El Narcotráfico como Fenómeno Delictivo Nacional y Transnacional (original) (raw)
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Narcotráfico y Estado ambivalente
BORDES, 2019
El narcotráfico ha ido cobrando creciente relevancia como "problema público" en América Latina desde la caída del bloque de países socialistas y el reemplazo en la región de la llamada "doctrina de la seguridad nacional" por la llamada doctrina de las "nuevas amenazas". Esta doctrina parte de un ideario de un orden de seguridad global que se ve amenazado, ya no por un enemigo estatal con una determinada ideología política, sino por organizaciones ilegales, de carácter no estatal y naturaleza transnacional, dedicadas a actividades económicas o políticas ilegales, principalmente el narcotráfico y el terrorismo.
El narcotráfico en la novela colombiana
Se trata de un examen de las distintas perspectivas desde las que se ha abordado el fenómeno del narcotráfico en la literatura colombiana y del proceso histórico que ha orientado dichas aproximaciones a la realidad nacional. Las novelas estudiadas son: Coca: novela de la mafia criolla (1977) de Hernán Hoyos, El cadáver de papá (1978) de Jaime Manrique Ardila, La mala hierba (1981) de Juan Gossaín, Divino (1986) de Gustavo Álvarez Gardeazábal, Leopardo al sol (1993) de Laura Restrepo, Cartas cruzadas (1995) de Darío Jaramillo Agudelo, El zar, el gran capo (1995) de Antonio Gallego Uribe, En voz baja (1999) de Darío Ruiz Gómez, La lectora (2000) de Sergio Álvarez, Hijos de la nieve (2000) de José Libardo Porras, Quítate de la vía, Perico (2001) de Umberto Valverde, Comandante Paraíso (2002) de Gustavo Álvarez Gardeazábal, Angosta (2003) de Héctor Abad-Faciolince, Batallas en el monte de Venus (2003) de Óscar Collazos, Delirio (2004) de Laura Restrepo, El Eskimal y la Mariposa (2004) de Naum Montt, Sin tetas no hay paraíso (2005) de Gustavo Bolívar.
Reflexiones sobre el rol del narcotráfico en la proyección regional de los Estados Unidos
2003
durante 2001. 2 Según A. Valladao desde hace más de un siglo las relaciones no han sido tan numerosas ni se han desarrollado a una velocidad tan vertiginosa. Le retour du Panamericanisme. Crest, La Documentation Française, Paris, 1995, p 7. 3 Es necesario tomar en consideración las posiciones de las diferentes agencias norteamericanas encargadas de poner en práctica las políticas para América Latina. El caso colombiano es un buen ejemplo de esto. 4 JANNE NOLAN, Global Engagement: Cooperation and Security in the 21 st Century, The Brookings Institution, Washington, 1994. 5 En dicha Asamblea, los Estados Unidos presentaron un resolución para defender la democracia en el continente. El proyecto preveía la posibilidad de intervención política en el caso de que la democracia estuviera en peligro. La resolución, que no fue aprobada, fue rechazada categoricamente por México, Brasil y Colombia. La misma asamblea había adoptado la creación del Comité Anti-terrorista de la OEA. Este comité, impulsado por el entonces ministro del interior de la Argentina a partir de la demanda tácita de los Estados Unidos, autoriza a los Estados miembros a solicitar cooperación extranjera en la lucha contra el terrorismo. La oposición más radical fue expresada por Brasil y Colombia.
La historia del narcotráfico en México es convulsa y va acompañada de un nivel de violencia extremo. Desde que comenzaron las primeras ofensivas reales contra el narco en los años 80 hasta nuestros días, los éxitos de los sucesivos Gobiernos han sido prácticamente inexistentes. Por el contrario, los cárteles se han multiplicado, sofisticado y expandido por gran parte de la geografía mexicana. ¿Cuáles han sido los errores y por qué nadie ha sido capaz de frenar el todopoderoso crimen organizado? El origen del narcotráfico en México es incierto y está rodeado de sombras. Mientras que muchos señalan a los inmigrantes chinos, llegados a México a principios del siglo XX con el equipaje cargado de sus conocimientos sobre el cultivo de opio y su dependencia a esta droga, otros creen que realmente el problema empezó décadas más tarde, cuando Estados Unidos, bajo la Administración de Franklin Delano Roosevelt, supuestamente impulsó el cultivo de la amapola en suelo mexicano. El supuesto plan consistía en producir la gran cantidad de morfina necesaria para calmar los dolores de los militares estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial. Fuera como fuese, lo cierto es que desde aquellos orígenes el narcotráfico se ha convertido en un gigante ingobernable que no para de aumentar su poder, que penetra en los cuerpos y las instituciones del Estado y es responsable de unos niveles de violencia salvajes. Según el Observatorio Nacional Ciudadano, México podría haber alcanzado los 19.000 homicidios a finales de 2016, una cifra que supone un aumento del 3,2% respecto al año anterior. También ha crecido el número de secuestros y extorsiones, de manera que, a pesar de algún éxito puntual que se anotó el Gobierno en la reducción de los niveles de violencia entre 2013 y 2014, todo indica que las cifras a finales de 2016 volverán a ser igual de desastrosas que al inicio de la legislatura del actual presidente del Ejecutivo, Enrique Peña Nieto. Y no solo aumentan las víctimas, también lo hace la expansión de los delitos por la geografía mexicana, algo que demuestra que el presidente y su equipo fracasan en el control de territorio a pesar de la gran inversión económica que se realiza para intentar frenar la violencia en el país. Sin embargo, el fracaso del actual presidente en la lucha contra el narcotráfico no es algo novedoso y exclusivo de su mandato. La expansión y el éxito del crimen organizado en México es la historia de un fracaso político desde el Gobierno de Miguel de la Madrid, que en 1985, presionado por Estados Unidos, lanzó la primera ofensiva real contra el narco en respuesta al asesinato del agente Enrique Camarena, de la agencia antinarcóticos estadounidense (conocida en inglés como DEA), a manos del Cártel de Guadalajara, antes conocido como la Organización de Sinaloa. Las autoridades lograron entonces detener a los líderes Rafael Caro Quintero y Ernesto Fonseca, Don Neto. Habría que esperar hasta 1989, ya bajo el mandato del presidente Carlos Salinas de Gortari, para ver cómo caía el fundador del cártel, Miguel Ángel Félix Gallardo. Con un golpe de esa magnitud, se esperaba que se debilitaran profundamente los pilares del narcotráfico y se desplomara toda la estructura, pero nada más alejado de la realidad. Por aquel entonces, el pastel se lo repartían el Cártel de Guadalajara y el del Golfo, pero el descabezamiento del primero dio lugar al surgimiento de otros tres cárteles: el de Sinaloa, el de Juárez y el de Tijuana. Desde los años 70, los cárteles han pasado de ser dos a nueve, a los que hay que sumar sus 37 células delictivas aliadas. Además, el 60% de los estados mexicanos sufre la presencia de al menos un cártel del narcotráfico. Las organizaciones sobreviven independientemente de la detención o caída de sus líderes, porque no se realizan las investigaciones sobre las redes de lavado de dinero ni sobre los poderes políticos que realmente son su soporte. La debilidad del Estado, la corrupción de las autoridades, el fallo del Estado de Derecho y la falta de una política de drogas integral son los ingredientes de la receta de la expansión del narcotráfico y el consiguiente aumento de la violencia.
El país, y los colombianos, cargan consigo una gran mancha o secuela, que ha dejado la gran ola del narcotráfico, más específicamente en la década de los 80 y principios de los 90, para recordar solo es necesario mencionar a Pablo Escobar.. Sin duda alguna, no hay mejor manera de describir sus efectos, a como lo hizo Jineth Bedoya, en su artículo titulado "Guerra contra el narcotráfico: 20 años de dolor, muerte y corrupción", publicado por el Tiempo: "El narcotráfico creó prototipos de vida, permeó a las guerrillas, alimentó a los paramilitares, engendró un modelo sicarial "de exportación", implantó en la mente de los jóvenes la consigna del "dinero fácil", cambió los cuerpos de las mujeres, corrompió a la política, alienó a los más dignos integrantes de la Fuerza Pública y se convirtió en el vital combustible del conflicto armado.", un motor maligno para la sociedad, porque la oferta para aquellas personas con necesidad, se presten como mulas o, hasta personas con el denominado "sueño americano", son utilizadas por personas inescrupulosas, cuyo fin es enviar su mercancía a toda costa, y sin despeinarse. La guerrilla instaurada en las selvas colombianas también vio en el narcotráfico, un negocio muy lucrativo, y ante todo un medio de financiación para sus actos y su sostenimiento, por esta razón son dados a vigilar con recelo, sus cultivos de coca. El modelo de vida de un narcotraficante, ha sido un ejemplo, para muchos jóvenes que con mentes ambiciosas, ven en este negocio el camino "más fácil", para obtener grandes sumas de dinero. Dinero, dinero en abundancia, con esto, los narcotraficantes, tuvieron la oportunidad de adquirir bienes a su antojo, como también lograron corromper la mente de gran cantidad de funcionarios públicos, entre estos políticos y miembros de la fuerza pública, pudiendo obtener comodidades para el libre funcionamiento de su ilícito negocio, y hay ejemplos, de que estos fueran capturados, pero con el poder corruptivo quedan con facilidad de nuevo en libertad.
Narcotráfico en la República Argentina : Riesgos para la gobernanza y la gobernabilidad
2015
La guerra no es sino un acto específicamente político que tiene una consecuencia ineluctable de actividad u orden castrense (o militar); y lo militar no ‘hace’ la guerra, sino que intenta concluir o ultimar con ella, adviniendo la consecuente paz. ¿Cuándo el político (líder estadista) decide la guerra justa si no cuando causas, razones o motivos graves atentan contra la seguridad, independencia, soberanía y bienestar de los países o naciones que se encuentran en las inminencias de las catastróficas cercanías de disolución física y espiritual? Por eso, además de todo cuanto adhiero a las inquietudes y reflexiones de este loable trabajo del autor, preferiría reemplazar el vocablo ‘lucha’ por el imprescindible ‘guerra’ (como por allí lo utiliza en el otro trabajo sobre el “Sistema de Defensa Argentino”), teniendo en cuanta la inmensa gravedad que el ‘narcotráfico’ (‘crimen organizado’, como bien lo califica el autor), no es un adversario común, sino un auténtico enemigo de la patria. S...