Verne, Julio - Aventuras de tres rusos y tres ingleses en el Africa Austral.pdf (original) (raw)

Verne, Julio - Historia De Los Grandes Viajes Y De Los Grandes Viajeros.pdf

Piteas explora las costas de la Iberia y de la Céltica, la Mancha, la isla de Albión, las Oreadas, la tierra de Thule.-Nearco recorre la costa asiática desde el Indo hasta ei golfo Pérsico.-Eudoxio, reconoce la costa occidental del África.-César conquista la Galia y la Gran Bretaña.-Estrabón recorre el Asia interior, el Egipto, Grecia e Italia. Julio Verne Historia de los grandes viajes y de los grandes viajeros Página 6 de 246

Verne, Julio - El pueblo aereo.pdf

En aquella extensa región que era inexplorada aún, poblada por tribus salvajes y belicosas, había todavía antropófagos que por costumbre antiquísima saciaban sus bestiales instintos en prisioneros y cautivos, por lo que el portugués Urdax se había visto forzado varias veces a cambiar el uso de los fusiles que llevara para cazar elefantes y destinarlos a defenderse de los feroces congoleses.

Verne, Julio - El Faro del fin del mundo.pdf

EL sol iba a desaparecer detrás de las colinas que limitaban el horizonte hacia el oeste. El tiempo era hermoso. Por el lado opuesto, algunas nubecillas reflejaban los últimos rayos, que no tardarían en extinguirse en las sombras del crepúsculo, de bastante duración en el grado 55 del hemisferio austral.

2000 leguas de viaje submarino, Julio Verne PDF

Pero existía; innegable era ya el hecho en sí mismo. Y, dada esa inclinación a lo maravilloso que existe en el hom-bre, se comprende la emoción producida por esa sobrenatu-ral aparición. Preciso era renunciar a la tentación de remitir-la al reino de las fábulas.

Verne, Julio - La ciudad flotante.pdf

Llegué a Liverpool el 18 marzo de 1867. El Great-Eastern debía zarpar a los pocos días para Nueva York, y acababa de tomar pasaje a su bordo. Viaje de aficionado, ni más ni menos. Me entusiasmaba la idea de atravesar el Atlántico sobre aquel gigantesco barco. Contaba con visitar el norte de América, pero esto era sólo accesorio. El Great-Eastern ante todo; el país celebrado por Cooper, después. En efecto, el buque de vapor a que me refiero es una obra maestra de arquitectura naval. Es más que un barco, es una ciudad flotante, un pedazo de condado desprendido del suelo inglés y que, después, de haber atravesado el mar, debía soldarse al continente americano. Me figuraba aquella masa enorme arrastrada sobre las olas, su lucha con los vientos a quienes desafía, su audacia ante el importante mar, su indiferencia a las expresadas olas, su estabilidad en medio del elemento que sacude, como si fueran botes, los Wario y los Sollerino. Pero mi imaginación se quedó corta. Durante mi travesía, vi todas estas cosas y otras muchas que no son del dominio marítimo. Siendo el Great-Eastern no sólo una máquina náutica, sino un microscopio, pues lleva un mundo consigo, nada tiene de extraño que en él se encuentren, como en otro teatro más vasto, todos los instintos, todas las pasiones, todo el ridículo de los hombres.