Demencia y racionalidad en Juan Pablo Castel (original) (raw)

ENTRADA El túnel, primera novela publicada por Ernesto Sábato, salió de la imprenta en 1948. Pasados 50 años de su primera edición redacto este texto. Castel, el insano autor de la crónica policial que leemos como novela, eleva su denuncia contra la modernidad. La modernidad es denunciada como la increíble pero obvia prisión que un loco no puede reconocer como su manicomio a causa de su propia locura. Y esa prisión, un túnel oscuro y solitario, es metáfora de una dimensión de la racionalidad cuya realización implica la demencia y, así, la justifica como única cordura. En El túnel se da por hecho consumado, por incurable condición criminal algo que ahora no podemos sino reconocer como un infeliz episodio dentro de un relato posmoderno. La metáfora del túnel no representa ahora las consecuencias infaustas de la racionalidad, sino el escándalo demencial de una de sus versiones: su versión más enloquecedora, la modernidad. Una versión que, 50 años después de El túnel, es el túnel del que hemos salido. Había una vez un mundo en el que sus habitan-tes, los hombres modernos, consideraban la demen-cia como parte de su propia identidad hermenéuti-ca. Los enloquecidos habitantes de ese mundo se autodescribían en narraciones donde los crímenes parecían ser lógicas consecuencias de llevar una vida racional. Ese mundo era un manicomio y desde él y dentro de él Juan Pablo Castel, uno de sus habitantes, escribió la crónica del asesinato de su amante, María Iribarne Hunter. Él creía que se trataba de una instancia inútil en un juicio donde alegar siempre es demencia, donde no habría una sola persona que lo oyera. Era una instancia frente a la modernidad, esa ilustrada moribunda que ahora pugna con rivales, pero entonces se creía la señora de la cordura y no estaba para oír a nadie. Pero cincuenta años después resulta que para nosotros esa instancia de Castel ya no es más la cosa inútil que solía. Vemos en la crónica de 1948 un episodio para justificarse en un juicio vigente respecto de la racionalidad. En este juicio el alegato es oído y la modernidad es declarada culpable. Esto ocurre en el posmoderno mundo en que habitamos nosotros. Es así que no celebro el