La representación de la música y el baile en los velatorios en tres novelas de Néstor Ponce (original) (raw)
2014, VI Congreso Internacional de Ciencias Sociales y Humanidades: Imágenes de la muerte, Salta
A través de tres novelas de Néstor Ponce, La bestia de las diagonales (1999), Una vaca ya pronto serás (2006) y Azote (2008), indagaremos, desde una perspectiva histórico-sociológica de la crítica literaria, sobre uno de los recursos narrativos que el autor utiliza para representar la muerte. En estas obras el velatorio aparece en su forma más popular, desprovista de la solemnidad que le atribuye la tradición judeocristiana, hegemónica dentro de la práctica del rito . La música y el baile son introducidas en la ceremonia funeraria en forma gradual hasta desplazar por completo toda imagen de ceremonia religiosa, tratándose claramente de un velorio de angelito en dos de las novelas. En qué contexto lo observamos es la cuestión que nos gustaría desarrollar aquí. Sostenemos que desde la crisis económica que se desarrolló durante el último lustro de los años 1990, alcanzando su peor momento en diciembre de 2001, ha habido una clara tendencia de una parte importante de la producción literaria argentina a incluir personajes, escenarios y temas propios de la cultura popular suburbana, como oposición a la urbana más representativa de los valores occidentales europeos que de los autóctonos a los que situó en el rango de mitos folclóricos. Encontramos semejanzas entre estas nociones y la idea de “ficción”, representada por la ciudad, y la de “realidad”, constituida por la cultura nativa basada en la tierra, que Rodolfo Kusch plasmó en su Seducción de la barbarie (1953). De esta manera, autores como Ponce invierten esta apreciación y otorgan a los sectores antes relegados y a sus costumbres un lugar importante en la trama de sus relatos confrontándola con la percepción urbana eurocentrista. Promulgan así una redefinición del espacio cultural, equilibrando el lugar ocupado por ambas culturas para alcanzar un mestizaje o hibridación intercultural, entendiendo este último concepto, a la manera que lo hace Néstor García Canclini (1989). Este autor, al contrario de Kusch, otorga a la ciudad la categoría de espacio de encuentro de las culturas donde éstas adquieren un carácter heterogéneo, diferente del uniforme evocado por Kusch. Los velatorios con música y baile fueron abordados anteriormente por autores como Alfred Ebelot (1890), Juan Bautista Ambrosetti (1893) y Juan Alfonso Carrizo (1923), aunque centrados en descripciones del mundo rural, en particular el velorio de angelitos. Insistiremos entonces en la novedad en el tratamiento que les da Ponce: el desplazamiento paulatino del comportamiento rural, previo pasaje por la periferia de la ciudad, hacia el espacio urbano. En la novela Una vaca ya pronto serás, cuya historia se sitúa en los años del genocidio de los pueblos originarios conocido como “campaña del desierto”, el escenario es rural; en La bestia de las diagonales, ambientada en La Plata quince años después de su fundación, el velorio se lleva a cabo en una casa de los suburbios; y en Azote la trama transcurre en un futuro año 2030, en la ciudad de Buenos Aires. De esta manera se refuerza nuestra hipótesis sobre la tendencia del autor a instalar una presencia nítida de la cultura rural dentro del tejido urbano. En un segundo paso, el análisis de la introducción de esta característica rural dentro de la ciudad, nos permitiría observar un componente en el relato que podríamos calificar como culturalmente híbrido. Tal es el caso de la novela Azote, ambientada en el futuro, aunque largos pasajes nos son contemporáneos, donde el velorio de un joven cuidacoches se desarrolla en un minimercado, propiedad de un joven chino. Todo transcurre en un ambiente de recogimiento, a pesar del poco ortodoxo lugar elegido, hasta que un ejecutivo, vecino del barrio, tiene una actitud que uno de los asistentes juzga fuera de lugar. Este último, indignado, pone música, un disco de cumbias, que da lugar al baile y la apertura de las primeras botellas de cerveza. Esta situación nos indicaría la irrupción de un componente que favorecería la hibridación como signo de protesta ante la irreverencia de lo que hasta entonces era hegemónico. Indagaremos en este caso en particular los elementos que permiten introducir una variante del rito que se identificaría más con el entorno social del joven fallecido. La obra de Ponce parecería querer otorgar a la sociedad argentina contemporánea un carácter híbrido simbolizado a través de la incorporación de la música y el baile en los velorios. Observamos que en dos de sus novelas el velorio de un niño reviste todas las características rituales de los velorios de angelitos en una historia donde los protagonistas mantienen un intercambio fluido entre el campo y la ciudad. Mientras que en la novela más reciente, Azote, si bien encontramos música y baile en el velorio, el difunto es un joven adolescente, no un niño menor de ocho años. Esto nos lleva a considerar la hipótesis de que en esta última obra, se muestra un grado avanzado de penetración de la cultura popular rural, por sobre la urbana, como si fuera un nuevo capítulo de la dialéctica que desde Sarmiento y su Facundo se ha extendido, en la literatura argentina, hasta nuestros días.