"El mundo rural guipuzcoano al final de la Edad Media: Progreso agrícola, gestión y explotación de la tierra", en En la España medieval, 21 (1998), pp. 69-96. (original) (raw)
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Un nuevo volumen sobre behetrías ha llegado a Buenos Aires. Se trata del estudio de Rafael Oliva sobre la behetría de Becerril de Campos. El libro es la edición de la tesis de doctorado del autor, la cual ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude en la Universidad de Valladolid. En las palabras de Valdeón Baruque, que prologa la obra, ésta constituye una investigación modélica sobre el campesinado medieval. Lamentablemente, la edición no incluye los apéndices documentales que el autor presentaba en la tesis; no obstante, el libro proporciona copiosa documentación inédita a pie de página de inestimable valor para el historiador interesado en las behetrías. La obra tiene además el mérito de abordar el problema del campesinado, un aspecto poco frecuentado por los historiadores del tema, que como se sabe han privilegiado el estudio de la nobleza o el examen abstracto de la behetría como forma señorial. El texto de Rafael Oliva constituye, pues, una novedad en el panorama historiográfico. Es menester destacar otro aspecto poco habitual en este tipo de elaboraciones: el libro tiene una hipótesis, que el autor defiende con entusiasmo a lo largo de sus muchas páginas.
Escribir un estado del arte acerca de cualquier historiografía rural moderna es, sin lugar a dudas, un desafío complejo y que requiere, a quien incursione en tamaña empresa, hacer gala de capacidad de síntesis, argumentación y articulación de ejes temáticos diversos que el concepto de “rural” comprende. El reto resulta aún mayor cuando ese balance implica, además, una comparación de itinerarios diversos seguidos por dos historiografías con amplia tradición de estudios como la francesa y la española.
INTRODUCCiÓN El objetivo de nuestro trabajo es explicar a través del análisis comparado el porqué de los distintos modos de explotación ganadera practicada en dos espacios geográficos próximos, ubicados en el extremo occidental de los Pirineos. Por una parte, el caso guipuzcoano, ejemplo representativo de las áreas de influencia cantábrica, que se caracteriza por una ganadería no trashumante, trasterminante, apoyada en movimientos de corto radio entre los seles veraniegos e invernizos, dentro del propio valle o de sus inmediaciones. Por otra parte, los valles de Aezkoa, Salazar y Roncal, en el Noreste de Navarra-representativos de las áreas pirenáicas-, en los cuales, aún hallándose en la misma latitud que Guipúzcoa, observamos una trashu-mancia de ciclo largo que tiene como destino invernal las Bardenas de la Ribera tudelana o, alternativamente, las Landas bordelesas, en cada caso aproximadamente a un centenar de kilómetros de los valles de origen.