(2019): "Manifiesto Rümtun al Pueblo Mapuche. Estallido social y proceso constituyente" (original) (raw)
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Aillapán (2019): "Claves para el proceso constituyente mapuche"_columna de opinión
Claves para el proceso constitiyente mapuche, 2019
Antes de involucrarnos en el debate constituyente chileno, la prudencia indica que debemos resolver dos preguntas, básicas e insoslayables: ¿cómo explicarle a un (a) mapuche que la Constitución de 1980 no lo (la) reconoce? luego, en el evento que se concrete tal reconocimiento ¿mejoraría la condición jurídica del mapuche ante el Derecho chileno? Respecto a lo primero, es obvio que solo lo que no está reconocido puede reconocerse, por ende, se debe buscar alguna justificación al por qué la Constitución Política de 1980 hoy nos desconoce. Una posibilidad, es que esto se deba a simple ignorancia de las élites y gobernantes de este país tal como ocurre, por ejemplo, con aquellas civilizaciones extraterrestres de las que no se tiene certeza ni consta su existencia. Lamentablemente, la historia e historiografía demuestran que dicho desconocimiento es consecuencia del colonialismo interno chileno y su histórica política racista que conscientemente ha blanqueado, invisibilizado, “chilenizado” o derechamente exterminado a los indígenas que habitaban estos territorios.
Introducción: El conflicto en territorio mapuche en el año del Estallido social
2021
El conflicto es constitutivo de toda sociedad y la violencia es el origen histórico de los Estados nacionales. Sin embargo, en diversas latitudes del mundo, y en nuestro continente, los modelos de democracia han logrado consolidar mecanismos institucionales para canalizar buena parte de la conflictividad social. En el territorio chileno y, en especial en territorio mapuche, se ha hecho evidente en las últimas dos décadas la incapacidad de la institucionalidad democrática chilena de sustentar el orden y la convivencia sin vulnerar los derechos humanos en la sistemática represión de la protesta social. En definitiva, la ilegitimidad social del modelo heredado de la dictadura cívico-militar redunda en un ejercicio abusivo del poder y sin autoridad. Toda sociedad moderna enfrenta el desafío de articular la solidaridad, la colaboración y la pacífica convivencia entre actores y territorios diversos, pero el Estado chileno ha reprobado reincidentemente esta tarea. La sostenida escalada del conflicto en territorio mapuche y el reciente Estallido Social no han hecho más que confirmar que el Estado ha fracasado en esta crucial tarea, desestimando, por ejemplo, sucesivas reconvenciones y recomendaciones internacionales en materia indígena. Si bien toda sociedad desarrolla un umbral de tolerancia a determinadas violencias e injusticias, el Pueblo Mapuche y el pueblo chileno han manifestado con suficiente claridad y disrupción que este límite se ha
Aillapán (2018): "La autodeterminación mapuche será colectiva"_columna de opinión
La autodeterminación mapuche ha de ser colectiva. Es imposible que avancemos individualmente (e incluso agrupados, pero atomizados) hasta desembocar en una liberación nacional. Durante estos días supimos de la enormidad del castigo para los condenados en el contexto del caso " Luchsinger-Mackay ". No vamos a extendernos acá en un análisis penal del juicio, ni menos sobre el terrorismo que alucinan los distintos gobernantes post dictatoriales chilenos, pues especialistas ya han hablado y discutido bastante sobre ello. Acaso, más interesante resultaría un análisis jurídico-político de los juzgamientos contra mapuche siguiendo, por ejemplo, el esquema " connivencia/ruptura " del que hablara el colega Jacques Vergès. Quizás en otra oportunidad. Por ahora interesa prestar atención a lo expresado por José Tralcal (uno de los sentenciados a cadena perpetua, en el caso " Luchsinger-Mackay ") quien afirma que esta condena afecta a todos los mapuche y, en concreto, a los mapuche que reclaman sus derechos. Concuerdo con el peñi. Y no solo en esta frase (en cuanto slogan), sino respecto al mensaje y propuesta de unidad para nuestro pueblo, unidad que el mismo Tralcal extraña. En el actual escenario, las expectativas autonómicas mapuche resultan quimeras desde que la disgregación es evidente. Solo la autodeterminación individual es tolerada, lo cual no es novedad en la tierra de promisión del egoísmo e individualismo. En Chile solo este sueño es posible cumplir, de ahí que abunde el reconocimiento hacia el " emprendimiento " propio mapuche en las más diversas áreas, desde el que trabaja la tierra hasta el que llega al Congreso o a figurar en los medios de comunicación. Al amparo de esta doctrina de " casos emblemáticos " podría justificarse el avance y beneficio de una colectividad, pero ello es pura apariencia porque los beneficios obtenidos a partir de estos casos de laboratorio siempre son individuales, concretos, y no se traspasan hacia el resto del pueblo. Se trata de reivindicaciones parciales, circunscritas a pequeños espacios territoriales o agrupaciones indígenas, sin pretensiones de vastedad, avalando aquel discurso liberal de que en Chile se es libre y autónomo para desarrollarse, aunque nunca bajo el estatus de pueblo-nación.
Una noche de verano en enero de 1996, Francisca se cubrió los ojos con un pañuelo de cabeza y aceleró el ritmo de su tambor, mientras invocaba a la deidad mapuche Ngünechen y a los espíritus de antiguos machi (chamanes) y longko (cabecilla de la comunidad). Con la cabeza bamboleando de un lado al otro, entró en trance. En mi función de ayudante de Francisca, escupí agua sobre su cabeza para permitir que el espíritu de Rosa Kurin se adueñara del cuerpo de Francisca y compartiera su condición de persona con ella.