Hacia una biografía del self (original) (raw)
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Cuadernos Hispanoamericanos, 2011
«-Son chistes. Son irónicos.-Pues a mí me han parecido muy serios, perdona que te diga. No sé dónde ves la ironía-y sonreía por lo bajini, como si estuviera hablándole a un descerebrado-: La ironía es un recurso anticuado, de la poesía de los cincuenta, y lo que tú haces es un ejercicio de despersonalización. La fragmentación del sujeto.-¡Que no, que son de broma, joder! Te lo dice el autor. Otra cosa será que tú no cojas los chistes.» Carlos Pardo (Madrid, 1975) es, hoy por hoy, una de las voces de referencia de la nueva poesía española. Con sus tres poemarios editados (El invernadero, Desvelo sin paisaje y Echado a perder) ha fraguado una voz personalísima y rotunda, conciliadora de tradiciones, una voz conjugada-si he de resumirlo burdamente-con tres propiedades: la ironía, la intelectualidad y la elipsis. Digamos, entonces, que al novelista que se estrena ahora con Vida de Pablo lo asiste en su aventura ese poeta ya maduro que se deja entrever aquí en las maneras, allí en el temperamento. Y si en verdad estilo es sinónimo de carácter, detrás de ambos Carlos Pardo se esconde el verdadero Carlos Pardo, narrador de sí mismo en su propia novela, una biografía de ficción, o una falsa biografía que cumple con algo a lo que el autor nos tiene acostumbrados en poesía: despistar, confundir lo inmediato con
Mirando por medio de una autobiografía
Revista Reflexiones, 1998
Por medio del análisis 1 de una autobiografía campesina se desea estudiar, en la vida cotidiana 2 , el reflejo de las relaciones paradigmáticas de la interpretación de la realidad por parte de algunos autores vistos en el "Seminario sobre cultura e identidad en Centro América"
Construcción de la identidad del linaje a través del discurso político de los parientes mayores en el espacio septentrional vizcaíno, elementos para su análisis a través de la lectura de las Bienandanzas e Fortunas de Lope García de Salazar.
Letras de Hoje, 2018
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Una autobiografía al contrario
Question, 2007
Resumen ¿Es posible descubrir en una obra de ficción las marcas de la biografía de su autor? Parece que se impone un cambio de registro que domina la literatura del escritor para ajustarla a la visión de mundo que resulta de su experiencia vital. La escritura cumple el papel de conciencia y campo de batalla donde el autor intenta superar sus perplejidades. Así, tal vez sea posible, en algún nivel de lectura, leer la obra de un escritor como una autobiografía. Rodolfo Walsh, lector, traductor, adaptador y "autor de novelas policiales" de enigma fue compelido por las circunstancias a investigar un crimen. Para eso, asumió el papel del detective de los relatos que escribía. Pero se trataba de un crimen de Estado: el fusilamiento ilegal de civiles durante un levantamiento cívico militar. El modelo del policial de enigma resultaba insuficiente. La frontera entre delincuentes y virtuosos parecía poco clara; peor aun, los papeles parecían invertirse. Walsh publicó, más que los resultados, un diario de la investigación, o la autobiografía del ciudadano / detective. Esa escritura lo llevó, primero, a cuestionar su personaje de detective romántico (al final, ¿de qué lado estaban la verdad y el bien?) y, como consecuencia de ese cuestionamiento, a modificar su literatura de ficción, que se deslizó para el hardboiled. Después de batirse con las instituciones del Estado en sucesivas ediciones que denunciaban a los responsables por la masacre, percibió su fracaso como detective, que era también, dentro de su literatura, el fracaso del héroe individual. Terminó abandonando la literatura policial y pasando a la acción y a la literatura militante. Esta investigación procura en su obra de aquel período, así como hace el detective, las marcas autobiográficas que registran ese cambio. Palabras clave: Literatura Argentina-Autobiografía y ficción-Literatura policial-Periodismo de investigación-Rodolfo Walsh. En 2003, haciendo un estudio comparativo entre el Nunca Más (CONADEP, 1984), de cuya producción participó el escritor argentino Ernesto Sábato, y Operación Masacre (2000a), escrito en 1957 por Rodolfo Walsh, desaparecido en 1977, recordé un pasaje de El Túnel (1951), novela de Sábato publicada por primera vez en 1948. En ese pasaje, un aspirante a escritor, Hunter, imagina un personaje que, como un Quijote del siglo XX, ve la realidad tal como es presentada en la literatura policial y actúa dentro de ella como un detective de novela. Inmediatamente, procuré un trecho que había leído en un artículo de Jorge Lafforgue: Alguien que no lo quería mucho supo comentar que Walsh se parecía al Quijote: de tanto leer novelas policiales creyó ser uno de sus héroes de papel (más: su paranoia paródica le hizo acompañar la evolución del género, desde el fair-play hasta el hardboiled). Pues sí. Desestimemos el sarcasmo y demos vuelta el comentario: contra una realidad mentirosa se apelará a una escritura que la revela; y si el poder de la ficción pareciera no alcanzar, se echará mano de la denuncia política hasta sus últimas consecuencias. (En: Lafforgue, 2000: p. 334). Un servicio internacional de auxilio a las guías telefónicas me permitió entrar en contacto desde San Pablo con el profesor Lafforgue y preguntarle si aquel que no quería mucho a Walsh era Ernesto Sábato. El profesor Lafforgue negó. No pregunté en aquel momento de quién se trataba: mi foco estaba, por ese entonces, en el autor de El Túnel. En 2004, el periodista Enrique Arrosagaray publicó Rodolfo Walsh em Cuba. Agencia Prensa Latina, militância, ron y criptografia. Y es por la entrevista que Arrosagaray hace a Juan Fresán que sospecho haber descubierto aquel alguien que no quería mucho a Walsh. Fresán recuerda a Walsh como el detective Erik Lönnrot de La muerte y la brújula (En: Borges, 1998), de Jorge Luis Borges, cuento escrito en 1942. Dice Fresán: [...] empieza con la literatura policial, después pasa al periodismo policial ficcionado y como el Quijote, que de tanto leer libros de caballería ve molinos de viento-y cree que son gigantes enemigos-, se vuelve loco y pasa de la ficción a la realidad pero jugando a la ficción, como una especie de Sherlok Holmes que se ponía narices postizas. Él mismo se disfrazaba cuando estaba perseguido (Apud: Arrosagaray, 2004: p. 50). Erik Lönnrot, detective aficionado de Borges, peca por exceso de literatura. Le dice al comisario Treviranus: Usted replicará que la realidad no tiene la menor obligación de ser interesante. Yo le replicaré que la realidad puede prescindir de esa obligación, pero no las hipótesis. En la que usted ha improvisado, interviene copiosamente el azar. He aquí un rabino muerto; yo preferiría una explicación puramente rabínica, no los imaginarios percances de un imaginario ladrón (p. 155).
Retrato de un suicidio autobiográfico
Cracken. Fanzine de poesía desde el caribe, 2021
Breve ensayo que se desprende de mi tesis de maestría titulada "Antes que anochezca. Tensiones entre la realidad y la ficción en la autobiografía literaria de Reinaldo Arenas", publicada por cortesía del tercer número de la revista Cracken, en marzo de 2021. Busca visibilizar la vida, obra y muerte del escritor cubano Reinaldo Arenas (1943-1990).