IMPRESOS Y MANUSCRITOS (original) (raw)
Se ubico en el suroeste asiático en la antigua Mesopotamia, en el valle del río Tigris .Sus límites fueron: al norte las montañas de Armenia, al sur Caldea (Babilonia), al este el Oriente Medio y al oeste Mesopotamia Según las teorías Biblia, los asirios fueron descendientes de Assur, el segundo hijo de Sin y nieto de Noé. La capital de Asiria era Assur durante la mayor parte de su existencia, pero se trasladó a otras ciudades cuando se construyeron nuevos palacios de los reyes.
• Aparece la fotografía: hay que buscar nuevos caminos para la pintura.
Es necesario el temor en un gobierno despótico, pero en esta clase de gobierno, la virtud no es necesaria y el honor hasta sería peligroso; en este todos los hombres son iguales, no pueden ser preferidos los unos a los otros; siendo todos esclavos, no hay para ninguno distinción posible. Además, como el honor tiene sus leyes y sus reglas, y no puede someterse ni doblegarse; como no depende de nadie ni de nada más que de sí mismo, no puede existir conjuntamente con la arbitrariedad, sino solamente en los Estados que tienen constitución conocida y leyes fijas. El poder inmenso del príncipe se transmite por entero a los hombres a quien lo confía. Gentes capaces de estimarse mucho podrían intentar revoluciones. Importa, pues, que el temor les quite el ánimo y apague todo sentimiento de ambición. En el gobierno despótico no debe el príncipe cesar ni un solo momento de tener el brazo levantado, pues si no puede en cualquier instante anonadar a los que ocupan los primeros puestos, está perdido, cesando el resorte de gobierno que en el despotismo es el temor, desaparece el único protector del pueblo. Es menester que el pueblo sea juzgado por las leyes y los nobles por la fantasía del príncipe; que la cabeza de este último esté en seguridad y las de los grandes no lo estén. Sin esto no habría régimen despótico. No se puede hablar de gobiernos tan monstruosos sin estremecerse. La historia nos dice que las horribles crueldades de Domiciano espantaron a los gobernadores hasta el punto de que el pueblo ganó un poco en su reinado. Aquello fue como un torrente que devastara los campos por un lado, dejando a la vista por el otro lado algunas praderas que escaparan a la inundación. En los gobiernos despóticos, la índole misma del gobierno exige una obediencia extremada; una vez conocida la voluntad del príncipe, infaliblemente debe producir su efecto como una bola lanzada contra otra debe producir el suyo. No hay temperamento, modificación, arreglo, equivalencia ni nada mejor O igual que proponer. El hombre es una criatura que obedece a un creador dotado de voluntad. No puede representar sus temores sobre un suceso futuro ni excusar sus malos éxitos por los caprichos de la suerte aciaga. Lo que tienen los hombres, como animales, es el instinto, la obediencia, el castigo. De nada sirve alegar sentimientos naturales, como el respeto a un padre, la ternura por la mujer y los hijos, el estado de salud, las leyes del honor: se ha recibido la orden y eso basta; no hay más que obedecer. Hay sin embargo una cosa que puede oponerse alguna vez a la voluntad del príncipe: la religión. Abandonará un hombre a su padre y aún lo matará si el príncipe lo ordena; pero no beberá vino aunque el príncipe quiera y se lo mande; los mandamientos de la religión
Los impuestos tienen su origen en el precepto Constitucional según el cual todos los nacionales están en el deber de contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de los conceptos de justicia y equidad (artículo 95, numeral 9º de la Constitución Política de Colombia).