“’En la sala de lecturas del infierno” Poesía infrarrealista y figuras de escritor en la obra de Roberto Bolaño” en Celina Manzoni (ed.) Errancia y escritura en la literatura latinoamericana. Jaén: Alcalá editores, 2009, págs. 43-58. (original) (raw)
Luego de la publicación de Los detectives salvajes, la narrativa de Roberto Bolaño cobra relevancia en el panorama de la literatura latinoamericana contemporánea. Los premios Herralde y Rómulo Gallegos, el reconocimiento de la crítica y la construcción de su figura como la de un escritor de culto participan de un proceso de consagración que se intensifica a partir de su muerte y al que contribuye la edición póstuma de su novela más ambiciosa, 2666. Sin embargo, la trayectoria literaria de Bolaño comienza en México mucho antes que su éxito editorial: desde los 70, como integrante del movimiento infrarrealista escribe poesía y artículos críticos. El abordaje de aquellos primeros textos permite pensar algunas problemáticas presentes en su obra posterior: las tensiones entre poesía y prosa, entre diversas figuras de escritor, entre modos diversos de representar el vínculo entre literatura y revolución, entre mercado y compromiso. Las tensiones entre ética y estética, la idea de la poesía como un arma que permite subvertir la cotidianeidad, la marginalidad militante del poeta, la presencia del errabundeo como medio de percepción de la realidad que debe representar el poema son algunas de las persistencias que hallamos en los textos poéticos y programáticos infrarrealistas que Roberto Bolaño publica en los 70. El recorrido por esos textos casi olvidados permitió, por un lado, analizar ciertos rasgos de la concepción estética que cobra cuerpo en sus primeras producciones literarias y, por otro, delinear una poética cuyos ecos resuenan en las contradictorias figuras de escritor de su narrativa de los 90. En 1976, Bolaño interroga desde el último verso de Reinventar el amor: “De la infrarrealidad venimos, ¿a dónde vamos?”. La interpelación se lanza hacia el futuro y cifra su respuesta en un más allá del texto. La promesa infrarrealista que se proyecta hacia un porvenir en el que ética y estética unidas subviertan la realidad no tarda en desvanecerse. “De dónde viene la nueva literatura latinoamericana” se pregunta Bolaño veintiséis años después de haber trazado en las páginas de Plural una respuesta que en 2003 exhibe sus imposibilidades. Para los escritores latinoamericanos del siglo XXI, el presente ha cambiado de signo: la era de la utopía revolucionaria se esfuma dejando su lugar a la era de la globalización. Para Bolaño, la tensión entre poetas de la intemperie y poetas de oficio se resuelve en el actual panorama a favor de la inclusión: la nueva literatura latinoamericana viene del miedo a quedarse fuera de los ámbitos de consagración previstos por la industria editorial, exclusión que amenaza con una estadía demasiado prolongada en los dominios de la intemperie. En el siglo XXI, los poetas de Latinoamérica ya no crean instalados “en la sala de lecturas del infierno”. Frente a los autores que se mueven al ritmo de los vaivenes de la industria editorial globalizada, los textos de Bolaño presentan una casta opuesta de escritores. Con la clara convicción de que en la literatura siempre se pierde, Roberto Bolaño –como en los 70- incluye en sus textos a los “verdaderos poetas”: dueños de la intemperie, único lugar, para ellos, posible.