Soñé un camino en la vida: Descartes y la prehistoria del psicoánalisis. (original) (raw)

2021, Soñé un camino en la vida: Descartes y la prehistoria del psicoánalisis.

Soñé un camino en la vida. René Descartes y la prehistoria del psicoanálisis. "Decidí abandonar el mundo de las letras para dirigirme al Libro del Mundo, no buscando otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo." René Descartes, Discurso del Método, 1637 ‫יהוה‬ "Soy El que Soy" dice La Voz, tras la zarza ardiente, cuando Moisés pregunta a Eso que le habla cuál es Su Nombre. Los eruditos que estudian la Torá saben-porque en hebreo no existe el verbo "ser" en tiempo presente-que la traducción que acabo de escribir no es correcta, y que entonces lo que en realidad responde Eso o Ese (que luego será aludido como "Dios") es que se llama "Seré lo que Seré". Las letras hebreas del verbo que da sentido a la sentencia son las mismas que constituyen, en el texto bíblico, el Tetragrama impronunciable (que titula este apartado) del Nombre de Dios. "Ser" es, según lo que La Voz comunica en ese momento y por la eternidad del tiempo, una potestad divina. El pueblo hebreo, que había nacido como tal a partir de este diálogo plasmado en el Éxodo bíblico, engendró una bifurcación en Jesús de Nazaret. El cristianismo de mártires de los primeros siglos de nuestra era se institucionalizó, y la Institución generó díscolos, que devinieron herejes. En 1517 un monje alemán, Martín Lutero, clavó 95 tesis en la catedral de Wittenberg y la Cristiandad occidental crujió como nunca. La Iglesia y el Imperio le exigieron a Lutero que abjurase, pero él no podía abjurar: "Mi conciencia es cautiva de la palabra de Dios-dijo ante ellos-así que no sería bueno ir contra mi conciencia; por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, ¡que Dios me ayude, amén!" Aquello que se había pronunciado ante Moisés ahora habitaba en la conciencia del monje alemán. ¿Quién afirma la sentencia? El mismo fraile. Fe en Dios que deviene fe en mi conciencia. El cristiano se autoriza a sí mismo a interpretar la Escrituras. Cisma, corte: no hay vuelta atrás. Un siglo después cierto joven francés buscará, también, la verdad en sí mismo, hasta parafrasear al divino Interlocutor de Moisés, pero-como Lutero-desde una intimidad radical: no puede haber duda alguna-anota en sus Meditaciones-de que, cada vez que la formule (o bien "mientras la pronuncie o la conciba"), la proposición "Yo soy, yo existo", es necesariamente verdadera. El Dios bíblico enuncia Su verdad (verdad del mundo, arrojada a un tiempo ilimitado) como aquella que "será lo que será"; René Descartes encuentra la primera certeza sobre el mundo en el fundamento indubitable de su propio "soy", también arrojado al devenir del tiempo.