La Finalidad Del Fin: El Concepto De Muerte a Partir De Heidegger (original) (raw)
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¿Qué es la muerte para Martin Heidegger?
2017
Resumen El texto, construido bajo presupuestos de la hermenéutica y el análisis documental, sustenta que la muerte es en Martin Heidegger, la posibilidad de todas las posibilidades del Dasein, hace parte de la vida, de lo cotidiano, hacia lo cual el Dasein está vuelto y tiene que ver con dejar de existir, de ser. Palabras clave Muerte, Heidegger, Filosofía, Dasein. "Apenas un hombre viene a la vida ya es bastante viejo para morir" Martin Heidegger Martin Heidegger fue un filósofo Alemán que vivió entre los años de 1889 y 1976. Fue discípulo de Husserl y es considerado uno de los pensadores más importantes del siglo XX, sobre todo en lo relacionado con la ontología, la metafísica y la fenomenología. La filosofi, a (Philosophía/filosofía) para Heidegger es "un tipo de competencia particular que permite aprehender el ente con la mirada, poniendo a la vista lo que éste es en tanto que ente" (Heidegger, 2006, p. 48). La filosofía, entonces, se pregunta por el ser. El
El Ser-para-la-muerte (Das Sein zum Tode) como fundante de una ética en Heidegger
Teoría y Praxis, 2016
El presente artículo tiene la pretensión de mostrar la posibilidad de una ética en Heidegger a partir del ser-para-la-muerte. Para ello, lo hemos dividido en tres partes. La primera de ellas trata de mostrar el vínculo que existe entre el estar-en-el-mundo y la ética, partiendo de la comprensión que Heidegger tiene de ésta. En el segundo apartado hacemos una aproximación a la cotidianidad del Dasein, señalando algunas implicaciones que esta cotidianidad tiene con claras resonancias éticas. Para finalizar, en el último apartado, tratamos de mostrar cómo el ser-para-la-muerte puede llegar a ser considerado como un fundante ético.TEORÍA Y PRAXIS año 14, No.28, Enero-Mayo de 2016, pp. 65-80
Con Hegel y Heidegger: Amenaza de la finitud
1990
La pequeña preposición «con», «en compañía de», mienta una propuesta con la que desearía contribuir de algún modo a paliar la usual, enojosa y cansina polémica que echa a luchar a los pensadores entre sí, para quedamos al fin con el campeón, con aquél que «tenía toda la razón». Para mí, es tan evidente como trivial la constatación de los agravios infligidos por Heidegger a Hegel. Aquél tenía que introducir velis nolis a éste en el esquema cartesiano de la Modernidad: la primacía del sujeto representador, la obsesión por el fundamentum znconcussum, la certeza de la autoconciencia que sólo se sabe a sí mismo, el ser entendido como objetualidad (Gegenstdndlichkeit) de la autoposición, y demás. Igual de relativamente fácil seria «hacer ver» que los extraños términos usados por el de Messkirch parecen en su mayoría traducciones de la nomenclatura hegeliana: un truco de imaginería vertiginosa y artificiosa enderezado a borrar huellas de vergonzante dependencia. ¿Quién no ve que basta un pequeño giro para hacer del Estar (Dasein~un sese habere (Zusich-verhalten) ', de la existencia de autorreferencialidad en que se interioriza todo fenómeno 2, del círculo hermenéutico un Werden zu sich de base trascendental~, de la angustia un movimiento de mediación (con su negación y todo)4, de la nada la rueda de la automediación del Estarsujetos. y así? Sólo que es posible que de ese pequeño giro (un giro de apertura, de resolución-En i'schluss-) dependa todo. Pues pretender
Heidegger y el Final del Humanismo
Resumen: el presente artículo pretende reasumir la pregunta realizada por Jean Beaufret a Martin Heidegger y publicada por éste en la epístola escrita en el año de 1946. En este momento el fracaso del proyecto ilustrado es evidente: en medio del proceso de la redacción de los derechos humanos nos encontramos con una Europa en ruinas y ante el espectáculo de la catástrofe humana realizada con los más sofisticados medios racionales puestos al servicio del exterminio y la aniquilación masivos. Para Heidegger, retomar el debate del humanismo en el tradicional modo del pensar occidental es en sentido estricto, perder la orientación, esto es, asistir a la falta de sentido. Para Heidegger la causa de esta situación denuncia la dependencia entre el concepto de humanismo y el tradicional andamiaje occidental de la metafísica. No obstante, el concepto hombre, fundamento de la metafísica moderna y de sus proyectos políticos queda vacío. ¿Qué es el humanismo? Es la vox clamantis in deserto que inaugura la conciencia contemporánea de la crisis del humanismo y por consiguiente de la cultura. La prolongación de este momento negativo es vista por Heidegger en la antropología: ésta no es más que otra forma siniestra de humanismo que sigue hablando el lenguaje bivalente de la metafísica.
Muerte y alteridad existencial en Martin Heidegger
Eikasia, 2018
La muerte- afirma Heidegger - es en cada caso la mía. La muerte, estrictamente hablando, es “indelegable”. El fundamento de esta “indelegabilidad” reside en la propia estructura del Mitsein: si “ser-con” consiste esencialmente en ser en el mismo mundo y si la muerte consiste justamente en “salir del mundo”, entonces la muerte es radicalmente incompartible. La distancia es aquí abisal e irremontable. El artículo intenta demostrar que en la propia estructura del Dasein como Sein zum Tode está implicado un límite irrebasable de la misma alteridad. A la luz de la muerte como mi propia muerte, el otro lejos de ser un prójimo (próximo) es un otro radical. Sin embargo, y precisamente por ello, el otro resulta irreductible a categorías puramente “objetuales”.
Heidegger: el pensar del ser y el último dios
2007
LUIS CÉSAR SANTIESTEBAN * Resumen: El tema de dios en Martin Heidegger es uno de los más controvertidos en la recepción de su filosofía. Este artículo intenta elucidar la posición del filósofo alemán a este respecto. Para ello se pretende, en primer término, explicar el silencio de Heidegger acerca de dios, así como su carácter crítico, mismos que remiten a una constelación nihilista y técnica del mundo, a lo cual me referiré como su discurso negativo. Sin embargo, su visión no se agota en el pesimismo, sino que nos hace abrigar esperanzas de que aparezca un último dios en el horizonte de lo que él designa el otro comienzo, al cual llamamos discurso positivo.