“América Latina: ¿volver a empezar? En Revista de Economía Mundial, núm. 18. Homenaje a Martínez Cortiña. Sociedad de Economía Mundial. 2008. (original) (raw)
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América Latina:¿ volver a empezar?
2008
América Latina está comenzado el siglo XXI con una situación positiva en cuanto a los equilibrios macroeconómicos, con un cierto logro en la recuperación de la soberanía sobre sus instrumentos de política pero con evidentes debilidades internas que van desde la reprimarización de sus exportaciones al mantenimiento de grandes desigualdades en los niveles de rentas, además de la permanente diversidad existente en el continente que hace difícil considerar la región como un todo relativamente homogéneo. Este hecho se puede presentar como un atractivo para plantear orientaciones diferenciadas o con propósitos de desarrollo nacional específicos en cada caso.
América Latina y Europa: ¿Repetir o reinventar un ciclo?
Introducción En la coyuntura actual de transición, América Latina y Caribe (ALC) y la Unión Europea (UE) se enfrentan a las consecuencias de la gran depresión de inicios del siglo XXI (Tokatlian, 2012) con tensiones sociales, políticas y económicas que cuestionan modelos de desarrollo que hace una década parecían exitosos. Las relaciones entre ALC y la UE han mantenido una dinámica compleja en la que se entremezclan elementos de continuidad y cambio influenciados por variables regio-nales y extra-regionales. La paulatina institucionalización y ampliación de sus relaciones contrastan, paradójicamente, con sus escasos avances y visibilidad. Comparado con los años ochenta, cuando la UE apenas inició su diálogo con la región, Europa tiene hoy menos presencia e influencia en América Latina que entonces. El poder normativo de una UE más vulnerable y débil es menor y ALC aparece como una región más cohesionada, democrática y activa en el escenario internacional.
América Latina mira hacia África. Apuntes sobre un reencuentro
Espaciotiempo. Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales, 2015
El artículo hace un repaso del acercamiento que hay entre algunos países de América Latina y África en el contexto de los nuevos equilibrios del poder a nivel regional y global. Se revisan las estrategias emprendidas por Brasil, Cuba, México y Venezuela, tomando en consideración la experiencia histórica y la proyección que hace cada uno de estos países respecto a su posicionamiento internacional. En términos generales se plantea que hay acciones claras que nos ilustran un nuevo interés por África que, no es igual entre los países latinoamericanos, pero que nos habla de una nueva era en la política exterior tanto africana como latinoamericana.
Revista de Economía Mundia, 2013
Con la necesidad de ofrecer explicaciones a la crisis, parece que los argumentos complacientes con la globalización han perdido audiencia en favor de enfoques que ahondan en sus disfunciones. Algunos de ellos los podemos encontrar en las distintas formas con que los autores de este libro atacan la problemática. Y ésta es plantear la situación y opciones de futuro de la integración latinoamericana. Pero para ello hay que determinar los factores y procesos que han estructurado sus economías y delimitar en qué pueden contribuir los distintos programas de integración al desarrollo económico y social de América Latina. De ahí que encontremos perspectivas pesimistas sobre la globalización junto a otras que enfatizan la regionalización del comercio mundial, al presentar los fundamentos económicos con que la región enfrentó el regionalismo abierto. En cualquier caso, todas las aportaciones se reúnen, mas allá de los movimientos de capital financiero, en el análisis sobre la producción y el empleo.
América Latina ante la nueva economía
2001
Nos encontramos ante un nuevo contexto cuyos atributos más sobresalientes son la información y el conocimiento, la globalización y la interconexión en redes. Esta situación exige que ningún país pueda demorar la implantación efectiva de políticas públicas integrales que faciliten la transición hacia esta nueva economía del conocimiento. No obstante, constituye una realidad el hecho de que los procesos de inserción en este contexto son intensos pero parciales, heterogéneos y desequilibrados. Por ello, el presente artículo pretende abordar específicamente en qué términos se está produciendo la transición hacia la nueva economía en los países de América Latina y el Caribe para detectar, así, los desafíos que esta integración plantea en cuanto a su desarrollo. La nueva economía no es la que viene, es en la que estamos ya, la que se está desarrollando desigual y contradictoriamente en todas las partes del mundo y que se caracteriza por ser informacional, global y estar conectada en redes (Castells, 2000a). Efectivamente, en primer lugar, se trata de una economía centrada en la información y el conocimiento1 , aspectos que se convierten en los factores clave de la producción, la productividad y la competitividad de todos los agentes involucrados en este nuevo paradigma (empresas pero, también, ciudades, regiones e, incluso, naciones) y, consecuentemente, en la herramienta esencial del desarrollo económico y social de nuestro mundo. Ello significa que ninguno de dichos agentes podrá incorporarse a la nueva economía sin asimilar, previamente, el sistema tecnológico de la era de la información lo que, sin implicar necesariamente la producción local de hardware tecnológico, exige la habilidad para utilizar tecnologías avanzadas de información y comunicación así como la capacidad para reorganizar la sociedad (Castells, 1998). En segundo lugar, la nueva economía es una economía global; es decir, "cuyos componentes nucleares tienen la capacidad institucional, organizativa y tecnológica de funcionar como una unidad en tiempo real, o en un tiempo establecido, a escala planetaria" (Castells, 2000b). Una economía globalizada no necesariamente tiene que estar fuertemente internacionalizada o mundializada (Couriel, 1998). De este modo, su principal característica estriba en que muchas de las decisiones políticas o regulaciones que van a afectar decisivamente nuestras vidas se toman fuera del espacio nacional, en uno de tipo transnacional no configurado institucionalmente como espacio ni como comunidad política. Para Estefanía (1998), entre otros autores, y en términos generales, tres son las causas que han conducido a esta nueva situación: 1) la aceleración de los ritmos de apertura económica y de los intercambios de mercancías y servicios, 2) la liberalización de los mercados de capitales que ha integrado las plazas financieras y las bolsas de valores de todo el mundo, haciéndolas interdependientes y 3) la revolución de la tecnología, la información y las comunicaciones a la que ya nos hemos referido con anterioridad. Finalmente, esta economía informacional y global es, a su vez, una economía en red. Y es que lo más propio de la explosión tecnológica y de la digitalización electrónica se refiere a sus efectos de integración, interconexión y formación de redes que constituyen la nueva morfología social de nuestras sociedades y cuya difusión lógica modifica sustancialmente la operación y resultados de los procesos de producción, experiencia, poder y cultura desconcentrándolos geográficamente para volverlos más flexibles y adaptables a las cambiantes condiciones de la actual economía, interconectada y global. Ante esta situación, no cabe duda de que ningún país puede demorar la implantación efectiva de políticas públicas integrales que faciliten el acceso a la nueva economía del conocimiento que describimos. No obstante, constituye una realidad el hecho de que los procesos de inserción en este contexto son intensos pero parciales, heterogéneos y desequilibrados (Bouzas y Ffrench Davis, 1998). El impacto sobre el crecimiento y la composición de la actividad económica, las características del empleo, las formas de organizar los procesos productivos, las expresiones culturales o los patrones de interacción social, por hacer referencia sólo a algunos importantes aspectos, es diferente según la región del mundo considerada. Por ello, es menester abordar específicamente en qué términos se está produciendo la transición hacia la nueva economía en los países de América Latina y el Caribe para detectar, así, los desafíos que esta integración plantea en cuanto a su desarrollo.
América Latina en el nuevo orden económico internacional
Boletin Informativo Del Censud, 2011
Latina ante la crisis global Varios países de América Latina han celebrado o están celebrando la epopeya de su Bicentenario. Ante tan importante circunstancia, resulta apropiado reflexionar sobre aspectos importantes que caracterizan a tales países. Así, pues, se puede describir a América Latina como a una región que ha experimentado grandes paradojas en términos de estabilidad e inestabilidad, prosperidad e inequidad así como de progresos y retrocesos. Aunque el registro histórico muestra resultados de luces y sombras, el panorama actual de la región muestra signos más propicios.
América Latina en la economía mundial
El libro Desarrollo Económico de América Latina desde la Independencia trata de abordar como es que se pretende generalizar el funcionamiento de la economía en América Latina, tomando como premisa las diversas limitantes que hay entre naciones (geografía, clima, cultura y recursos naturales) , ya que estos países muestran un conjunto de características comunes con cual es posible entender su trayectoria económica y social. Toman en consideración las diferentes estructuras productivas en los países, argumentando que algunas características se han mantenido durante mucho tiempo en la economía latinoamericana