Las Lenguas del Diablo. Quintero Weir, comp., (original) (raw)

Ambrose, Bierce - Diccionario del Diablo.doc

La llegada de Ambrose Gwinet, el 24 de junio de 1842, no debió ser un acontecimiento excepcional para Marco Aurelio y Laura Bierce, sus padres. Otros nueve hijos ya congestionaban la cabaña de madera donde vivían, en Horse Cave, campo religioso de Meigs County, Ohio.

Lenguaje gótico (femenino) y narraciones enmarcadas en The Weir, de Conor McPherson

1616: Anuario de Literatura Comparada, 2024

En 1997, The Weir se convertiría en el primer gran éxito del joven dramaturgo irlandés Conor McPherson. Usando la poética de las narraciones enmarcadas, McPherson consigue dar una dimensionalidad inaudita a lo que se representa. Como ocurriera en la novela gótica, se apreciará cómo serán mujeres los necesarios conductos para que lo sobrenatural cobre forma en medio de lo cotidiano. Un hada, una anciana con tendencias alcohólicas, una niña acosada y una maestra rural serán las protagonistas de este camino. A través del personaje de Valerie, sin embargo, se irá viendo cómo esas mujeres dejan su papel tradicional de víctimas o entes pintorescos para convertirse en verdaderos narradores góticos. El objetivo de este artículo es doble, pues, por un lado, pretende analizar cómo esos personajes femeninos articulan la propia obra dándole una estructura perfectamente nivelada en un crescendo y, por otro, se pretende ver cómo el autor juega con la combinación del lenguaje dramático y el narrativo.

Diccionerio del diablo

el signo tenebroso de su infancia no lo dejó nunca. Su vida conyugal, invariablemente procelosa, culmina cuando su mujer lo abandona en 1891. Dos años antes uno de sus hijos había muerto durante una gresca crapulosa; otro moriría corroído por el alcohol. En 1913, solo, asmático, cansado de esta vida que nunca pudo ver con buenos ojos, agotado por completo su poder de creación, Bierce "El Amargo", con 71 años copiosos de desgracias pasando en sus espaldas, emprende viaje a México. También para su maltratada existencia pareciera haber buscado con lucidez un desenlace estupefaciente. En una última carta, del 26 de diciembre de ese año 13, escribe: "¡Ah! Desaparecer en una guerra civil ¡qué envidiable eutanasia!". Ese sueño postrero se cumplió tal como lo quiso. Unido a las tropas de Pancho Villa se esfuma, nadie sabe cuándo ni cómo, envuelto por un misterio que le cuadra tan bien como a cualquiera de los personajes de sus relatos sobrenaturales. Lexicógrafo del Demonio La posteridad ha descuidado a este clásico de las letras norteamericanas que, en su tiempo, tuvo más renombre que el mismo Poe. Hoy, después de muchos años de sobria fama en su patria y de un par de imperceptibles tentativas de emigración a Francia, donde fue traducido en 1937 y 1947 sin consecuencias memorables, su gloria reverdece. En 1952 Alain Bosquet escribió de él, y al final de una excelsa nómina de divos del humor negro-Swift, Sade, Lichtenberger, Petrus Borel, Poe, Lewis Caroll, Villiers de l'Isle Adam, Lautremont, Huysmans, Jarry...-puso esta frase: "Parece, sin embargo, que se nos ha olvidado agregar en esta lista al más brillante, al más sistemático, al más desconcertante de todos: Ambrose Bierce". Después, dos nuevas ediciones de sus cuentos traducidos por Jacques Papy-"su Baudelaire" desde hace más de treinta años-otras dos del Diccionario-una con prólogo de Jean Cocteau-y la publicación en "Planète" de algunas de sus fábulas y cuentos, abrieron el camino a su conocimiento en el extranjero. Los antecedentes argentinos más remotos de que tengamos noticia, son una biografía aparecida en "Caras y Caretas" hace cuarenta años, y una entrevista imaginaria publicada en la www.infotematica.com.ar Cerebro, s. Aparato con que pensamos que pensamos. Lo que distingue al hombre contento con "ser" algo del que quiere "hacer" algo. Un hombre de mucho dinero, o de posición prominente, tiene por lo común tanto cerebro en la cabeza que sus vecinos no pueden conservar el sombrero puesto. En nuestra civilización y bajo nuestra forma republicana de gobierno, el cerebro es tan apreciado que se recompensa a quien lo posee eximiéndolo de las preocupaciones del poder. Y esto último, síntesis y clave del trastrueque universal. Blanco. Negro. Advirtamos por fin que con frecuencia el lector de este libro notará que el sulfuroso índice de que ya hablamos se vuelve hacia él. En tal trance, una actitud plausible es mirar al techo silbando bajito. Otra posibilidad es detenerse a pensar de buena fe. Esta alternativa aparentemente no preferible, puede resultar de una amenidad salutífera. A Abandonado, s. y adj. El que no tiene favores que otorgar. Desprovisto de fortuna. Amigo de la verdad y el sentido común. Abdicación, s. Acto mediante el cual un soberano demuestra percibir la alta temperatura del trono. Abdomen, s. Templo del dios Estómago, al que rinden culto y sacrificio todos los hombres auténticos. Las mujeres sólo prestan a esta antigua fe un sentimiento vacilante. A veces ofician en su altar, de modo tibio e ineficaz, pero sin veneración real por la única deidad que los hombres verdaderamente adoran. Si la mujer manejara a su gusto el mercado mundial, nuestra especie se volvería graminívora. Aborígenes, s. Seres de escaso mérito que entorpecen el suelo de un país recién descubierto. Pronto dejan de entorpecer; entonces, fertilizan. Abrupto, adj. Repentino, sin ceremonia, como la llegada de un cañonazo y la partida del soldado a quien está dirigido. El doctor Samuel Johnson, refiriéndose a 7 Diccionario del Diablo www.infotematica.com.ar las ideas de otro autor, dijo hermosamente que estaban "concatenadas sin abrupción". Absoluto, adj. Independiente, irresponsable. Una monarquía absoluta es aquella en que el soberano hace lo que le place, siempre que él plazca a los asesinos. No quedan muchas: la mayoría han sido reemplazadas por monarquías limitadas, donde el poder del soberano para hacer el mal (y el bien) está muy restringido; o por repúblicas, donde gobierna el azar. Abstemio, s. Persona de carácter débil, que cede a la tentación de negarse un placer. Abstemio total es el que se abstiene de todo, menos de la abstención; en especial, se abstiene de no meterse en los asuntos ajenos. Absurdo, s. Declaración de fe en manifiesta contradicción con nuestras opiniones. Adj. Cada uno de los reproches que se hacen a este excelente diccionario. Aburrido, adj. Dícese del que habla cuando uno quiere que escuche. Academia, s. Escuela antigua donde se enseñaba moral y filosofía. Escuela moderna donde se enseña el fútbol. Accidente, s. Acontecimiento inevitable debido a la acción de leyes naturales inmutables. Acéfalo, adj. Lo que se encuentra en la sorprendente condición de aquel cruzado que, distraído, tironeó de un mechón de sus cabellos, varias horas después de que una cimitarra sarracena, sin que él lo advirtiera, le rebanara el cuello, según cuenta Joinville. Acorde, s. Armonía. Acordeón, s. Instrumento en armonía con los sentimientos de un asesino. Acreedor, s. Miembro de una tribu de salvajes que viven más allá del estrecho de las Finanzas; son muy temidos por sus devastadoras incursiones. Acusar, v.t. Afirmar la culpa o indignidad de otro; generalmente, para justificarnos por haberle causado algún daño. Adagio, s. Sabiduría deshuesada para dentaduras débiles. Adherente, s. Secuaz que todavía no ha obtenido lo que espera. Adivinación, s. Arte de desentrañar lo oculto. Hay tantas clases de adivinación como variedades fructíferas del pelma florido y del bobo precoz. Administración, s. En política, ingeniosa abstracción destinada a recibir las bofetadas o puntapiés que merecen el primer ministro o el presidente. Hombre de paja a prueba de huevos podridos y rechiflas. Admiración, s. Reconocimiento cortés de la semejanza entre otro y uno mismo. Admitir, v. t. Confesar. Admitir los defectos ajenos es el deber más alto que nos impone el amor de la verdad. Admonición, s. Reproche suave o advertencia amistosa que suele acompañarse blandiendo un hacha de carnicero. Adoración, s. Testimonio que da el Homo Creator de la sólida construcción y elegante acabado del Deus Creatus. Forma popular de la abyección que contiene un elemento de orgullo. Adorar, v t. Venerar de modo expectante. Aflicción, s. Proceso de aclimatación que prepara el alma para otro mundo más duro. Aforismo, s. Sabiduría predigerida. Africano, s. Negro que vota por nuestro partido. Agitador, s. Estadista que sacude los frutales del vecino... para desalojar a los gusanos. Agua de arroz, s. Bebida mística usada secretamente por nuestros novelistas y poetas más populares para regularizar la imaginación y narcotizar la conciencia. Se la considera rica en obtusita y letargina y debe ser preparada en una noche de niebla por una bruja gorda de la Ciénaga Lúgubre. Aire, s. Sustancia nutritiva con que la generosa Providencia engorda a los pobres. Diccionario del Diablo www.infotematica.com.ar muerte, pero de su esencia inmaterial no sabía nada. Esta es lo que llamamos el Apetito, que sobrevive al naufragio y el hedor de la mortalidad, para ser recompensado o castigado en otro mundo, según lo haya exigido en éste. El Apetito que groseramente ha reclamado los insalubres alimentos del mercado popular y del refectorio público, será arrojado al hambre eterno, mientras aquel que firme, pero cortésmente, insistió en comer caviar, tortuga, anchoas, paté de foie gras y otros comestibles cristianos, clavará su diente espiritual en las almas de esos manjares, por siempre jamás, y saciará su divina sed en las partes inmortales de los vinos más raros y exquisitos que se hayan escanciado aquí abajo. Tal es mi fe religiosa, aunque lamento confesar que ni Su Santidad el Papa, ni su Eminencia el Arzobispo de Canterbury (a quienes imparcial y profundamente reverencio) me permiten propagarla". Almirante, s. Parte de un buque de guerra que se encarga de hablar, mientras el mascarón de proa se encarga de pensar. Altar, s. Sitio donde antiguamente el sacerdote arrancaba, con fines adivinatorios, el intestino de la víctima sacrificial y cocinaba su carne para los dioses. En la actualidad, el término se usa raramente, salvo para aludir al sacrificio de su tranquilidad y su libertad que realizan dos tontos de sexo opuesto. Ambición, s. Deseo obsesivo de ser calumniado por los enemigos en vida, y ridiculizado por los amigos después de la muerte. Ambidextro, adj. Capaz de robar con igual habilidad un bolsillo derecho que uno izquierdo. Amistad, s. Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta. Amnistía, s. Magnanimidad del Estado para con aquellos delincuentes a los que costaría demasiado castigar. Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal. Esta enfermedad, como las caries y muchas otras, sólo se expande entre las razas civilizadas que viven en www.infotematica.com.ar Apetito, s. Instinto previsor implantado por la Providencia como solución al problema laboral. Aplauso, s. El eco de una tontería. Monedas con que el populacho recompensa a quienes lo hacen reír y lo devoran. Apóstata, s. Sanguijuela que tras penetrar en el caparazón de una tortuga y descubrir que hace mucho que está muerta, juzga oportuno adherirse a una nueva tortuga. Arado, s. Implemento que pide a gritos manos acostumbradas a la pluma. Árbol, s. Vegetal alto, creado por la naturaleza para servir de aparato punitivo, aunque...