Fascismo Periférico (original) (raw)

El ascenso de gobiernos y movimientos de extrema derecha en el presente siglo no alcanzó solo países de Europa y los Estados Unidos, sino también el Sur Global, incluso Brasil, India y Filipinas. Estos casos son a menudo clasificados como "populistas de derecha" (Mudde, 2004; Levitsky y Ziblatt, 2019), concepto que suele igualar la extrema derecha a la izquierda anticapitalista ("populistas de derecha" y "populistas de izquierda"), mientras asigna a la derecha tradicional y neoliberal el sello de "buena conducta" y la clasificación como "centro democrático".1 Me opongo a este enfoque y defiendo que estos casos de líderes, partidos, movimientos y gobiernos caracterizados como "antiizquierdistas autoritarios, xenófobos y racistas, altamente personalistas con discurso nacionalista o seudonacionalista, que movilizan más los odios y miedos que argumentos racionales" (Reis, 2019) –deben ser clasificados– o son candidatos a esta clasificación –como fascistas. Sin embargo, el fascismo en la periferia suele presentar diferencias con respecto a los de países centrales del capitalismo mundial. Es obvio que este juicio discrepa de una serie de interpretaciones relevantes acerca de qué es fascismo y dónde ha existido. En las próximas páginas no solo explicaré porque considero que el fascismo puede existir (y existe) hoy día y en la periferia sino discutiré los elementos que sostienen los argumentos contrarios. Considero que las interpretaciones que restringen históricamente al concepto impiden que se distingan cuáles de los elementos de los "fascismos clásicos" europeos fueron coyunturales y cuales son definidores del fascismo en contraposición a otras manifestaciones de conservadurismo autoritario. Mann (2008), por ejemplo, incorpora como centrales en el fascismo tanto el estatismo como el paramilitarismo. Asimismo, a pesar de reconocer el riesgo del retorno del fascismo, no considera como fascista a ninguno de los casos contemporáneos de nacionalismos de extrema derecha. A mí me parece que esta definición se agarra a aspectos coyunturales como si fueran esenciales y definidores. Por ejemplo, el paramilitarismo: la (potencial) violencia y su discurso son esenciales al fascismo, pero la utilización específicamente de organizaciones paramilitares es (o fue) circunstancial. ¿Qué es fascismo? Considero que el fascismo, desde los casos clásicos de la Italia de Mussolini y de la Alemania nazi, hasta los casos contemporáneos, también en la periferia, comparten estos rasgos: movilización popular (es popular y esto lo distingue de otros conservadurismos y reaccionarismos); tendencia a tener un líder que personifique al movimiento, partido o régimen (un hombre de instintos, que sería común y extraordinario a una sola vez); la búsqueda por una sociedad homogénea en oposición a grupos minoritarios que representarían desunión, intereses extranjeros y corrupción moral, los cuales son deshumanizados; el uso y/o apología de la violencia; la centralidad del enfrentamiento a la izquierda y a la lucha de clases; la combinación entre reaccionarismo (con idealización de un pasado) y ruptura (apología de un nuevo orden inspirado en el pasado idealizado); la centralidad discursiva de la nación (Reis, 2022). [continua]