Dos casos de osteomielitis vertebral por infección urinaria (original) (raw)
1964, Revista Argentina De Urologia
El reconocimiento de las localizaciones vertebrales en las infecciones óseas no tuberculosas es relativamente nuevo. En 1869 Gibney describe la tifoidea espinal; Lannelongue en 1879 se refiere a las espondilitis agudas, y Lefort e lngelmans en 1928 a las crónicas. Labeyrie señaló la mayor frecuencia con que se afecta el .^egmento lumbar. El com^omiso de las vértebras en relación al de otros focos óseos es infrecuente, como lo traducen las referencias de Henson y Coventry, según las cuales Hahn había observado 1 en 661 casos de osteomielitis, Wilensky 9 en 578, y Kulowski 60 en 1.500, o sea el 0,2 %, 1,6 % y 4 %. García y Grantham es tu dian 100 pacientes con lesiones infecciosas vertebrales en edades de seis meses a 78 años, vistos en el Hospital Ortopédico de Nueva York, sobre un total no especificado de osteomielitis. En el Centro Ortopédico de Nuffield, de Oxford, fueron vistos 202 pacientes entre 1948 y 1958. En nuestro país el tema fue tratado en el 7? Congreso Argentino de Cirugía, en el que Guillermo Allende aportó dos casos sobre 129 en niños, Jáuregui igualmente 2 en el adulto. Tamini y Piqué 1 sobre 121, Mazzini y Bogetti 4 en 332 y Viñas, Suárez Aguirre y Rivara 1 sobre 518; cifras coincidentes con las de otras fuentes. Blumenfeld, también en nuestro país, publica 5 casos en 1936; en el mismo año Ottolenghi y Oleaga Alarcón también agregan 5 casos, uno de ellos de particular interés por haber sido operado de perinefritis, aunque los autores piensan que fuera secundaria al proceso óseo. En el año 1938 Astraldi, Fernández y Brea presentan a esta Sociedad un paciente que hizo un absceso perinefrítico luego de una infección interdigital de la mano, drenado el absceso casi a los dos meses de la infección digital, persiste fístula lumbar por la que es reintervenido reconociéndose la lesión vertebral en el curso de la exploración, dicha lesión existía en las urografías previas a la operación, pero habían pasado desapercibidas. En la interpretación de la secuencia de las lesiones ocurridas, dichos autores suponen que la fístula lumbar y el absceso previo fueron consecuencia de la lesión vertebral, aun cuando no excluyen por