ARTÍCULO "MUJERES, GÉNERO Y GESTIÓN DEL AGUA EN LOS TIEMPOS DEL ´VIVIR BIEN´" (original) (raw)
Como resalta la Alianza de Género y Agua , “a lo largo y ancho del mundo en desarrollo, la situación del agua y el género resulta demasiado familiar: las mujeres trabajan para conseguir agua para cubrir las necesidades del hogar, mientras que los hombres toman las decisiones acerca de la gestión y el desarrollo de los recursos hídricos a nivel tanto local como nacional” (GWA, UNDPF, 2006: 4). Este patrón de desigualdad, que además se traduce en sobrecarga de trabajo, también se expande a la gestión de cuencas y al ámbito agropecuario rural, donde a pesar del aporte sustantivo de las mujeres a los ingresos y seguridad alimentaria de sus familias, “enfrentan una serie de desigualdades respecto de los hombres producto fundamentalmente del limitado acceso a recursos productivos y capacitación, servicios financieros y toma de decisiones porque su participación es limitada a nivel de membresía en las organizaciones de riego.” Es cierto que hoy en día la cuota femenina en las organizaciones de regantes se ha incrementado, y que los programas y proyectos tanto del Estado como desde la sociedad civil y la cooperación internacional ponen creciente atención en que sus intervenciones al menos no amplíen las desigualdades, ni vulneren los derechos de las mujeres. A pesar de ello, los obstáculos persistentes para el acceso y participación de las mujeres en la toma de decisiones, la cultura machista, el acoso, la reproducción de los roles tradicionales y la subvaloración de las mujeres en las organizaciones, son algunas de las formas más sutiles, invisibilizadas y aceptadas de reproducción de las desigualdades de género. Por otro lado, es evidente que mientras las mujeres han ido asumiendo crecientes responsabilidades en la vida productiva y política, persiste la resistencia cultural y social de los hombres a compartir las tareas y el trabajo de cuidado al interior de las familias.