EL TRATAMIENTO DEL AMOR EN LA ÉGLOGA I DE VIRGILIO (original) (raw)

La evolución del amor en las tres églogas de Garcilaso de la Vega

2011

Se propone un análisis de las tres Églogas del poeta Garcilaso de la Vega (1498¿?-1536) desde el punto de vista de la filosofía amorosa. Se verá cómo cada una de las tres Églogas representa una fase de la personal evolución bien literaria, bien interior del autor. Garcilaso adopta el género eglógico porque le permite expresar los sentimientos más íntimos y dar voz a la introspección mediante el lenguaje poético. Si en la Égloga I vemos al enamorado deseperarse por la pérdida de la amada, en la Égloga II se ofrecen remedios para el mal de amor. La Égloga III representa el punto de llegada de la trayectoria garcilasiana, la cual tiene que ver con la aceptación del dolor como parte de la vida misma. El amor causa sufrimiento, pero no hay que perder la esperanza, porque a una mala época seguirá otra mejor. La poesía, en general todo el arte, ayuda al ser humano a elaborar el dolor y a transformarlo, produciendo una catarsis. En sus composiciones, especialmente en las tres Églogas, Garcilaso da prueba de su gran talento y de su cultura, que abarca desde los clásicos hasta los renacentistas italianos neoplatónicos. Fue capaz de utilizar el arte poético con habilidad y madurez, marcando así una etapa fundamental de la literatura no solo española sino europea del siglo XVI. Palabras clave: Églogas, Garcilaso de la Vega, amor, filosofía, siglo XVI, literatura española. El trabajo se ha realizado bajo la dirección de la profesora Maria del Valle Ojeda en el marco de los estudios filológicos llevados a cabo en la Università Ca' Foscari di Venezia (2011).

EL MILAGRO DEL AMOR

istinguidos caballeros y damas, esta noche me dirijo a todos ustedes con el propósito de hablar, en forma enfática, sobre eso que se llama "Amor". Hemos escogido tal tema por tratarse del día de SAN VALENTÍN, el Patrón del Amor.

TALLER 1 PEDAGOGIA DEL AMOR

Siempre resulta interesante y sublime adentrarse a cualquier tema que vislumbre la vida de los niños, niñas en el contexto de su educación inicial, pues es la tarea más hermosa, delicada y compleja dado a la naturaleza misma de la infancia, lo que implica saber adaptarse a su inquietante y singular mundo de realización. En ella, se fomenta el grado de formación y los valores que el individuo como tal va a mostrar durante su existencia. Desde esta naturaleza especial y bajo la afirmación de que "Educar es en esencia amar" (Xirau, 1990; citado en Barba, 2002), se torna significativo desarrollar la noción del amor y la promoción de una educación sustentada en el amor desde edades tempranas, con la esperanza de que la conformación de su vida esté signado por la grandeza del ser humano. Es por ello, que en la Educación Inicial se deben propiciar ambientes afectivos, dinámicos, armoniosos y estimulantes, que le permitan al educando socializar sus inquietudes, necesidades, intereses y deseos, en procura del enriquecimiento de sus vivencias y experiencias; bajo un clima favorable de libertad y asistencia pedagógica para el desarrollo del pensamiento creador y la generación del proceso de adquisición del lenguaje verbal y no verbal. De ahí, la necesidad de que sea acompañado desde los primeros instantes de su vida y durante el recorrido de su formación, de personas con capacidad de entrega y devoción educativa. En este sentido, es fundamental reflexionar sobre la tesis del amor como condición imprescindible de la (el) maestra (o) de Educación Inicial en su práctica pedagógica para habitar significativamente en el mundo del niño, niña. Desde este contexto, se esboza, entonces, que el amor es la esencia pedagógica que debe regir a la (el) Maestra (o) de Educación Inicial, para la configuración en el proceso formativo del niño, niña, de aspectos fundamentales de vida y realización humana. Para el desarrollo de este planteamiento, se hace necesario en primer lugar reflexionar sobre el valor del amor y del actuar con amor y, más aún, tener conciencia de la importancia del amor como esencia fundamental de lo humano y, como éste debe ocupar de forma vital a la (el) maestra (o) de educación inicial. De allí, que no es suficiente la calidad profesional sí, en confluencia a la efectividad del conocimiento y procedimiento de su práctica pedagógica, no se destaca en forma incondicional la calidad humana presente en la grandeza del amor; pues, sin llegar a la exageración, es imposible lograr éxito en la formación educativa si la misma no va acompañada de actitudes y relaciones afectivas debidamente consolidadas. Desde esta perspectiva cabe considerar, producto de la práctica profesional, como algunas de las Evidencias o bases, hechos o condiciones observables sobre los cuales se soporta la Aserción: la presencia de docentes y no maestras (os), la baja capacidad de entrega personal, actitudes personales desmotivantes, bajo nivel de empatía y pocas habilidades para generar relaciones sociales interactivas; observadas con frecuencia en los ambientes de clase, aunado a las expresadas en reportes o anécdotas, lo que llama considerablemente la atención y reflexión. El amor como dimensión humana más allá del estado afectivo, emocional, que toca los sentimientos, la imaginación y hasta el lenguaje, constituye una actitud del ser ante sí mismo y ante la vida. Tal como lo señala Xirau (1990, p.114. citado por Barba, 2002) "Es una forma peculiar y permanente del espíritu, una actitud radical de la vida que conduce los fenómenos y los contenidos y les presta una orientación y un sentido", lo que indudablemente se traduce en las acciones y significados personales manifiestos en las relaciones interpersonales. Visión que se despliega en la concepción de Maturana (1987), al referir que el amor es la emoción que constituye el dominio de acciones, es un espacio de interacciones recurrentes que amplían y estabilizan la convivencia, es el fundamento emocional de lo social. Esta noción del amor extiende la mirada en la aceptación de sí mismo y del otro en las más variadas formas de manifestación: la pareja, relación filial, la amistad, a

EL ENSAYO EN LA TRADICIÓN DEL CINE DE VANGUARDIA

Para Laia, tú y yo somos tres Emancipémonos de los imposibles, de todo lo que buscamos y creemos a veces que no hay, y peor aún, que no puede haber. Nada entonces debe detenernos en la busca de la solución plena, sin restricciones, sin resabios irreductibles Macedonio Fernández l. Cine pluridisciplinar ¿C ine qué?

DE LA ANGUSTIA AL ACTO VIA EL AMOR

Existen dos caminos para abordar lo real: el del concepto, propio de la ciencia, y el de la angustia, que transita el psicoanálisis. Esta elección determina la concepción que ha de tenerse del acto analítico. Para esclarecer este punto, el artículo toma elementos de la clínica del obsesivo, particularmente del paradigma que escogió Lacan en el seminario sobre la angustia: el caso del Hombre de los lobos. El acto analítico busca arrancar a la angustia su certeza, transfiriendo esta al síntoma. Lo que sorprende es que este proceder pasa por tener en cuenta al amor: el de Dios y el del otro.

LA MITOLOGIZACIÓN DE AUGUSTO EN LAS GEÓRGICAS DE VIRGILIO

Fortunatae, 2024

El 'mito augusteo' es una asociación entre modelos divinos (Apolo principalmente), heroicos (Aquiles y Hércules) y regios (Rómulo, Numa y Alejandro). Su creación fue un proceso social que se dio progresivamente y se fue imponiendo en el imaginario cultural a partir de las imágenes, las ceremonias, los actos públicos, el boca en boca, y la literatura. En Geórgicas, la inclusión de Augusto como un nuevo dios en el proemio dedicado a divinidades, ocupando el decimotercer lugar en el zodíaco (G. 1. 32-35), implica, principalmente, el recibimiento de una divinidad mediadora para los hombres, por su doble naturaleza entre lo divino y lo humano. En el presente trabajo observaremos los elementos que permiten identificar el procedimiento de mitologización, que funciona no solo para promover la figura del gobernante entre sus contemporáneos, sino como un procedimiento específicamente literario configurativo de la trama.