Aprendizaje entre pares (original) (raw)
Indiscutiblemente, las aceleradas necesidades modernas del mundo laboral han provocado un profundo cambio de comportamiento en los contextos escolares, repercutiendo así en lo personal como profesional en cada docente. Éstas han impactado tan notoriamente que incluso se han visto respaldados por leyes educativas donde la perspectiva pedagógica tome un eje distinto. La transición se demarcó cuando la enseñanza se enfocó en el estudiante y el proceso de aprendizaje tomó un curso más representativo. El rol del estudiante es más participativo, el aprendizaje toma fuerza y significancia cuando el estudiante desarrolla actividades distintivas donde él o ella integren los conocimientos de manera cercana a su realidad. Esta necesidad de realismo puro de cambio genera directrices de una tendencia nueva de enseñanza, donde la pedagogía o el proceso de aprendizaje es la vida misma. Desde que emprendemos este camino, todo toma un curso más palpable. El aprendizaje se ve fortalecido por una conciencia de la actitud donde el significado se desglosa como parte de un proceso tan humano como cualquier otro. Asimismo, para que la información entregada sea representativamente recepcionada por los estudiantes, resulta valorable hacer un trabajo colaborativo. Uno como docente no tan solo tiene que estar al tanto de entregar, tampoco ser rígido en su proceder, sino estar atento y ser reflexivo sobre el impacto que genera el estudio de las materias, lo cual muchas veces pasa por análisis paralingüístico y emocional en cada grupo curso. Estas características, no tan lejanas de percibir y trabajar, se potencian enormemente si tenemos un cambio de actitud, no tan solo hacia nuestros estudiantes y el proceso de enseñanza, sino entre pares, como equipo de trabajo. Según como se plantea en los textos leídos, las comunidades de aprendizaje o el aprendizaje entre pares resultan ser indispensables para alcanzar este objetivo. Sin embargo, es importante destacar que los textos aparte de entregar una información enriquecedora, sin duda despierta automáticamente un análisis mental propio, sobre cuán cerca he llegado a experimentar lo planteado. Esta retrospección generó en primera instancia un entendimiento consciente de que el trabajo entre pares no es igual al aprendizaje entre pares. En otras palabras, si busco una descripción más cercana de mi entorno escolar sobre el tema estipulado, se concluye que el proceder o actitud se resume como un enfoque protocolar productivo. Nos reunimos, planteamos inconvenientes, solicitamos ayuda voluntaria, el hecho queda delgado, problema solucionado. Estas características, muy lejanas de aquellas de una ejemplar comunidad de aprendizaje entre pares, apuntan directamente a solucionar este problema desde lo elemental, o transformar el actual escenario, donde no tan solo se reconozcan los puntos planteados en los tres textos, sino también desde un aspecto más primordial: La actitud. Sin duda, las características personales como el saber docente quedan en manifiesto por medio de la perspectiva que uno tenga. Este concepto me resulta llamativo de colocarlo en práctica de desarrollo, en conjunto, debido a que cada uno de nosotros toma la mejor actitud por su cuenta para resolver inconvenientes, adoptar actividades, e incluso planificar. De esta manera, esta actitud individualista nos va transformando en personas mecánicas donde simplemente nos dedicamos hacer nuestro trabajo por la mera confianza interna y externa de que somos excelente profesionales. Sin embargo, esta postura no permite ver realmente las diferentes estrategias, planificadas o no, que diariamente utilizamos para alcanzar objetivos tanto personales como profesionales. Diariamente, la comunidad escolar se ve envuelta por un clima laborar donde todos estamos juntos, pero nadie sabe del otro. Todos hemos experimentado lo que es el cansancio en el trabajo, la frustración, el desgaste de algunas jornadas conflictivas, la mediocridad de nuestra conducta y la de nuestros compañeros(as), pero aun así, en pocas, casi nulas