Feminismo e intertextualidad en La mujer habitada (original) (raw)

Como la crítica ha señalado en repetidas ocasiones, la intertextualidad es un concepto que se origina con la lectura que Kristeva realiza de Bakhtin en 1966. En "Word, Dialogue, and Novel," Kristeva indica que "any text is constructed as a mosaic of quotations, any text is the absorption and transformation of another" (66). Pero como Susan Stanford Friedman nos recuerda, esta intertextualidad así conceptualizada supone ya la supresión del sujeto agente de la escritura que luego Barthes también va a desarrollar y a ampliar. Al respecto, Friedman hace notar: "For both Barthes and Kristeva, the text--an 'it'--draws, makes, enters, and dialogues with its intertexts. The subject of these verbs is the anonymous, impersonal 'it' that engages in intertextual play" (150). Si bien este concepto de intertextualidad es el que ha predominado durante las últimas décadas, recientemente algunas críticas feministas han comenzado a reevaluar esa noción de intertextualidad, apuntando que el concepto de sujeto autorial es "strategically valuable to a kind of criticism that attemps to situate writing in relationship to constructs such as gender, race, and class" (Draine 319). Así, Lynn Keller observa el uso consciente que algunas escritoras hacen de la intertextualidad como una estrategia autorial para subvertir la autoridad patriarcal. 1 Dentro de esa misma línea, Nancy Miller también rechaza la intertextualidad anónima que sostienen Barthes y Kristeva, pronunciándose más bien por una "intertextualidad política" (111), que enfatiza la importancia del sujeto que escribe. Desde esta postura, y refiriéndose a escritoras como Hélène Cixous, Luce Irigaray y Monique Wittig, Miller observa en "Changing the Subject" cómo estas escritoras se sitúan desde un "oblique (or textual) angle" (111) para actuar sobre los textos de su cultura, reapropiándose de ellos. Y luego indica: