El pequeno nicolas (original) (raw)

EL EVANGELIO DE NICODEMO

realizado a su entrada en el pretorio I 1. Yo, Emeo, israelita de nación, doctor de la ley de Palestina, intérprete de las Divinas Escrituras, lleno de fe en la grandeza de Nuestro Señor Jesucristo, revestido del carácter sagrado del santo bautismo, e investigador de las cosas que acaecieron, y que hicieron los judíos, bajo la gobernación de Cneo Poncio Pilatos, trayendo a la memoria el relato de esos hechos, escrito por Nicodemo en lengua hebrea, lo traduje en lengua griega, para darlo a conocer a todos los que adoran el nombre del Salvador del mundo. 2. Y lo he hecho bajo el imperio de Flavio Teodosio, en el año decimoctavo de su reinado y bajo Valentiniano. 3. Y os suplico a cuantos leáis tales cosas, en libros griegos o latinos, que oréis por mí, pobre pecador, a fin de que Dios me sea favorable y que me perdone todas las culpas que haya cometido. Con lo cual, y deseando paz a los lectores y salud a los que entiendan, termino mi prefacio. 4. Lo que voy a contar ocurrió el año decimoctavo del reinado de Tiberio César, emperador de los romanos, y de Herodes, hijo de Herodes, monarca de Galilea, el año decimoctavo de su dominación, el ocho de las calendas de abril, que es el día 25 del mes de marzo, bajo el consulado de Rufino y de Rubelión, el año IV de la olimpiada 202, cuando Josefo y Caifás eran grandes sacerdotes de los judíos. Entonces escribió Nicodemo, en lengua hebrea, todo lo sucedido en la pasión y en la crucifixión de Jesús. 5. Y fue que varios judíos de calidad, Anás, Caifás, Sommas, Dathan, Gamaliel, Judas, Leví, Nephtalim, Alejandro, Siro y otros príncipes visitaron a Pilatos y acusaron a Jesús de muchas cosas malas, diciendo: Nosotros lo conocemos por hijo de José el carpintero y por nacido de María. Sin embargo, él pretende que es hijo de Dios y rey de todos los hombres, y no sólo con palabras, más con hechos, profana el sábado y viola la ley de nuestros padres. 6. Preguntó Pilatos: ¿Qué es lo que dice, y qué es lo que quiere disolver en vuestro pueblo? 7. Y los judíos contestaron: La ley, confirmada por nuestras costumbres, manda santificar el sábado y prohíbe curar en este día. Más Jesús, en él, cura ciegos, sordos, cojos, paralíticos, leprosos, poseídos, sin ver que ejecuta malas acciones. 8. Pilatos repuso: ¿Cómo pueden ser malas acciones esas? 9. Y ellos replicaron: Mago es, puesto que por Beelzebuh, príncipe de los demonios, expulsa los demonios, y por él también todas las cosas le están sometidas. 10. Dijo Pilatos: No es el espíritu inmundo quien puede expulsar los demonios, sino la virtud de Dios. 11. Pero uno de los judíos respondió por todos: Te rogamos hagas venir a Jesús a tu tribunal, para que lo veas y lo oigas. 12. Y Pilatos llamó a un mensajero y le ordenó: Trae a Jesús a mi presencia y trátalo con dulzura. 13. Y el mensajero salió, y habiendo visto a Jesús, a quien muy bien conocía, tendió su manto ante él y se arrojó a sus pies, diciéndole: Señor, camina sobre este manto de tu siervo, porque el gobernador te llama. 14. Viendo lo cual, los judíos, llenos de enejo, se dirigieron en son de queja a Pilatos, y le dijeron: Debieras haberlo mandado traer a tu presencia no por un mensajero, sino por la voz de tu heraldo. Porque el mensajero, al verlo, lo adoró y extendió ante Jesús su manto, rogándole que caminase sobre él. 15. Y Pilatos llamó al mensajero y le preguntó: ¿por qué obraste así? 16. El mensajero, respondiendo, dijo: Cuando me enviaste a Jerusalén cerca de Alejandro, vi a Jesús caballero sobre un asno y a los niños de los hebreos que, con ramas de árbol en sus manos, gritaban: Salve, hijo de David. Y otros, extendiendo sus vestidos por el camino, decían: Salud al que está en los cielos. Bendito el que viene en nombre del Señor. 17. Más, los judíos respondieron al mensajero, exclamando: Aquellos niños de los hebreos se expresaban en hebreo. ¿Cómo tú, que eres griego, comprendiste palabras pronunciadas en una lengua que no es la tuya? 18. Y el mensajero contestó: Interrogué a uno de los judíos sobre lo que quería decir lo que pronunciaban en hebreo, y él me lo explicó. 19. Entonces Pilatos intervino, preguntando: ¿Cuál era la exclamación que pronunciaban en hebreo? Y los judíos respondieron: Hosanna. Y Pilatos repuso: ¿Cuál es la significación de ese término? Y los judíos replicaron: ¡Señor, salud! Y Pilatos dijo: Vosotros mismos confirmáis que los niños se expresaban de ese modo. ¿En qué, pues, es culpable el mensajero? 20. Y los judíos se callaron. Más el gobernador dijo al mensajero: Sal, e introdúcelo. 21. Y el mensajero fue hacia Jesús, y le dijo: Señor, entra, porque el gobernador te llama. 22. Y, al entrar Jesús en el Pretorio, las imágenes que los abanderados llevaban por encima de sus estandartes se inclinaron por sí mismas y adoraron a aquél. Y los judíos, viendo que las imágenes se habían inclinado por sí mismas para adorar a Jesús, elevaron gran clamoreo contra los abanderados. 23. Entonces Pilatos dijo a los judíos: Noto que no rendís homenaje a Jesús, a pesar de que ante él se han inclinado las imágenes para saludarlo y, en cambio, despotricáis contra los abanderados, como si

NICOLÁS MAQUIAVELO EL PRÍNCIPE

INDICE Reseña biográfica Dedicatoria Capítulo I-De las varias clases de principados y del modo de adquirirlos Capítulo II-De los principados hereditarios Capítulo III-De los principados mixtos Capítulo IV-Por qué, ocupado el reino de Darío por Alejandro, no se rebeló contra sus sucesores después de su muerte Capítulo V-De qué manera deben gobernarse los Estados que, antes de ocupados por un nuevo príncipe, se regían por leyes propias Capítulo VI-De los principados que se adquieren por el valor personal y con las armas propias Capítulo VII-De los principados nuevos que se adquieren por la fortuna y con las armas ajenas Capítulo VIII-De los que llegaron a príncipes por medio de maldades Capítulo IX-Del principado civil Capítulo X-Cómo deben medirse las fuerzas de los principados Capítulo XI-De los principados eclesiásticos Capítulo XII-De las diferentes clases de milicia y de los soldados mercenarios Capítulo XIII-De los soldados auxiliares, mixtos y mercenarios Capítulo XIV-De las obligaciones del príncipe en lo concerniente al arte de la guerra Capítulo XV-De las cosas por las que los hombres, y especialmente los príncipes, son alabados o censurados Capítulo XVI-De la liberalidad y de la miseria Capítulo XVII-De la clemencia y de la severidad, y si vale más ser amado que temido Capítulo XVIII-De qué modo deben guardar los príncipes la fe prometida

NICOLÁS MAQUIAVELO AL MAGNIFICO

Los que desean congraciarse con un príncipe suelen presentd sele con aquello que reputan por más precioso entre lo que poseen, o con lo que juzgan más ha de agradarle; de ahí que se vea que muchas veces le son regalados caballos, armas, telas de oro, pledras preciosas y parecidos adornos dignos de su grandeza. Deseando, pues, presentarme ante Vuestra Magnificencia con alglún testimonio de mi sometimiento, no he encontrado entre lo poco que poseo nada que me sea más caro o que tanto estime como el conocimiento de las acciones de los hombres, adquirido gracias a una larga experiencia de las cosas modernas y a un incesante estudio de las antiguas.¹ Acciones que luego de examinar y meditar durante mucho tiempo y con gran seriedad, he encerrado en un corto volumen, que os dirijo.