¿Adversarios o colegas? (original) (raw)
2021, LJA.MX
Hay una metáfora conceptual que suele estar detrás, y de manera inconsciente, en nuestra forma de caracterizar y describir nuestros intercambios argumentativos: la de la argumentación como guerra. Esta metáfora fundamenta un marco, una estructura mental que, para algunas y algunos lingüistas cognitivos, moldea nuestra visión del mundo, los objetivos que perseguimos, los planes que trazamos, el modo en que actuamos, y lo que solemos considerar como un buen o mal resultado de nuestras acciones. Así, si la metáfora bélica es la que opera en nuestro marco conceptual sobre la argumentación, no resulta sorprendente que cuando argumentamos busquemos ganar y no perder la discusión, que atendamos a los procesos que pueden llevarnos a la victoria, que recurramos a estrategias poco razonables pero efectivas para vencer a nuestros oponentes, y que nos parezca un fracaso no lograr que nuestra audiencia se adhiera a nuestro punto de vista. No obstante, y siguiendo los consejos de las y los propios lingüistas cognitivos enactivistas, los marcos pueden modificarse cuando se ofrecen mejores alternativas. Las alternativas son las de la cooperación y razonabilidad, pues arrojan mejores resultados en la argumentación. Dichos resultados pueden describirse como una mejora epistémica: que tengamos menos creencias falsas, más creencias verdaderas, etc.