"La política como vocación" (original) (raw)

La conferencia que, accediendo a sus deseos, he de pronunciar hoy los defraudará por diversas razones. De una exposición sobre la política como vocación esperarán ustedes, incluso sin proponérselo, una toma de posición frente a los problemas del momento presente. Esto, sin embargo, lo haré sólo al final, de un modo puramente formal y en conexión con determinadas cuestiones relativas a la importancia de la actividad política dentro del marco general de la conducta humana. De la conferencia de hoy quedarán excluidas, por el contrario, todas las cuestiones concernientes a la política que debemos hacer, es decir, al contenido que debemos dar a nuestro quehacer político. Estas cuestiones nada tiene que ver con el problema general de qué es y qué significa la política como vocación. Pasemos, pues, a nuestro tema. ¿Qué entendemos por política? El concepto es extraordinariamente amplio y abarca cualquier género de actividad directiva autónoma. Se habla de la política de divisas de los bancos, de la política de descuento del Reichsbank, de la política de un sindicato durante una huelga, y se puede hablar igualmente de la política escolar de una ciudad o de una aldea, de al política de la presidencia de una asociación e incluso de la política de una esposa astuta que trata de gobernar a su marido. Naturalmente, no es este amplísimo concepto el que servirá de base a nuestras consideraciones en la tarde hoy. Por política entenderemos solamente la dirección o la influencia sobre la dirección de una asociación política, es decir, en nuestro tiempo, de un estado. ¿Pero qué es, desde el punto de vista de la consideración sociológica, una asociación "política"? Tampoco es éste un concepto que pueda ser sociológicamente definido a partir del contenido de su actividad. Resulta difícil encontrar una tarea que no haya sido acometida por una asociación política y, por otra parte, tampoco hay ninguna tarea de la que pueda decirse que haya sido siempre competencia exclusiva de esas asociaciones políticas que hoy llamamos estados o de las que fueron históricamente antecedentes del estado moderno. Dicho estado sólo es definible sociológicamente por referencia a un medio específico que él, como toda asociación política, posee: la violencia física. "Todo estado está fundado en la violencia", dijo Trotsky en Brest-Livosk. Objetivamente esto es cierto. Si solamente existieran configuraciones sociales que ignorasen el medio de la violencia habría desaparecido el concepto de "estado" y se habría instaurado lo que, en este sentido específico, llamaríamos "anarquía". La violencia no es, naturalmente, ni el medio normal ni el único