Paul de Kruif Cazadores de microbios (original) (raw)
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Zenón y la microficción. A propósito de Paul Brito
2021
Las paradojas conocidas de Zenón de Elea parecen auténticas microficciones. Con un relato imbatible, el autor logra demostrar, más allá de la actitud inmediata de mostrar, que es necesario aceptar algo contraevidente. Estas paradojas han sobrevivido milenios a las objeciones de filósofos, físicos y matemáticos. Particularmente la historia de Aquiles y la tortuga fue un reto a la polis, a la esfera mítica de la antigua Grecia; incluso una ironía, pues la diosa Tetis no pudo venir en ayuda de su hijo Aquiles (así como Afrodita sacó a su hijo Paris del enfrentamiento con Menelao). Una tortuga anónima (¿o la ninfa Quelona que se burló de Zeus?) vence al héroe homérico de la Ilíada. Pues bien, el escritor colombiano Paul Brito se deja seducir por el vértigo del pensador de Elea y acepta la invitación que ha latido allí durante tantos siglos, mediante 101 microficciones sobre esta paradoja. ABSTRACT The well-known paradoxes of Zeno of Elea seem authentic microfictions. With an unbeatable account, the author succeeds in demonstrating, beyond the immediate attitude of showing, that it is necessary to accept something counter-evident. These paradoxes have survived the objections of philosophers, physicists and mathematicians for millennia. Particularly the story of Achilles and the tortoise was a challenge to the polis, to the mythical sphere of ancient Greece; even an irony, for the goddess Thetis could not come to the aid of her son Achilles (just as Aphrodite brought her son Paris out of the confrontation with Menelaus). An anonymous turtle (or the Chelone nymph who mocked Zeus?) defeats the Homeric hero of the Iliad. Well, the Colombian writer Paul Brito allows himself to be seduced by the vertigo of the thinker of Elea and accepts the invitation that has been beating there for so many centuries, through 101 microfictions on this paradox.
El primer cazador de microbios
Hace 250 años un holandés llamado Antón Van Leeuwenhoek fue el primero en asomarse a un mundo poblado de especies de seres pequeñísimos y desconocidos; época en la cual Europa se sacudía de las supersticiones obscuras. Antón Van Leeuwenhoek nació en Delf, Holanda. A la edad de 21 años fue nombrado conserje de la casa Consistorial de Delft, se le despertó una extraña afición a tallar lentes; había oído decir que fabricando lentes de un trozo de cristal transparente se podían ver las cosas de mucho mayor tamaño. Visitó tiendas de óptica y aprendió las rudimentarias técnicas para tallar lentes; frecuentó el taller de alquimistas y boticarios, curioseó sus métodos secretos para obtener metales de los minerales, y se inició en el arte de los orfebres. Montó lentes en cuadriláteros de oro, plata o cobre, que el mismo había extraído de los minerales. Leeuwenhoek examinó con sus lentes diversos objetos, tales como fibras musculares de ballena y las escamas de su propia piel, lana de oveja, pelos de castor de y liebre; así como también disecó la cabeza de una mosca. Pasados los años Leeuwenhoek provocaba la burla de los habitantes de Delft; sin embargo, había en Delf un hombre que no se burlaba de Leeuwenhoek, llamado Regnier de Graaf, a quien una sociedad de intelectuales de la época, llamada "La Real Sociedad"; había llamado miembro correspondiente por haberle dado cuenta de sus estudios sobre el ovario humano. Graaf se maravilló de las lentes de Leeuwenhoek. El descubrimiento más grande llevado a cabo por Leeuwenhoek se dio cuando manipulaba un tubo de cristal e intentaba darle la forma de un cabello; lo calentaba en rojo y los estiraba, lo rompe en pedacitos, sale al jardín y se inclina sobre una vasija de barro con una cantidad de lluvia caída; vuelve al laboratorio, enfila el tubito de cristal en la aguja del microscopio... Leeuwenhoek quedó maravillado de lo que se mostró frente a él, bichos pequeños, pequeñísimos, mil veces más pequeños que los bichos que vemos a simple vista. Volvió a observarlos y distinguió distintos tipos de especies, una más grande y ágil que la otra.