LOS SECRETOS DE LA ATLANTIDA (original) (raw)

A Nicolás Roerich , pintor, explorador y filósofo, a quien debemos estos versos dedicados a una raza olvidada: Nosotros no sabemos. Pero ellas, sí, Las piedras lo saben, y lo recuerdan. Unas máquinas surcaban tos aires^ Un fuego liquido apareció, y derramó su luz, la chispa de la vida y de la muerte. Masas de piedras surgieron por la fuerza del espíritu. Celaban las escrituras sus sabios secretos$ y ahora todo nos es revelado. PREFACIO Las páginas que siguen están escritas a lo largo de esa huidiza frontera que separa la ciencia de la fantasía. Heinrich Schliemann paseaba, con la Ilíada de Homero en la mano, cuando encontró la legendaria Troya. El profesor Hermann Oberth me confesó que la lectura de De la Tierra a la Luna, de Julio Verne, le indujo a convertir una novela en fórmulas de cohetes. La ficción de hoy será la realidad de mañana. Esta obra se propone atraer la atención de los medios científicos y del gran público sobre uno de los grandes misterios de este mundo. ¿Dejó la Atlántida depósitos de oro y otros te-soros enterrados bajo las Pirámides y la Esfinge, como pretende una antigua tradición? Con motivo de la Exposición Internacional de 1964, se enterró en Nueva York una cápsula conteniendo 44 objetos, testigos de nuestra época. Nuestros predecesores históricos pudieron haber actuado del mismo modo, legando a las edades futuras objetos y manuscritos de inapreciable valor. En 1967, la República Árabe Unida y los Estados Unidos acometieron conjuntamente él «Proyecto de las Pirámides», cuyo objeto es someter estos edificios a las radiaciones cósmicas, PREFACIO a fin de determinar la existencia y la situación exacta de criptas secretas. Las exploraciones en profundidad realizadas en Gizeh podrían culminar en un gran descubrimiento arqueológico. En nuestra época, en que la ciencia realiza progresos sin parangón en el pasado, parece llegado el momento de explorar ciertos terrenos desconocidos a fin de anticipar y estimular nuevos descubrimientos. En sus investigaciones, el autor no ha dejado de inspirarse en el precepto de Galüeo: «Libremente interrogar y libremente responder.» EL DESTINO DE LA ATLANTIDA EL MAR Y EL VOLCÁN DESATAN SU FUROR CONTRA LA TIERRA «En un instante, el cielo se volvió completamente negro, y, al instante siguiente, lo vi convertido en un ascua de fuego. La oscuridad y su rápida transformación sobrepasaban todo lo imaginable; si insistiera sobre ello, no se me creería.» Así escribía un testigo de la erupción del Krakatoa en 1833 (1) *