Heidegger/Nietzsche La concepción del ser como mismidad e ipseidad (original) (raw)
Resumen: Esta contribución elabora la concepción del ser en su mismidad e ipseidad en Heidegger y Nietzsche, contrastando la concepción nietzscheana de la volun-tad de poder y del eterno retorno con la interpretación heideggeriana y enmarcándola dentro de su concepción del ser anterior y posterior a la Kehre. La tesis sostie-ne que, mientras Heidegger concibe la ipseidad ya no como identidad a sí mismo en el sentido de las egologías tradicionales, sino como modo de existencia auténtico del Dasein que se asume como tal, la concepción de Nietzsche es la inversa: la ipseidad como modo de exis-tencia implica la renuncia a ser uno mismo y la asunción de diferencias y transformación de las fuerzas compo-nentes. Mientras la mismidad en Nietzsche se resume al querer [Wille] como unicidad eternamente retornante, un retorno a la mismidad originaria en el sentido heide-ggeriano es imposible porque las diferencias son irre-ductibles a una pertenencia originaria de ser y pensar. Paradójicamente, el "yo" nietzscheano es propiamente él mismo, renunciando a ser él mismo: éste es el poder que lo singulariza. Palabras Clave: identidad, subjetividad, ontología, voluntad de poder, eterno retorno Abstract: This paper elicits the conception of the self as sameness and as ipseity in Heidegger and Nietzsche by confronting Nietzsche's conception of the will to power and eternal return with Heidegger's interpretation, while setting it within the framework of Heidegger's conception of being before and after the Kehre. It claims that, while Heidegger conceives of ipseity no longer as the self of a self-identical being in terms of the traditional "egologies" but as the proper mode of existing of Dasein that assumes itself, Nietzsche's conception is the inverse: ipseity as mode of existence implies renouncing to being oneself as sameness and assuming the fact of being composed by differences and forces in continuous transformation. While sameness in Nietzsche is restricted to the will as an eternally returning unicity, a return to the originary sameness in the Heideggerian sense proves to be impossible insofar as those differences are irreduc-ible to a primary belonging-together of being and thinking. Paradoxically enough, the Nietzschean "I" becomes properly itself only by renouncing to being itself: this is the power that singularizes it.