MARÍA Y LA PALABRA (original) (raw)
La persona que con mayor humildad y perfección escuchó y escucha la Palabra de Dios es María. Cuando el ángel Gabriel le comunica la voluntad de Dios, ella escucha con atención y luego acepta lo que Dios le propone (cf. Lc 1,26ss). Así la Palabra de Dios no solamente es creída por su Pueblo sino que ahora se Encarna en el seno de María. El fruto más grande que ha dado la humanidad es Jesucristo, no puede haber nada más grande que Jesús, y es el fruto bendito del vientre de María (cf. Lc 1,42). María no solamente escuchó sino que encarnó la Palabra de Dios. Los cristianos debemos seguir el ejemplo de María, encarnar la Palabra en nosotros, para dar también muchos frutos de vida eterna. Si de verdad escuchamos con amor y humildad la Palabra de Dios daremos muchos frutos para todos. Una vez que la Palabra entra en nosotros nos va transformando a la imagen de Dios, y damos frutos que perduran, frutos para la vida eterna. María es la tierra fecunda, la humanidad donde se siembra la Palabra y Dios está con nosotros Emmanuel, se queda para siempre. Dios se hace uno de nosotros para acompañarnos, iluminarnos, redimirnos y salvarnos. La Palabra de Dios se hace carne en María y pone su tienda entre nosotros (cf. Jn 1,14). Cristo viene a este mundo a redimirnos del pecado, a dar su vida en la Cruz. Para poder encarnar la Palabra hay que creer en ella, María creyó en lo que el ángel le anunciaba, y la Palabra se encarnó en ella. María siempre escuchaba con atención y meditaba en su corazón los acontecimientos y las palabras que ocurrían de parte de Dios en su vida (cf. Lc 2,19), ella se disponía a cumplir lo que Dios le pedía cada vez. María no solamente aceptó que la Palabra encarnara en su ser sino que además encarnó la Palabra en su vida, porque ella siempre hizo lo que Dios le pidió, cambió sus planes para seguir los de Dios, siempre estuvo humildemente escuchando y cumpliendo la voluntad de Dios. La Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros, en la casa de María y de José, ese hogar de Nazareth se iluminó con la Palabra encarnada, Jesús, y desde allí se fue regando por toda la tierra, en la Iglesia de Cristo, que ilumina a todas las gentes de todos los tiempos. De los escuchadores de la Palabra María es la más perfecta, ella la encarnó en su seno, y se acomodó en todo a esa Palabra, ella nunca pecó en contra de Dios, siempre cumplió lo que su palabra le pedía, ella siempre fue fiel y humilde ante esa Palabra y acomodó su vida a Dios. María recuperó con su obediencia a Dios lo que Eva había perdido. 2.-María cumple la Palabra de Dios. Como Abraham, María salió de sus planes, de sus comodidades, para seguir el camino de Dios, sirvió a la Palabra con su propia vida, y estuvo siempre a su lado, sobre todo en los momentos más difíciles, sobre todo en la Cruz, cuando la Palabra se debía encarnarse en la humanidad y formar la Iglesia, y fue abandonada por todos, rechazada, burlada, pero María permaneció fiel a la Palabra, nunca hubo en ella ni una rendija de infidelidad o soberbia, siempre estuvo aceptando en su ser y en su