Hermas, un escalador social, se dirige a los ricos de su comunidad (original) (raw)
En el espacio de veinte años que van desde el primero de los ar-' 1 tículos aquí recogidos hasta el último de ellos, esta obra es contempo-'• ránea en sus tres primeros estudios de la Dialéctica Negativa de Actor-. no, de cuya sombra trata de escapar sin conseguirlo. Con el «informe bibliográfico», a la vez que intenta de nuevo escapar de esa sombra, acabó literalmente en la filosofía y teoría sociológica alemanas contemporáneas con la idea de una «ciencia unificada» y se convirtió además en el vehículo en que retornaron a Alemania «tradiciones emigradas» que quedaron fundidas de inmediato con otras tradiciones. ¡ de filosofía alemana del lenguaje en cuyo origen están nombres como /-', Hamann, Herder, Humboldt, Schleiermacher, etc. Y sin embargo, en ' el :jntento de eludir las consecuencias del análisis de Wittgenstein por un lado, y a Gadamer, por otro, ese escrito queda de nuevo atrapado , por la sombra de la tradición hegeliana, cuyo remate y fin Habermas /Í insistentemente ve en Adorno; queda ahogado en el paradigma que trata de superar. En «La pretensión de universalidad de la hermenéu-\ 1
[1] I. El amo que me crió me vendió a una tal Roda en Roma. Al cabo de muchos años la encontré de nuevo, y empecé a amarla como a una hermana. Después de cieno tiempo la vi bañándose en el río Tíber; y le di la mano, y la saqué del río. Y, al ver su hermosura, razoné en mi corazón, diciendo: «Cuán feliz sería si tuviera una esposa así, en hermosura y en carácter.» Y reflexioné meramente sobre esto, y nada más. Después de cieno tiempo, cuando estaba dirigiéndome a Cumas, y glorificando las criaturas de Dios por su grandeza y esplendor y poder, mientras andaba me quedé dormido. Y el Espíritu cayó sobre mí y se me llevó por un terreno sin caminos, por el cual no podía pasar nadie: porque el lugar era muy abrupto, y quebrado por hendiduras a causa de las aguas. Así pues, cuando hube cruzado el río, llegué a un país llano, y me arrodillé, y empecé a orar al Señor y a confesar mis pecados. Entonces, mientras oraba, se abrió el cielo vi a la señora, a quien había deseado, saludándome desde el cielo, diciendo: «Buenos días, Hermas». Y, mirándóla, le dije: «Señora, ¿qué haces aquí?» Entonces ella me contestó: «Se me ha traído aquí para que te redarguyera de tus pecados delante del Señor. » Le dije: «¿Es acerca de ti que me acusas?» «No», dijo ella, «pero oye estas palabras que te diré. Dios, que reside en los cielos, y creó de la nada las cosas que son, y aun las aumentó y multiplicó por amor a su santa Iglesia, está enojado contigo, porque pecaste contra mí.» Yo le contesté y dije: «¿Pequé contra ti? ¿En qué forma? ¿Te dije alguna vez alguna palabra inconveniente? ¿No te consideré siempre como si fueras una diosa? ¿No te respeté siempre como una hermana? ¿Cómo pudiste acusarme falsamente, señora, de tal villanía e impureza?» Riendo, ella me dijo: «El deseo hacia el mal entró en tu corazón. Es más, ¿no crees que es un acto malo para un justo si el mal deseo entra en su corazón? Es verdaderamente un pecado, y un pecado grande», dijo ella; «porque el justo tiene sólo propósitos justos. En tanto que sus propósitos son rectos, pues, su reputación se mantiene firme en el cielo, y halla al Señor fácilmente propicio en todo lo que hace. Pero los que albergan malos propósitos en sus corazones, se acarrean la muene y la cautividad, especialmente los que reclaman para sí mismos este mundo presente, y se jactan de sus riquezas, y no se adhieren a las cosas buenas que han de venir. Sus almas lo lamentarán, siendo así que no tienen esperanza, sino que se han abandonado a sí mismos y su vida. Pero ora a Dios, y Él sanará tus pecados, y los de toda tu casa, y de todos los santos.» [2] II. Tan pronto como hubo dicho estas palabras se cerraron los cielos; y yo fui presa de horror y de pena. Entonces dije dentro de mí: «Si este pecado es consignado contra mí, ¿cómo puedo ser salvo? ¿O cómo voy a propiciar a Dios por mis pecados que son patentes y burdos? ¿O con qué palabras voy a rogar al Señor que me sea propicio?» En tanto que consideraba y ponderaba estas cosas en mi corazón, vi delante de mí una gran silla blanca de lana como la nieve; y allí vino una señora anciana en vestido resplandeciente, con un libro en las manos, y se sentó sola, y me saludó: «Buenos días, Hermas.» Entonces yo, apenado y llorando, dije: «Buenos días, señora.» Y ella me dijo: «¿Por qué estás tan abatido, Hermas, tú que eres paciente y bien templado, y siempre estás sonriendo? ¿Por qué estás tan caído en tu mirada y distante de la alegría?» Y le dije: «A causa de una de las palabras de una dama excelente contra la cual he pecado.» Entonces ella dijo: «¡En modo alguno sea así en un siervo de Dios! Sin embargo, el pensamiento entró en tu corazón respecto a ella. En los siervos de Dios una intención así acarrea pecado. Porque es un propósito malo e insano, en un espíritu devoto que ya ha sido aprobado, el desear algo malo, y especialmente si es Hermas el templado, que se abstiene de todo mal deseo y está lleno de toda simplicidad y de gran inocencia. [3] III. »Con todo, no es por esto que Dios está enojado contigo, sino con miras a que puedas convenir a tu familia, que ha obrado mal contra el Señor y contra vosotros sus padres. Pero por apego a tus hijos tú no les amonestaste, sino que toleraste que se corrompieran de un modo espantoso. Por tanto, el Señor está enojado contigo. Pero Él quiere curar todos tus pecados pasados, que han sido cometidos en tu familia, jorque a causa de sus pecados e iniquidades tú has sido corrompido por las cosas de este mundo. Pera la gran misericordia del Señor tuvo piedad de ti y de tu familia, y te corroborará, y te afianzará en su gloria. Sólo que no seas descuidado, sino que cobres ánimo y robustezcas a tu familia. Porque como el herrero trabajando a martillazos triunfa en la tarea que quiere, así también el recto discurso repetido diariamente vence todo mal. No dejes, pues, de reprender a tus hijos; porque sé que si se arrepienten de todo corazón, serán inscritos en los libros de vida con los santos.» Después que hubieron cesado estas palabras suyas, me dijo: «¿Quieres escucharme mientras leo?» Entonces le dije: «Sí, señora.» Ella me dijo: «Está atento, y escucha las glorias de Dios.» Yo escuché con atención y con asombro lo que no tuve poder de recordar; porque todas las palabras eran terribles, que ningún hombre puede resistir. Sin embargo, recordé las últimas palabras, porque eran apropiadas para nosotros y suaves. «He aquí, el Dios de los ejércitos, que con su poder grande e invisible y con su gran sabiduría creó el mundo, y con su glorioso propósito revistió su creación de hermosura, y con su palabra estableció los cielos, y fundó la tierra sobre las aguas, y con su propia sabiduría y providencia formó su santa Iglesia, a la cual Él también bendijo; he aquí, quita los cielos y los montes y las colinas y los mares, y todas las cosas serán allanadas para sus elegidos, para que Él pueda cumplirles la promesa que había hecho con gran gloria y regocijo, siempre y cuando ellos guarden las ordenanzas de Dios, que han recibido con gran fe.» [4] IV. Cuando hubo terminado de leer y se levantó de su silla, se acercaron cuatro jóvenes, y se llevaron la silla, y partieron hacia Oriente. Entonces ella me dijo que me acercara y me tocó el pecho, y me dijo: «¿Te gustó lo que te leí?» Y yo le dije: «Señora, estas últimas palabras me agradaron, pero las primeras eran difíciles y duras.» Entonces ella me habló y me dijo: «Estas últimas palabras son para los justos, pero las primeras eran para los paganos y rebeldes.» En tanto que ella me estaba hablando, aparecieron dos hombres y se la llevaron, tomándola por los brazos, y partieron hacia el punto adonde había ido la silla, hacia Oriente. Y ella sonrió al partir y, mientras se marchaba, me dijo: «Pónate como un hombre, Hermas.» Visión Segunda [5] I. Yo iba camino a Cumas, en la misma estación como el año anterior, y recordaba mi visión del año anterior mientras andaba; y de nuevo me tomó un Espíritu, y se me llevó al mismo lugar del año anterior. Cuando llegué al lugar, caí de rodillas y empecé a orar al Señor, y a glorificar su nombre, porque me había tenido por digno, y me había dado a conocer mis pecados anteriores. Pero después que me hube levantado de orar, vi delante de mí a la señora anciana, a quien había visto el año anterior, andando y leyendo un librito. Y ella me dijo: «¿Puedes transmitir estas cosas a los elegidos de Dios?» Y yo le contesté: «Señora, no puedo recordar tanto; pero dame el librito, para que lo copie.» «Tómalo», me dijo, «y asegúrate de devolvérmelo.» Yo lo tomé, y me retiré a ciesto lugar en el campo y lo copié letra por letra;
El sentido del chisme en una comunidad de pobres urbanos
Ciencia, Docencia y Tecnología, 2009
El articulo interpreta el sentido del chisme como practica comunicacional en una comunidad barrial pobre urbana de la ciudad de Parana (Argentina). A traves de un estudio etnografico realizado en el barrio La Pasarela (tambien denominado Belgrano) en los anos 2002 y 2003, los autores muestran como la practica del chisme pone en forma –da forma, performa– algunas caracteristicas especificas de la socialidad de la pobreza urbana, constituyendo especialmente una manifestacion paradigmatica del lugar que en tal socialidad ocupa la dimension comunitaria. A traves de un analisis que pone el acento en la condicion realizativa de las practicas de comunicacion –y discursivas en general– el articulo intenta mostrar como el chisme hace un tipo de socialidad, al mismo tiempo que es su producto
2014
Cuando a inicios del s. III d.C., Clemente, un intelectual laico de la comunidad cristiana de Alejandría, se planteó la cuestión de si los ricos podían alcanzar la salvación en su obra ¿Qué rico se salva? 1 , la pregunta no solo era en gran medida retórica-¿qué se hacía entonces con los numerosos ricos que desde hacía tiempo se encontraban en las comunidades cristianas, siendo uno de sus principales cauces de financiación?-, sino además una pregunta en cierto sentido obsoleta, porque ya había sido respondida afirmativamente con anterioridad por otros autores cristianos entre los que
De Hermes a Dioniso. Una aproximación a los Hermae
Descubrir la Historia, 2021
La navegación en los tiempos de Elcano. Muñoz Torrero y la revolución liberal. Anarquismo y revolución en la España decimonónica. Alemania, un siglo de historia de reconciliación. Arte rupestre y megalitismo en el extremo sur de Europa. El Imperio persa aqueménida. De Hermes a Dionisio, una aproximación a los hermas. Número 31 | Revista independiente de divulgación histórica Roma contra Espartaco. Entrevista a Hipólito de la Torre Gómez. ¿Era el deporte etrusco una imitación del griego? Los primeros atentados de ETA.
Altamira: hegemonía de élite y valor social en conflicto
2015
El conflicto puede generarse cuando el equilibrio de poder entre las partes interesadas se desplaza, empoderando a unos y desempoderando a otros (McKercher et al. 2005). El Patrimonio, entendido como una valoracion social incorporada a la realidad (Barreiro en prensa)1, forma un entramado ideal para convertirse en un inductor de conflictos, pues incluye la percepcion de diferentes grupos, o individuos, con diferentes posiciones de poder en torno a los procesos de su gestion y su impacto. En 2012 y tras diez anos de cierre preventivo de la Cueva de Altamira, se aprobo el Programa de Investigacion para la Conservacion Preventiva y Regimen de Acceso de la Cueva de Altamira, generando un activo debate en torno a la dicotomia cierreapertura. Con el objeto de profundizar en la caracterizacion de Altamira como enclave patrimonial, el Programa incorporo un estudio de Valor Social, cuyos resultados deberian servir, como los de los restantes proyectos del Programa, para optimizar las condicio...
La ética discursiva constituye un modelo de diálogo desarrollado total-mente por Jürgen Habermas y Karl-Otto Apel, dirigido a fundamen-tar la validez de enunciados y juicios morales, mediante la argumen-tación y el lenguaje. Es una extensión de la Teoría de la Acción Co-municativa (T.A.C.) que constituye unos nuevos principios del ám-bito ético-moral. Se fundamenta por medio del " principio discur-sivo " que se rige por la validez de las normas, en el cual todos los participantes prestan su asentimiento, a través del discurso racional. Habermas proporciona las orientaciones y normas, que sirven de validez de la ética discursiva. Los rasgos centrales de la ética discursiva están fundamentados por los siguientes criterios: Los argumentos y las pretensiones de validez deben estar orientados al entendimiento en base a la argumentación. Los principios del discurso se canalizan a través del diálogo y la comunicación sin coacciones entre los participantes. Dentro de la discusión en la comunidad comunicativa, todos los argumentos son válidos, siempre utilizando las condiciones nor-mativas del discurso.