CORREO AMERICANO DEL SUR (original) (raw)

El 16 de septiembre se oyó en el pueblo de Dolores el primer grito de Independencia; grito que ha resonado hasta los extremos de Yucatán, y que semejante a un terrible golpe de electricidad, ha sacudido generosamente nuestros corazones, comenzó la revolución prevista… Correo Americano del Sur 8 de julio de 1813. El Correo Americano del Sur comenzó a publicarse en la ciudad de Oaxaca en 1813, tres meses después de que José María Morelos to-mara esta plaza. Circularon 39 números entre los meses de febrero y diciembre, más cuatro extraordinarios. Morelos encargó a José Ma-nuel de Herrera la dirección del periódico y más tarde designó a Car-los María de Bustamante. Su extensión era de un pliego, con un costo de dos reales y podía adquirirse los jueves en las casas de Aduana y Estanco de la ciudad de Oaxaca, según se afirma en la presentación del semanario. La impresión se llevó a cabo en la imprenta de José María Idiáquez. Con el propósito de contrarrestar el dominio realista de la prensa, este medio pretendía propor-cionar información sobre la insurrección. Los redactores consideraban que éste era "el recurso más poderoso" empleado por los enemigos del movimiento insurgente, para "excitar y sostener el es-píritu de división"; por ello, el Correo Americano debía "propagar con rapidez las noticias de hecho que instruyan el estado de los negocios nacionales". Entre las noticias publicadas por el periódico estaban las que se referían a las campañas militares en el sur del país, particularmente en Antequera de Oaxaca. En el primer ejemplar, del 25 de febrero de 1813, aparecen las misivas que José Manuel Herrera y Miguel Bravo dirigen a José María Morelos, respecto de los acontecimientos en Santa Rosa y Xamiltepec. En el número 17, del 8 de mayo de 1813, Mariano Matamoros se dirige a Morelos para notificarle que en Tehuantepec "la valiente división que tengo el honor de mandar, ha triunfado completa-mente…El punto que eligió el enemigo para resistir fue un cerro que tendría de alto como cien varas…Les hicimos presa de cuantos cañones y pertrechos traían, de diez y seis armadas, de muchas armas de fuego y de distintos renglones de comercio…Las circunstancias solas de la expedición están recomendando el valor y constancia de la tropa, que en esta ocasión me ha parecido inimi-table". Matamoros también reconoce la participación de las mujeres en el movimiento insurgente: "Tuve que celebrar el que las inditas del país iban diariamente a esperar que abriesen las puertas de los hospitales, para alimentar, medicinar, y socorrer a los enfermos insurgentes".