Documento de reflexión sobre el Monumento a los Caídos de Navarra (original) (raw)
Este documento de reflexión aborda el futuro del Monumento a los Caídos de Navarra desde una perspectiva internacional comparada y ofrece cuatro propuestas concretas que pasan por conservar el edificio, reutilizándolo y resignificándolo simbólicamente. El texto comienza contextualizando la Ley de Memoria Histórica y la cuestión de la simbología franquista dentro de un proceso más amplio de institucionalización de la memoria que desde hace unas décadas se desarrolla en numerosos países con pasados más o menos recientes de guerra y dictadura y que ha desembocado, entre otros, en la construcción de museos y memoriales que visibilizan y reivindican la memoria de los vencidos. Concretamente, el documento establece paralelismos con la situación de Alemania y sus construcciones nazis, así como la de Estados Unidos y su simbología confederada. Ambas experiencias demuestran, por un lado, la dificultad de desarrollar respuestas universales a la presencia de lo que hoy percibimos como legados incómodos o contrarios a nuestros valores democráticos, reforzando la idea de que es necesario abordar caso por caso, con creatividad y con la mayor participación posible de ciudadanos, expertos y artistas. Por otro lado, tanto la experiencia alemana como la estadounidense demuestran que el proceso en sí, esto es, la controversia púbica y mediática en torno al futuro de este tipo de construcciones debe verse como un fin en sí mismo que obliga a la ciudadanía y a las instituciones a conocer mejor su pasado, a posicionarse una y otra vez sobre él y, sobre todo, no olvidarlo. El documento defiende, en este caso, aprovechar la presencia del Monumento a los Caídos de Navarra para documentar críticamente a las generaciones presentes y futuras sobre su pasado y las consecuencias de la confrontación civil y la imposición de un régimen anti-democrático. Inspirándose en las soluciones dadas a determinadas construcciones nazis en la ciudad de Múnich con las que el Monumento guarda ciertas similitudes, se plantean tres posibilidades de uso para el edificio: como centro de arte, como centro de documentación sobre la guerra civil y la dictadura con énfasis en Navarra o, finalmente, dentro de una propuesta más ambiciosa, como centro internacional de documentación y experimentación sobre la memoria material. Al mismo tiempo, el documento plantea la necesidad de realizar sendas intervenciones arquitectónicas y/o artísticas para compensar por la presencia continuada del monumento con dos objetivos distintos: 1) homenajear la memoria de los vencidos y represaliados en Navarra durante la guerra civil y la dictadura y 2) llamar a la tolerancia y el respeto por las ideas y creencias del otro. Si hay algo de lo que carece nuestra cultura política en la actualidad y que explica, en parte, la crisis política e institucional que vivimos es, precisamente, la dificultad para entender que la democracia no es un juego de suma cero, que en su esencia está aceptar la pluralidad y respetar al que disiente y que sólo así es posible alcanzar compromisos colectivos sostenibles socialmente y en el tiempo. Existen en la actualidad excelentes artistas especializados en arte público con capacidad para homenajear a los vencidos y transmitir un mensaje de tolerancia con agudeza. En suma, y más allá de las propuestas concretas que plantea, el documento aboga por una aproximación al Monumento a los Caídos fundamentada en tres ejes. Primero, generar la mayor participación posible en el debate sobre su futuro y aceptar la controversia como algo necesario y positivo. Segundo, tratar de ver el pasado de la guerra civil y la dictadura desde el futuro y preguntar qué queremos que una construcción como esta diga y aporte a las generaciones que vienen. Finalmente, pensar soluciones críticas y creativas a la par que prácticas que beneficien a los residentes de Pamplona y contribuyan a la proyección cultural e internacional de la ciudad.