Romanticismo y suicidio (original) (raw)

El Romanticismo

Tres grandes movimientos ideológicos y estéticos dominan el siglo XIX: Romanticismo (1815-1848, Realismo (hasta 1870) y Simbolismo (último tercio del siglo).

Romanticismo y utopía

Comencemos un trabajo que lleva tan presuntuoso título con una disquisición terminológica. Junto con el de " realismo " y algunos otros, estos grandilocuentes conceptos de la historia de las ideas conforman una familia muy apta para construir títulos, pero muy poco práctica a la hora de formular argumentos precisos, de modo que sólo pueden constituir un fundamento tras una necesaria redefinición. Entiendo la " utopía " como un subgénero literario en sentido estricto, que tiene su origen –no casualmente inglés-en la obra homónima de Sir Thomas More, 1 un típico humanista del Renacimiento. Por esencia, se trata de un subgénero crítico y racionalista (de aquí su fácil asimilación por parte de la ciencia-ficción), en tanto implica un discurso contra el status quo y una apuesta al orden humano, y aunque por lo general asume la forma narrativo-descriptiva, puede estar presentado en forma argumentativa (el modelo del diálogo platónico fue inicialmente un recurso favorito). Tras confrontar numerosas definiciones –todas parciales y discutibles, como lo demuestra Darko Suvin, pero entre las que quisiera destacar la de Davis-, he llegado a una definición tentativa y aparentemente sólida: la " utopía " sería una descripción verbal ficticia de una sociedad ideal y singular nucleada en un cierto Estado, ciudad, o comunidad, en la que la perfección se ha alcanzado no mediante un cambio esencial de la naturaleza o el hombre, sino mediante la organización humana, siendo los medios para alcanzar dicha sociedad por el momento medianamente impracticables, pero los fines, presuntamente deseables para la mayoría. Este último factor corre por cuenta del autor, por supuesto, y deja abierta la posibilidad de que la propuesta en cuestión pueda ser de cualquier signo político, desde libertaria hasta totalitaria. 2 El elemento de lo medianamente irrealizable me parece relevante, porque junto con la condición de que sea una pintura de algo imaginario, funda el estatuto de ficción especulativa que tiene toda utopía propiamente dicha y le da plena categoría literaria; la relativa imposibilidad inmediata define su recepción, más allá de las intenciones o expectativas del autor. 3 Se trata de un detalle no menor, porque implica que el soporte sensible tiende a asimilarse con las formas tradicionales de la literatura de ficción, y no con el ensayo político. La estrategia literaria marca una aproximación oblicua a un problema claramente socio-político, y por eso mismo quizá no fácil de abordar de manera explícita o autorizada. Una utopía, así pues, se lee bajo un pacto de lectura estético. Según Lewis Mumford, existen dos tipos: la " literaria " (que obedece a un propósito satírico) y la " programática " (que aspira a concretarse eventualmente, si bien a veces en forma pesimista). La frontera es más bien vaga, desde ya, pues siempre es difícil instalar una categoría estética que depende de las intenciones del autor, porque suele incurrirse en lo que Wimsatt y Beardsley llamaron la " falacia intencional ". Lo cierto es que la sátira social puede ser muy similar a una utopía, pero siempre por la vía negativa de la deformación crítica (los Gulliver´s Travels de Swift o el Erewhon de Butler sirven de ejemplo); si el mundo representado ya es el peor imaginable, entonces estamos ante un caso de distopía o contra-utopía (forma que recién floreció en el siglo XX). Como lo destacaba Karl Mannheim al oponer la " conciencia utópica " a la ideología, es claro que toda utopía contiene un momento negativo (la primera parte de la de More, de hecho, es sólo eso), pero no puede agotarse en eso: debe imaginar algo concreto, una estructura social, y esa estructura debe ser en

Romanticismo en la literatura

El Romanticismo fue un movimiento cultural que prevaleció en la cultura occidental entre finales del siglo XVIII y mediados del XIX. Nace en el último cuarto del siglo XVIII en Inglaterra y Alemania casi al mismo tiempo, pasa luego a Francia desde donde se extiende a España, Italia y Rusia. Y aunque el espíritu del Romanticismo se difundió por toda Europa, cada país adaptó a su modo las ideas fundamentales románticas, creando cada uno su propio Romanticismo.

Resumen Romanticismo

El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII, como una revolución hacia el racionalismo ilustrado y el Clasicismo, que proporciona una mayor importancia a los sentimientos dejando de lado la racionalidad. Existe una búsqueda constante de la libertad auténtica.

Hacia el Romanticismo

La escisión que recorre el Romanticismo, y que se plasma ejemplarmente en el Fausto de Goethe, los paisajes de Friedrich, las obras de Beethoven, estaba ya en germen en el Neoclasicismo, al modo de semilla, que en su reflexión llevaría a lo romántico, Aunque estaba en germen, fue precisa la Revolución Francesa, como suceso de dimensiones grandiosas, para que los teóricos se dieran cuenta de la imposibilidad del Neoclasicismo, que adoptando una forma imperial con Napoleón estaba inevitablemente abocado a su disoluciñon, preludiada por la nueva sensibilidad inglesa de Richardson, Gainsbororugh, la francesa de Rousseau, Diderot y Voltaire, todos ellos con enorme influencia en el movimiento que se ha llamado pre-romántico, o el clasicismo alemán, el Sturm und Drang del que Goethe fue portador

La atracción del abismo en Galdós: el suicidio en La estafeta romántica

Castilla Estudios De Literatura, 2011

La consideración del suicidio ha variado en gran medida dependiendo del período histórico. Con independencia de las interpretaciones sociales, los artistas y los poetas de todas las épocas han sentido la necesidad de plasmar este interés en sus obras. 1 Los distintos planteamientos acerca de esta inquietud común son, sin duda, lo más interesante, de tal manera que la expresión es tan relevante como lo expresado. En el ámbito literario, observamos a lo largo del siglo XIX dos vertientes a la hora de abordar el suicidio. En España, poemas como "El suicidio" de Agustín de Alfaro, El romanticismo y los románticos (1837) de Mesonero Romanos o Todo es farsa en este mundo de Bretón de los Herreros (1835) son tres muestras del punto de vista jocoso y satírico con el que algunos autores trataron el tema. Frente a este aspecto, el talante serio y riguroso que Galdós adoptó al plantear el suicidio en sus obras completa la cosmovisión del tema en el panorama literario español del siglo XIX. El suicidio es un tema transversal en la novelística galdosiana de los últimos años, hecho que Casalduero (1951: 51) puso en relación con la reorientación espiritual, moral y estética sufrida por el autor canario alrededor de 1897. 2 El reflejo de esta evolución personal es