[Reseña] Pedro Pitarch, 2013. La palabra fragante. Cantos chamánicos tzeltales. México: Artes de México, Conaculta, 119 pp., en Trace, núm. 76, julio 2019, pp. 214-226. (original) (raw)

El campo literario de la poesía tzeltal se encuen-tra en expansión, por ende, este se abre a otras ex-presiones; de ahí entonces que, además de expresar la palabra florida, desde sus propios géneros y ma-nifestaciones artísticas, surjan otras formas poéticas adoptadas, adaptadas y apropiadas por autores que las han hecho suyas, y blandido como armas y herra-mientas de resistencia que acusan el despojo cultural y territorial producido desde la primera invasión colonial. De esta forma, Antonio Guzmán Gómez cita versos endecasílabos y haikús como su transgresión en el espacio poético hegemónico, pues estos forma-tos son reformulados e innovados desde el tsetsal; asimismo, a través desde este gesto, el autor instala la poesía en el territorio comunitario y los espacios cotidianos como estrategias de retradicionalización. La poesía de Antonio Guzmán se alza como espada, es decir, se transforma en un len-guaje de lucha donde un interlocutor implícito es aludido y llevado a espacios rituales en los cuales la muerte convive en los sitios mundanos, como se aprecia en "Osario" a través de los siguientes versos: "… don esqueleto de la poesía / no te alejes de mi tierra…". Así, podemos apreciar que esta (la muerte) es un tema recurrente en la poética de Antonio Guzmán López, pues el sujeto lírico que habita sus enunciados la invoca, igualmente, como castigo en "Oración de muerte". De esta manera, se alude constantemente al fuego y sus derivados correspondien-tes a dicho campo semántico, lo cual Adriana López ha identificado como metáfora recurrente dentro de la poesía tsetal (snich kajk', flor del fuego o llama). Desde el Haikú, Antonio Guzmán Gómez nos posiciona en un diálogo con diferentes tradiciones literarias como la oriental que, a ojos occidentales, parece tan lejana como la literatura indígena. La economía del lenguaje del haikú nos asienta en el instante en donde la metáfora intenta asir la acción y construir una imagen que simbólicamente expresa lo inasible y el instante fugaz. De este modo, el hablante se funde en su objeto lírico con la finalidad de enunciar un estado anímico, lo cual puede ser ejemplificado en el haikú: "K'UX YA KA'Y TA JCH'ULEL / yu'un te kuxulon bit'il k'ajk' / ta sba te lum k'inale." o "ME DUELE EL ALMA / de vivir como fuego / en este mundo". Estos versos hacen alusión al fuego del corazón que aloja el alma, esta última, es designada en el tsetal como ch'ulel o aquello que es externo a la corporalidad y que aglomera un macroconcepto que hace alusión a una espiritualidad y cosmovisión únicas. En Libélula de Antún Kojtom