El arte actual ante el arte primitivo (original) (raw)

[Otra edición en: Atlántida, vol. IV, n.º 16, julio-agosto, 1965, 363-370. Editado aquí en versión digital por cortesía de los herederos del autor, como parte de su Obra Completa, con cita de la paginación original]. La comprensión de la obra de arte, su estimación y respetuosa valoración han pa-sado a ser un lugar común entre todo tipo de gentes cíe nuestra sociedad. Personas cul-tas o incultas se ofenderían sí las juzgáramos insensibles o ajenas al goce del arte humano. Esta general estimación de la creación artística en la sociedad actual llega a la más completa popularización precisamente cuando todas las artes, tanto las plásticas como la poesía y la música, rompen desde hace unos cuantos años y cada vez con mayor audacia sus normas de expresión. Ante esta ya tan generalizada y cultivada ruta «moderna» del arte, su valoración desconcierta y exige nuevas bases de juicio, nuevas normas de estimación de la obra ar-tística. Comprender el arte que llamamos moderno requiere todo un quehacer intelec-tual. Ciertamente que la crítica casi nunca aborda de manera general y objetiva esta ne-cesaria tarea de abrir la comprensión y, por tanto, el goce intelectivo y valoración de la obra de arte. La prosa más o menos clara de los críticos suele dirigirse a enjuiciar algo individual y transitorio, como es una exposición más o menos general o la obra de un artista o las creaciones de una determinada corriente. Quisiéramos acercarnos ahora a tan sugestivo tema desde el campo de observación que nos ofrece el panorama histórico del arte universal, sobre todo del arte prehistórico y de los pueblos primitivos actuales, en los que cabe encontrar enseñanzas que ayudan a comprender de manera permanente la creación de obras de arte, en cualquier tiempo, en cualquier cultura y según cualquier técnica o modo de expresión. I. EL ORIGEN DE LA CREACIÓN ARTÍSTICA La contemplación de tan diversas obras de arte como se han creado a lo largo de los tiempos en los más variados espacios geográficos y ámbitos culturales, empuja a [-363→364] plantearse estos problemas fundamentales: ¿Cuándo se originó el primer arte? ¿Cómo se crea la obra de arte? ¿Por qué causa siguen naciendo obras de arte en todos los tiempos y culturas? ¿En qué campo de aquellos en que se nos ofrece la creación artística —poesía, música y artes plásticas— y en qué forma se hizo primero patente en cada uno de estos campos la obra de arte? La crítica artística y aun la misma historia del arte, tal y como se cultiva en nues-tros medios universitarios e intelectuales, ha dedicado en general poca atención a profundizar sobre estos problemas. Creo que la causa de que cuestiones tan básicas no se aborden, reside en la cómoda y generalizada idea que ha llegado a ser lugar común, según la cual todos atribuimos el origen del arte a un simple gusto y goce de lo bello,