Sobre Las esposas de Cristo. La vida conventual en la Nueva España (original) (raw)
2017, Revista Complutense de Historia de América
Después de ocho años de haberse publicado por primera vez en inglés, este libro, para beneficio de los lectores de habla hispana, ha sido traducido al español por la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica. A pesar de la distancia en que aparece esta primera edición en español con respecto de su versión en inglés, bien vale la pena dedicar algunas anotaciones sobre esta obra que representa un aporte importante para los estudios de la religión novohispana en general y la espiritualidad femenina conventual en particular. Tal como lo apunta Lavrin en su introducción, el objetivo de este texto es acer-car al lector a la experiencia de la vida cotidiana de los conventos femeninos de las ciudades de México y Puebla de la Nueva España fundados en los siglos XVII y XVIII, con especial atención en el punto de vista de las propias monjas que los habitaron. A partir de los datos obtenidos en una vasta documentación de diversos archivos nacionales e internacionales, la narrativa de la autora franquea los muros del claustro y el dejo de misterio que acarrean para introducirse en la observancia de la disciplina, las prácticas devocionales e intelectuales, la vivencia de la sexualidad, la dinámica social construida al interior del convento y las relaciones económicas y culturales con el exterior que ocupaban diariamente a las religiosas novohispanas. La organización del texto da cuenta del camino que las monjas habían de transitar: los primeros atisbos de vocación que regularmente se expresaba a temprana edad, su in-greso al convento, el paso por el noviciado, la profesión de los votos monásticos, las asperezas y encantos de la vida de una monja profesa, y la muerte como expresión del paso de éste al mundo otro. Como parte de las instituciones de la sociedad virreinal que organizaban la vida común, el análisis que la autora hace del convento femenino permite resaltar los as-pectos que lo colocan como expresión de la cultura de la época. El inicio de la vida monástica para cualquier mujer que deseaba formar parte del conjunto de las esposas de Cristo, estaba condicionado por aspectos raciales, sociales y económicos. Todas las novicias aceptadas en los conventos, nos dice la autora, tenían que demostrar la pureza de sangre española, haber nacido legítimamente dentro de un matrimonio realizado bajo rito católico, ser vírgenes para el caso de las jóvenes o viudas y céli-bes para las mayores, contar con al menos 15 años al momento de profesar y entre-gar una dote al convento que las recibía. Estos aspectos servían como depuradores que aseguraban la exclusión de mujeres indígenas, negras o pobres del séquito de consagradas y convertían a los conventos en lugares privilegiados para mujeres de ascendencia española. En este sentido, no extraña que las distinciones sociales se perpetuaran en los claustros debido a la presencia de sirvientas que realizaban las ta-reas más pesadas, y así, dejar a las monjas con la disposición suficiente para atender los deberes de su consagración.