Democracia, ciudadanía y participación. apuntes para la discusión (original) (raw)
La noción de democracia encuentra sus fundamentos en la antigua Atenas, allá por el siglo V, durante el gobierno del legendario político y orador llamado Pericles. Este concepto proviene de dos vocablos: Demos, traducido como pueblo, y Krátos, que significa poder. Esto nos indica que la democracia alude al poder del pueblo, que el pueblo es el soberano. Como diría Rousseau (2004), el soberano es la colectividad o el pueblo, lo que a su vez nos lleva a determinar que la titularidad del poder recae en el conjunto de la sociedad. De esta manera, siendo el pueblo el soberano es quien tiene la facultad de darse el gobierno que mejor le convenga para la consecución de sus fines y dictarse las leyes que habrán de regir la vida en común. Para los griegos la mejor forma de gobierno consistía en reconocer la vida política como el ámbito propicio para la construcción del bien común. Esta tradición se distingue por establecer fuertes vínculos entre las nociones de virtud y participación cívica, características ambas, presentes en la concepción ateniense de ciudadanía, entendida ésta como la relación y el vínculo político entre el individuo y la comunidad de residencia. La democracia que a su vez se desprende de esta tradición, es la llamada democracia participativa y deliberativa, que según dirá Sartori (2000), es " …el ejercicio en propio y, en ese sentido, directo del poder. Esta forma de democracia se funda sobre la participación de los ciudadanos en el gobierno de su ciudad: es la democracia de la polis ". Así, la libertad de los atenienses se resolvía totalmente mediante su participación en el poder y en el ejercicio colectivo del mismo.