PUTUTU 59 (original) (raw)

Ollantaytambo, Octubre del 2019 N° 59 pasa a la pág. 5.... Aeropuerto en Chinchero: Un proyecto que no debe concretarse Raúl Carreño Collatupa Poco antes de colocar su cabeza en el cadalso donde sería guillotinada durante la época del Terror (a pesar de haber sido uno de los puntales de la Revolución Francesa) por el hecho de pertenecer al bando girondino, la francesa Marie-Jeanne Roland de la Platière, más conocida como Madame Roland, exclamó: ¡Oh Libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!". Cambiar el concepto de libertad por el de desarrollo nos lleva hacia muchos despropósitos que en los últimos tiempos se cometen impunemente, casi siempre bajo el velo de "hacer obra" pero, sobre todo, de servir a la corrupción. Es en nombre de un malentendido desarrollo (o como simple pretexto para el latrocinio) que se acometen proyectos que no necesariamente están justificados o que son abiertamente absurdos. La Interoceánica, el gasoducto del sur, la refinería de Talara, los tantos coliseos y estadios que afean los pueblos, son algunas de las muestras de este afán irracional por construir sin preguntarse si tales proyectos serán útiles y, menos aún, cuáles son sus efectos negativos los que, muy a menudo, superan a sus eventuales beneficios. En esta perspectiva, el aeropuerto de Chinchero va camino de constituirse en uno de los mayores atentados contra la cultura, el medio ambiente y la economía del país, en pocas palabras, está condenado a convertirse en lo que un sociólogo llamó "arqueología del desarrollo", un inventario de obras inútiles que en su momento se consideraban como "innovadoras" y destinadas a abolir la pobreza. La historia de este proyecto es larga, como larga es la lista de despropósitos e irracionalidades que la constituyen. Surgió menos de dos años después de que el actual aeropuerto Velasco Astete entrase en funcionamiento, es decir cuando era absolutamente innecesario. Se dice que, cómo no, en esos tiempos había políticos-hacendados propietarios de tierras en la zona que lanzaron la idea, con el propósito de obtener plusvalías por sus terrenos. El proceso de selección y construcción de este aeropuerto resulta rocambolesco: una sarta de omisiones, irregularidades, manipulaciones medias verdades y mentiras completas. Comencemos, sólo como ejemplo, con la elección de sitio: se propusieron otras tres alternativas: Anta, Ocoruro (frontera Cusco-Paruro) y San Pedro-San Pablo, cerca de Sicuani (se habló incluso de un lugar en La Convención). Estos tres lugares fueron objetos de cortas visitas (un día) para hacer observaciones visuales y algunas preguntas a los lugareños, lo cual fue suficiente para descartarlos. En cambio Chinchero fue objeto de estudios más amplios los que, casi sin excepción, llevaron a una misma conclusión: las condiciones del lugar hacían desaconsejable un aeropuerto allí. A pesar de ello, se empujó el proyecto por la fuerza, apelando a discursos falaces, como ese de que "Cusco hace 40 años que espera por un aeropuerto", o que el Velasco Astete estaba colapsando o que allí iban a llegar vuelos intercontinentales o que Lima la centralista no quería competencia. Respuestas: Cusco, desde hace más de 50 años cuenta con un aeropuerto internacional; en sus condiciones actuales, el Velasco Astete tiene aún un holgado margen de crecimiento, no ha llegado todavía a su tope operativo proyectado; basta con ampliar el terminal y el área de parqueo para que el actual aeródromo siga funcionando por varios años más. A Lima ni le va ni le viene que haya otros aeropuertos pues ninguno le hará sombra: el Jorge Chávez tiene una serie de ventajas irreemplazables, aparte de estar en Lima, que ya concentra casi un tercio de la población nacional: