ACTUALIDAD DEL ANARQUISMO (original) (raw)

APUNTES SOBRE ANARQUISMO

Un escritor francés, simpatizante anarquista, escribió en la década de 1890 que "el anarquismo se mueve dentro de un espectro muy amplio: al igual que el papel, lo aguanta todo", incluso -indicó-cosas que "un enemigo mortal del anarquismo no habría podido hacer mejor". 1 Ha habido muchas líneas de pensamiento y actuación que han sido calificadas de "anarquistas". Sería vano tratar de encuadrar todas esas divergentes tendencias en el marco de una ideología o teoría general. E incluso si procediéramos a extraer a partir de la historia del pensamiento libertario una tradición viva, en evolución, tal como hace Daniel Guérin en Anarchisme, sigue siendo difícil formular sus doctrinas en la forma de una concreta y específica teoría de la sociedad y de los cambios sociales. El historiador anarquista Rudolf Rocker, que nos presenta una concepción sistemática del desarrollo del pensamiento anarquista hacia el anarcosindicalismo, siguiendo una orientación semejante a la de la obra de Guérin, pone las cosas en su sitio cuando dice que el anarquismo no es "un sistema social fijo, cerrado, sino una tendencia clara del desarrollo histórico de la humanidad, que, a diferencia de la tutela intelectual de toda institución clerical y gubernamental, aspira a que todas las fuerzas individuales y sociales se desenvuelvan libremente en la vida. Ni siquiera la libertad es un concepto absoluto, sino sólo relativo, ya que constantemente trata de ensancharse y de afectar a círculos más amplios, de las más variadas formas. Para los anarquistas, la libertad no es un concepto filosófico abstracto, sino la posibilidad concreta de que todo ser humano pueda desarrollar plenamente en la vida las facultades, capacidades y talentos de que la naturaleza le ha dotado, y ponerlas al servicio de la sociedad. Cuanto menos se vea influido este desarrollo natural del hombre por la tutela eclesiástica o política, más eficiente y armoniosa se volverá la personalidad humana, dando así buena muestra de la cultura intelectual de la sociedad en que ha crecido. 2 Uno podría preguntarse qué interés puede tener estudiar "una tendencia clara en el desarrollo histórico de la humanidad" que no da lugar a una específica y pormenorizada teoría social. En efecto, muchos comentaristas desdeñan el anarquismo por utópico, informe, primitivo o, en todo caso, incompatible con las realidades de una sociedad compleja. Sin embargo, podría argumentarse de manera muy diferente: aduciendo que en cada estadio de la historia hemos de preocuparnos por erradicar aquellas formas de autoridad y opresión que han sobrevivido a su época y que, si bien entonces pudieron haber tenido una justificación por motivos de seguridad, supervivencia o desarrollo económico, ahora acrecientan más que alivian la penuria material y cultural. De ser así, no existirá ninguna doctrina del cambio social fija, válida para el presente y el futuro; ni siquiera, como no podría ser de otro modo, una idea concreta e inalterable de las metas hacia las que los cambios sociales deberían tender. Sin duda, nuestra comprensión de la naturaleza del hombre o de la gama de formas viables de sociedad es tan rudimentaria que cualquier doctrina con pretensiones de dar razón de todo ha de observarse con gran escepticismo, el mismo que debemos aplicar cuando oímos que "la naturaleza humana" o "imperativos de eficacia" o "la complejidad de la vida moderna" exigen esta o aquella forma de opresión y un mando autocrático.

FILOSOFÍA DEL ANARQUISMO

En el seno de la revolución política del siglo XVIII apareció el germen de una revolución ulterior. Jacques Roux, Chaumette, los herbertista, y más tarde Babeuf con sus amigos, dieron el grito de las reivindicaciones sociales. Este precoz socialismo, apenas comprendió por muy pocos, no podía triunfar entonces, pero gracias a sus generosos precursores, fue la palabra de lucha del siglo de evolución siguiente y hoy tiende á imponerse.

ARISTÓTELES Y EL ANARQUISMO

uien se proponga reflexionar sobre la política tarde o temprano deberá enfrentar dos o tres grandes cuestiones. En primer lugar, la cuestión política por excelencia: ¿debe o no debe haber Estado? ¿Hay razones para crear y obedecer al Estado? Esta pregunta encierra lo que podríamos denominar el desafío anarquista. Si dicha pregunta arrojara una respuesta negativa, si el desafío anarquista fuera insuperable, aquí terminaría la reflexión política. Si contáramos con una solución al desafío anarquista, entonces podríamos seguir adelante y estudiar no si el Estado tiene que existir o no -eso ya lo hemos hecho supuestamente-, sino cuánto Estado debe haber. Este segundo desafío podría ser denominado el desafío liberal. ¿Hasta dónde debe llegar el Estado? ¿Existen ciertos dominios o áreas en los que el Estado no debe intervenir? Este asunto no tiene por qué asumir que la intervención del Estado debe ser limitada ex hypothesi. No se trata de aceptar que cuanto menos Estado mejor, sino de saber cuánto Estado es necesario, sea que el minimalismo libertario o el intervencionismo igualitarista sean las respuestas más adecuadas. 1 Por último, existe un tercer aspecto que podría * Universidad de Buenos Aires, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina.

AUTOGESTIÓN Y ANARQUISMO

Amedeo Bertolo LA GRAMINEA SUBVERSIVA La tentación es fuerte para el anarquista: la autogestión es una palabra nueva para una cosa vieja, mejor aún, para diversas cosas viejas, ya que esta palabra, como casi todas las palabras del vocabulario económico-políticosocial, puede significar más de una cosa.

PRESISMO Y ANARQUISMO

El sistema penal es de alguna manera la primera línea de la amenaza permanente, pronta a convertirse en violencia, del régimen de dominación imperante, dirigida contra los oprimidos para imponerles sumisión. Y, por tanto, también en cierto modo, la primera línea de la resistencia frente a ella. Sería lógico, pues, que los autodenominados " anarquistas " –para ellos mismos al menos, los principales enemigos de dicho régimen– prestaran gran atención a los conflictos concretos que pudieran producirse en esa primera línea. La autodefensa contra el sistema penal es parte fundamental de la tradición anarquista. Por ejemplo, en las primeras décadas del siglo XX la solidaridad con los presos, junto a las expropiaciones y la lucha abierta con la policía y con los pistoleros de la patronal, era el centro de la actividad de muchos grupos de afinidad. En el 36, como una de los primeras medidas tomadas desde abajo en la revolución que hizo frente al alzamiento militar, los anarquistas abrieron las cárceles. Sin embargo, los que ocuparon posiciones de poder en el Estado republicano, entre otras muchas opciones netamente contrarrevolucionarias, contribuyeron a volver a llenarlas o lo consintieron, incluso cuando eran los mismos anarquistas quienes iban presos. García Oliver fue ministro de justicia, máxima autoridad carcelera y, según se dice, uno de los inventores de los campos de concentración. Acercándonos más al presente, desde la muerte de Franco, salvo honrosas excepciones, la presencia de los anarquistas en esa primera línea ha sido bien poco relevante, no pasando casi nunca de testimonial, ideológica, propagandística... Y, desde luego, algo que ha brillado por su ausencia desde entonces es un análisis estratégico del campo penal, lo cual no es de extrañar, ya que la indigencia teórica concuerda con la impotencia práctica Ese análisis sólo podría realizarse integrado en un relato de las luchas concretas, que contribuya a la conciencia las mismas, a la reflexión sobre la experiencia que proporcionan y a la permanente discusión de los proyectos a realizar, los objetivos concretos que hay que intentar alcanzar, los medios que se necesitan y se pueden desarrollar para ello, sobre su eficacia y los errores y aciertos en su empleo. La falta de eso es un buen indicador de la verdadera situación del pretenciosamente llamado " movimiento anarquista " en esos años. Un indicador, entre otros, de su inexistencia o de su existencia meramente aparente, objetivamente espectacular, subjetivamente delirante, de su condición de ficción efectiva que aspira a compartir la explotación de la realidad en libre concurrencia con tantas otras mentiras. No vamos a analizar las miserias del anarquismo contemporáneo más que en la medida en que afectan directamente a nuestro tema, pero es necesario decir que esta corriente revolucionaria, anonadada por la contrarrevolución triunfante, se ha visto sustituida por diversos sucedáneos, que han venido a confluir finalmente en el llamado " gueto político ". El anarquismo, si no es acción y estrategia revolucionarias, sólo es un esperpento del pasado. Lo que se ha venido autodenominando " movimiento anarquista " , en una actitud, típicamente narcisista, de megalomanía compensatoria, no es más que ese gueto, o un sector de él, cuya característica más esencial es que no quiere superar su impotencia, sino ser feliz en ella. Porque, desde luego, sin dejar de sentir respeto por los muchos militantes honrados que nos consta hay en ellas, no tenemos intención de conceder la menor credibilidad al " anarquismo " oficial de la CNT, la CGT y otras " organizaciones " , a las cuales pensamos les caerían mejor etiquetas como anarcoestatismo o anarcocolaboracionismo. El llamado " movimiento anarquista " es en realidad el gueto, el cual no es ningún movimiento, ya que no va a ninguna parte. Su actividad ha sido siempre activismo, rodar en la noria, aunque fuera con trayectorias laberínticas. Tampoco participa ni ha participado jamás en ninguna lucha real, sus luchas han sido aparentes, espectaculares, virtuales… pantomimas ante el espejo. Carece de autonomía o

EL RETORNO DEL MONSTRUO ANARQUISTA

Desde 2008, los efectos de la recesión económica están mostrando la esencia criminal del régimen gubernamental español. No puede extrañarnos que gran parte de las últimas reformas legales se haya enfocado a la represión de quienes sufren las consecuencias de esa criminalidad en lugar de abordar las graves causas del descontento social. La actual reorganización de los dispositivos de control identifica sus principales objetivos entre las protestas contra el daño social generado. Las políticas públicas que producen y reparten este daño social constituyen el ‘nivel primario – político – de castigo'. El aumento de represión administrativa es paralelo al de las políticas de expulsión-daños-abandono. El nuevo Código Penal, la Ley de Seguridad Ciudadana y la Ley de Seguridad Privada, entre otras nuevas normas, proyectan una reforma legal múltiple orientada a la disuasión del minoritario movimiento anarquista, pero también a la obstaculización de cualquier tendencia radical en el movimiento social. Este es el 'nivel secundario – penal – de castigo'. Todas estas reformas están concebidas para extender el control punitivo a esas actividades y espacios públicos donde la legitimación 'democrática' sufre más. Su objetivo es criminalizar la disidencia, crear un clima de consenso, y – por el camino – luchar contra todas las organizaciones antiautoritarias, anticapitalistas, autónomas o antiestatalistas. Ellos – Nosotros – son ahora los 'chivos expiatorios adecuados'. Junto con esta reforma penal múltiple, las bases de datos de sospechosos, la inversión en materiales y cuerpos antidisturbios y las operaciones contra el 'monstruo anarquista', el 'dispositivo antiterrorista' organiza una obra de teatro populista con toda la fuerza de la razón de estado.

HISTORIA DEL ANARQUISMO EN VENEZUELA

es una corriente politico-social que se hizo presente en el siglo XIX de la Venezuela republicana. Su variada base filosofica expresada en Francia, Italia, España y Norteamerica se fue dejando sentir a traves del proceso migratorio. Es un acontecer que ocurre en el pais en el periodo de forjamiento de los asalariados, cuando va cristalizando la mercancia trabajo. Justamente, una sintesis de ese acontecer que venimos investigando es el que exponemos a continuacion.

ESTATISMO Y ANARQUÍA

La obra Estatismo y anarquia del gran teórico libertario ruso, Miguel Bakunin, constituyó, durante más de diez años, una verdadera obsesión para editarla en nuestra editorial Ediciones Antorcha, obsesión que jamás pudimos satisfacer por no contar con los recursos económicos necesarios o, también siendo honestos, porque cuando llegamos a tenerlos, por fundados temores de arriesgar nuestro patrimonio en una aventura editorial que no veíamos clara desde el punto de vista económico, no nos atrevimos a publicarla.