"Egipto: de Mubarak a Sisi. Ejército y autoritarismo" La primavera árabe revisitada: retorno del autoritarismo, choque de islamismos. Thomson Reuters ARANZADI. Madrid 2015 (pp101-120) (original) (raw)
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Anuario de Derecho Eclesiástico del Estado, 2018
La obra que se recensiona es fruto del trabajo colectivo de diez autores, coordinados por el profesor Ignacio Álvarez-Ossorio (Universidad de Alicante). Publicada transcurridos cinco años después del inicio de las revueltas, constituye una descripción de los acontecimientos en los que se circunscribieron estos sucesos y de las repercusiones que acarrearon en el tejido social de los países afectados, a través de un análisis de las circunstancias propias de cada territorio y las situaciones concretas que han impedido el avance hacia las anheladas transiciones democráticas. En ella se ofrece una interesante visión de los aspectos culturales, jurídicos, socioeconómicos y geopolíticos más destacados de estas revueltas, se analiza de forma pormenorizada su repercusión en los sistemas organizativos y gubernamentales de Túnez, Egipto, Libia, Siria, Turquía y los Territorios Palestinos, y se reflexiona acerca del posicionamiento y la influencia que sobre este proceso proyectaron los Estados Unidos y la Unión Europea.
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2015
Este libro que coordina Ignacio Álvarez-Ossorio, "La primavera árabe revisitada: estados fallidos y retorno al autoritarismo", busca realizar un balance de cuatro años de experiencias políticas en el mundo árabe señalando, desde el mismo título, sus fracasos y esterilidades: el riesgo de constituir estados fallidos –como Libia o Yemen, o la misma Siria- y el retorno de la vieja política del autoritarismo del que nunca supo la región salir de él. Un plantel de especialistas de diversas Universidades españolas y alguna latinoamericana abordan los principales aspectos del fenómeno, lo enmarcan en su contexto internacional y se detienen en los principales países en los que se han vivido agitaciones y crisis ligadas a la que se llamó primavera árabe. Un balance académico muy oportuno y necesario para ayudar a comprender lo que con demasiada frecuencia se simplifica y desconoce.
Neomubarakismo: al-Sisi y la nueva cara del autoritarismo en Egipto
El propósito de este artículo es evidenciar cómo se renovó el autoritarismo en Egipto tras la caída de Mubarak. A través de la reconstrucción de las acciones de los principales actores políticos egipcios se demuestra que las demandas de democratización que surgieron en la “primavera” de 2011 significaron solo un cambio en la personificación del autoritarismo, pero no del autoritarismo institucionalizado de los militares. También se establece que esa estructura ha sido legitimada por el actual presidente al-Sisi mediante la restitución o “corrección” de diversas prácticas de la era Mubarak, recurriendo a medidas más represivas, la reincorporación de las viejas figuras mubarakistas y un discurso nacionalista más agresivo. A estas prácticas se les denomina en este estudio neomubarakismo. The purpose of this article is to show how authoritarianism was renewed in Egypt after the fall of Mubarak. Through a reconstruction of the actions of Egypt’s main political actors, it demonstrates that the demands for democratization which arose in the “spring” of 2011 simply meant a change in the personification of authoritarianism, rather than a change in the institutionalized authoritarianism of the military. Furthermore, it establishes that this structure has been legitimized by current President al-Sisi through the restitution or “correction” of various practices of the Mubarak era, by resorting to repressive measures, reincorporating old Mubarakist methods, and making use of more aggressive nationalistic discourse. In this study, such practices are denominated neomubarakism.
Primavera democrática árabe:¿ otoño islamista?
Cambio de ciclo: crisis, resistencias y respuestas …, 2012
Apenas ha transcurrido un año de las revueltas populares que provocaron la caída de Ben Ali en Túnez y Mubarak en Egipto y ya se empieza a hablar de que la primavera democrática ha dejado lugar a un otoño islamista. Este pesimismo estaría motivado por la victoria electoral de Ennahda en Túnez, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD) en Marruecos y el Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ) en Egipto. Aunque no fueron los principales protagonistas de la Primavera Árabe, los islamistas han sido, sin duda, quienes más se han beneficiado de ella rentabilizando su dilatada trayectoria opositora y su vasta implantación en las sociedades árabes. Todo ello a pesar de que sus valores conservadores y tradicionales se sitúan en las antípodas de los que defendidos por los jóvenes revolucionarios: la democracia, la libertad, la justicia y los derechos del hombre. * Este articulo se enmarca en la investigación dentro del proyecto I+D del MICINN 'Sociedad civil y contestación política en Oriente Medio: dinámicas internas y estrategias externas' (CSO2009-11729).
La consolidación del autoritarismo en el Egipto de Al Sisi
Egipto comenzó el año 2018 con el anuncio por parte de la recién creada Autoridad Nacional Electoral (ANE) de la convocatoria de las elecciones presidenciales, las terceras desde el estallido de la revolución de enero de 2011 que forzó la renuncia de Hosni Mubarak. Estas tendrían lugar del 26 al 28 de marzo en primera vuelta y los candidatos contarían, oficialmente, con apenas un mes para hacer campaña. Tanto el calendario como las condiciones que debían cumplir aquellos que quisieran competir contra el actual presidente, el militar Abdel Fattah Al Sisi, estaban diseñados para que este pudiera erigirse como la única opción. Y así ocurrió. El 2 de abril la ANE dio a conocer los resultados definitivos que, sin sorpresas, daban como vencedor a Al Sisi con el 97,08% de los votos, prácticamente el mismo porcentaje que el obtenido en 2014 1 . Un 2,92% obtuvo su único contrincante, Musa Mustafa Musa, un político de perfil bajo y presidente del partido Ghad a quien se empujó en el último momento a presentar su candidatura mientras solicitaba avales para la reelección de Al Sisi, de ahí que se le haya denominado "el candidato comparsa". Ante esta victoria más que evidente de Al Sisi, el dato de la participación resultaba lo más relevante de estos comicios teniendo en cuenta, además, que toda la oposición había llamado al boicot. Según los datos oficiales acudió a votar, tanto en territorio egipcio como en el exterior, el 41% del censo, es decir, la participación fue seis puntos menor a la alcanzada en 2014, un 47%. Respecto al porcentaje de votos nulos, este fue del 7,27% -en 2014 fue del 4%-, por lo que se depositaron más votos nulos que a favor del segundo candidato. Según la ANE no se habían presentado reclamaciones ni infracciones significativas por parte de los candidatos, ni tampoco de procedimiento por parte de las 54 organizaciones e instituciones nacionales e internacionales que actuaron como observadoras 2 . Todas ellas fueron seleccionadas por la propia ANE y su observación ha sido más bien simbólica al no cuestionar la legitimidad de los comicios. Entre las extranjeras no se encontraban ni la Unión Europea ni Democracy International -que sí monitorizaron las de 2014-, y entre las nacionales la mayoría eran del ámbito del desarrollo y vinculadas al régimen, o incluso de carácter estatal. La ausencia de impugnaciones resulta sorprendente tras haberse conocido por medios de comunicación locales y extranjeros que la Administración, junto a empresarios afines al régimen, había puesto en marcha todo tipo de maniobras para incitar al voto: desde ampliar una hora la última jornada de votación, hasta amenazar con aplicar la multa de 500 libras a quien no fuera a votar, trasladar a funcionarios hasta los colegios electorales o entregar arroz y aceite a la salida de los lugares de votación 3 . Todas ellas artimañas para legitimar un segundo mandato de Al Sisi hasta 2022 que no son sino el reflejo de una crispación autoritaria que pone en evidencia su fragilidad.
2013
Las revueltas árabes que estallaron en diciembre de 2010 provocaron las caídas de los regímenes de Ben Ali en Túnez, Mubarak en Egipto, Gaddafi en Libia y Saleh en Yemen. También abrieron el proceso de transición en Siria y cambios constitucionales en Marruecos. En la mayoría de los casos, estas revueltas han sido protagonizadas por jóvenes que espontáneamente tomaron las plazas y también por sindicatos obreros, allí donde su implantación es significativa. Sin embargo, en Túnez y en Egipto los mayores réditos de la caída de los regímenes los han recogido los grupos islamistas en forma de victorias electorales. La emergencia de gobiernos dominados por los islamistas en estos países ha provocado un cambio radical en la política árabe. El islam político ha vuelto al primer plano de la política árabe e internacional, lo que obliga a realizar nuevos análisis, ya que el islamismo ha evolucionado desde los años ochenta y noventa del siglo pasado. Este libro hace un recorrido por los distintos grupos islamistas mayoritarios en la región del Mediterráneo sur, desde el AKP turco hasta el islamismo mauritano.