El legado religioso de dos familias comerciantes sevillanas: el ostensorio de Isabel Pérez Caro para la Catedral de Sevilla (1729)", en Cuadernos de los Amigos de los Museos de Osuna nº 23 (2021), pp. 53-56. (original) (raw)
La familia Pérez Caro comenzó a despuntar en la Sevilla de Carlos II. Sus distintos miembros no destacaron por ser grandes cosecheros exportadores de aceite o vino, a pesar que contaron con hacienda de campo, en el término de Castilleja del Campo. Sin embargo, se les encuentra en numerosas idas y venidas de las flotas de la Carrera de Indias, unas veces como mercaderes y otras como propietarios de navíos. También estuvieron vinculados con el Consulado, con la Universidad de Mareantes y su Colegio de San Telmo. Es decir, como apunta García Fuentes, estuvieron presentes «en todas las facetas de la vida pública de Sevilla». El epicentro del linaje fue su casa en la calle Catalanes (hoy Albareda). Una casa labrada por el progenitor del mismo, Antonio Pérez Burgasse, abogado de la Real Audiencia y consultor del Santo Oficio. Contrajo matrimonio con Ana Caro de Cuenca, matrimonio que tuvo numerosos hijos: Ana María, Andrea, Antonio, Cristóbal, Fernando, Francisco, Juan, José, Ignacio e Isabel.