarias es una de la manifestaciones de este acercamiento entre santos y poesía. En este marco se sitúa la poesía de Pedro Espinosa, en la que la materia hagiográfica muestra una línea de continuidad más significativa que la fractura tradicionalmente acentuada por la crítica entre una etapa profana y otra religiosa, tras su conversión personal. La participación del poeta en las justas sevillanas a la beatificación de Ignacio de Loyola dan cuenta de esta actitud, a la vez que sus composiciones recogidas en la Relación de Luque Fajardo (1610) sintetizan las tres grandes vías de acercamiento poético a las imágenes de la santidad, pero también los modelos genéricos característicos de una poética entre el conceptismo y el cultismo. El soneto epigramático, con la condensación del emblema, el discurso casi narrativo de la composición en décimas y las dos canciones con valor de odas celebrativas perfilan una imagen del fundador de los jesuitas, representan líneas características del tratamiento poético de la hagiografía y reúnen algunas de las líneas de desarrollo más importantes de la lírica de Espinosa y de su momento en España. El análisis retórico de los poemas confirma la estrecha relación que en estos años se establece entre santos y poesía.
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En l'Arxiu Històric de la ciutat de Barcelona, situat en l'antiga Casa Ardiaca, es conserva un plec imprés, de quatre pàgines, en quart, intitulat Pasillo dels amors de Roc y Pepa (Sg. Rom., Reg. 5337), el qual ens va cridar l'atenció pel seu peu d'impremta: