Cuando lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no termina de morir: un acercamiento al estudio de las matrices energéticas de Argentina y Brasil (original) (raw)
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Actas de las IV Jornadas del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC-UBA) - "América Latina: entre el asedio neoliberal y los desafíos emancipatorios"., 2018
Un breve estudio del desarrollo capitalista desde sus albores hasta la actualidad hace posible registrar una relación directa entre las lógicas de acumulación y la creciente degradación del medioambiente, producida por el uso indiscriminado de recursos naturales y la destrucción de los ecosistemas. Pese a que los negacionistas del cambio climático generado por causas antrópicas ganaron márgenes de acción con la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, existe un diagnóstico generalizado entre los interlocutores más diversos en torno a que, de seguir con la vigente dinámica de producción, nos colocaremos pronto al borde de un colapso civilizacional. A la hora de pensar cuáles son las causantes de la pauperización ecológica, los especialistas no dudan en afirmar que uno de sus grandes pilares se halla en la estructura energética actual, sustentada en la quema de combustibles fósiles, finitos y emisores de gases de efecto invernadero. Un rápido vistazo a la lógica energética de Sudamérica nos alerta sobre lo preocupante que este panorama es para la región. Según estimaciones recientes (CEDLA, 2017), el 70% del consumo energético sudamericano se sustenta en base a fuentes de origen fósil, la cual, a la postre, registra una tendencia decreciente en su tasa de retorno energético neto (esto es, la energía que contiene el recurso menos la precisada para su extracción, transporte y procesamiento). En conexión con esto, también se observa que la naturaleza limitada de los recursos hidrocarburíferos nos adentra más y más en lo que Michael T. Klare denomina como ?energías extremas?, es decir, en un contexto en el que la explotación de gas, petróleo y carbón entraña cada vez mayores riesgos geológicos, ambientales, laborales y sociales. Ejemplos de experimentación con energías extremas pueden verse en la explotación de los recursos marítimos del Pré-sal en Brasil y en la aplicación del fracking en la formación geológica Vaca Muerta, en el sur de Argentina. En este cuadro de complejidades, debe resaltarse el creciente protagonismo que posee la República Popular China en el tablero energético de nuestra región. Según datos de la CEPAL, entre 2015 y 2016 el 65% de las inversiones chinas en Sudamérica se concentraron en el sector energético. En la presente ponencia deseamos explorar cómo están compuestas y qué perspectivas tienen las matrices energéticas de Argentina y Brasil, vistas en perspectiva regional. Intentamos respondernos, ¿existe un plan de transición energética? ¿Cuál es la proyección que poseen las energías renovables en ambos países? ¿Se concibe a la energía como servicio privado o bien común? ¿Existen intenciones de integración regional? ¿Cuánta influencia posee la geoestrategia energética china en Sudamérica?
Transicion energetica en Argentina y Brasil. Matriz básica y fuentes renovables.
El trabajo analiza el lugar de las energías renovables en la matriz energética general de la Argentina y Brasil, así como la potencialidad que contienen. Asimismo, caracteriza la política de Estado y de otros actores significativos, a la luz de las proyecciones energéticas futuras. La hipótesis central sostiene que en los últimos años, a pesar de haber intentado diversificar la matriz primaria de producción, ninguno de los dos países sudamericanos ha incorporado decisivamente lineamientos propios de una " transición energética " , esto es, el pasaje hacia sociedades energéticamente autosostenibles. Debido a ello, el autor postula que es preciso asumir una transformación profunda acerca de la forma en cómo se concibe la energía en la región.
Transiciones energeticas en la Argentina 2016
A lo largo de su historia, las fuentes de energía que la humanidad ha empleado varió en forma lenta pero inequívoca. Estos cambios en la composición de las fuentes utilizadas las denominamos transiciones energéticas. Hasta mediados del siglo XIX la fuente predominante fue la leña, luego el carbón mineral, más tarde el petróleo y en la actualidad se vislumbra que marchamos hacia un predominio del gas natural y las energías renovables. En la Argentina, a comienzo de la década de 1950, se construyeron los primeros gasoductos, que asociado a políticas activas, indujeron una transición hacia el gas. Actualmente el casi el 87% de la energía utilizada en el mundo proviene de los combustibles fósiles. Por otra parte, existe un creciente consenso en la comunidad científica, que el calentamiento global que está experimentando la Tierra es producido, en buena parte, por el uso de estos combustibles. Todo esto nos incita a buscar formas de desarrollo social y económico más sostenibles.
e-l@tina. Revista electrónica de estudios latinoamericanos, 2020
Abstract: A process simultaneous to the expansion of capitalism on a planetary scale was the increase in pressure on natural resources and the degradation of the environment. For specialists, one of the main pillars of this harmful action is explained by the prevailing energy pattern, based on the burning of non-renewable fossil resources, strong emitters of greenhouse gases. Also, there is currently a big pressure for these increasingly scarce resources, which is partly explained by the rapid economic growth of emerging powers such as the People's Republic of China. At this point, Argentina, in its regional framework, takes on a central role, since it possesses large reserves of natural wealth, which China carefully observes when it comes to sustaining its long-standing year-onyear economic expansion. This article pays attention to the study of Argentina's projects for the development of alternative energies and how the strategic interests of the great powers, especially China, influence them. Resumen: Un proceso simultáneo a la expansión del capitalismo a escala planetaria fue el aumento de la presión sobre los recursos naturales y la degradación del medioambiente. Para los especialistas, uno de los principales pilares de ese accionar nocivo se explica por el patrón energético imperante, basado en la quema de recursos fósiles no renovables, fuertes emisores de gases de efecto invernadero. Asimismo, en la actualidad existe una ascendente puja por estos recursos cada vez más escasos, lo cual se explica en parte por el veloz crecimiento económico de potencias emergentes como la República Popular China. En ese punto, Argentina, en su marco regional, cobra un papel central, puesto que es poseedora de grandes reservas de riquezas naturales, las cuales China observa con atención a la hora de sostener su longevo ensanchamiento económico interanual. El presente artículo pone atención en el estudio de los proyectos de Argentina para el desarrollo de energías alternativas y cómo influyen sobre los mismos los intereses estratégicos de las grandes potencias, especialmente de China.
XXVI Jornadas de Historia Económica Asociación Argentina de Historia Económica Facultad de Ciencias Humanas- Universidad Nacional de La Pampa, 2018
Desde comienzos del milenio, la República Popular China emprendió una fuerte política de exportación de capitales y de consolidación de su rol como principal socio comercial de países de diversas latitudes. En ese camino, Latinoamérica ha sido una prioridad geopolítica. Según la Cepal, desde el año 2000 el flujo de intercambios entre China y Latinoamérica creció en un promedio del 30% anual, pasando de U$S 12.600 millones en el 2000 a U$S 261.000 millones en 2013. En una mirada cuidadosa, se evidencia que estos intercambios reproducen el clásico esquema de las “ventajas comparativas”: básicamente, nuestra región exporta commodities e importa manufacturas ricas en valor agregado. Un análisis de la composición de las inversiones directas chinas hace posible vislumbrar su orientación estratégica. Nuevamente recurriendo a datos de la Cepal, hallamos que entre 2015 y 2016 el 65% de los capitales chinos en América Latina se concentraron en la industria energética. El fundamento de dicha dinámica parecería partir de la premisa de que Latinoamérica es una región rica en recursos naturales estratégicos, pasible de ser influenciada por su búsqueda constante del arribo de capitales foráneos. En este marco, Argentina no es una ajena a lógica de las relaciones económicas internacionales de la región. Ejemplos de ello pueden verse en el papel que cumplen en el mercado local las compañías petroleras chinas Sinopec y CNOOC o en la presión de la eléctrica State Grid por adquirir mayor peso accionario en la distribuidora estatal argentina Transener. Sin despreocuparse por lo antedicho, esta ponencia se focalizará en el estudio del comportamiento de los capitales chinos en la industria de las energías renovables, fuertemente impulsadas por el macrismo mediante el Programa RenovAr. Las preguntas que nos movilizan son, ¿cuáles son las energías predilectas de las inversiones chinas? ¿Cuál es su monto y dinámica? ¿Tienen la suficiente influencia como para modelar la matriz energética nacional?
El consumo de energía es un hecho esencial en la historia de la humanidad, especialmente si ésta se enfoca desde el punto de vista económico o del ambiental. Como ha argumentado Carlo Cipolla, las dos grandes revoluciones económicas de la humanidad: la revolución agrícola del neolítico y la revolución industrial del siglo XVIII -la cuales dieron origen a las sociedad agrícolas e industriales, respectivamente-fueron básicamente revoluciones energéticas. Ambas consistieron en la introducción de unos determinados convertidores de energía que multiplicaron la energía disponible por persona, lo cual propició que se ampliara la productividad del trabajo y, consecuentemente, se incrementara el nivel de vida de las personas de forma significativa. 1 Para la historia ambiental, la energía también es una cuestión imprescindible. John
Política energética en América Latina: presente y futuro
En este documento se presenta una revisión crítica de la matriz energética latinoamericana, considerando las principales fuentes de energía utilizada, las condiciones de acceso de la población, el consumo energético según sectores; la apertura económica y actores principales de la industria energética, las iniciativas de la sociedad civil en la resistencia frente a los impactos y la promoción de alternativas sustentables en el sector energía.