Cristo en la poesía de Borges (original) (raw)
2013, Borges, paso a paso
Todo lenguaje es de índole sucesivo; no es hábil para razonar lo eterno. Jorge Luis Borges Al trabajar la temática de "Cristo en la poesía de Borges" 1 dejaremos de lado expresamente las ideas desarrolladas en sus ensayos y algunos poemas sobre la existencia de Dios, incluidos en medio de poéticas aproximaciones filosóficas al tema antes mencionado. En este sentido, seguiremos las propias palabras de Borges quien, en un guiño al lector, sostiene en el Prólogo de La Rosa Profunda: "Las teorías, como las convicciones de orden político o religioso, no son otra cosa que estímulos." (Borges O.C. II 78). Recordemos también los conceptos vertidos en el Epílogo de Otras Inquisiciones: Dos tendencias he descubierto, al corregir las pruebas, en los misceláneos trabajos de este volumen. Una, a estimar las ideas religiosas o filosóficas por su valor estético y aún por lo que encierran de singular y de maravilloso. Esto es, quizá, indicio de un escepticismo esencial. Otra, a presuponer (y a verificar) que el número de fábulas o de metáforas de que es capaz la imaginación de los hombres es limitado, pero que esas contadas invenciones pueden ser todo para todos, como el Apóstol. (Borges O.C. I 775). Asimismo, consideramos que, para acotar gradualmente aún más el tema que nos ocupa, "Cristo en la poesía de Borges", es conveniente tener en cuenta algunos aspectos biográficos. En primer lugar, la constitución familiar del poeta. La abuela paterna de Borges era protestante, su madre profesaba el catolicismo y su padre se declaraba agnóstico. A pesar de estas diferencias, él fue educado como católico. Ahora bien, al igual que su padre, Borges se ha definido explícita y repetidamente como agnóstico, no ateo. Este agnosticismo se originó, tal vez, en la convicción de la imposibilidad del hombre para penetrar en los enigmas últimos de la realidad.