Gasos (original) (raw)
Viendo el estado de la salud en el mundo es increíble que personas informadas sigan bebiendo gaseosas. Sabemos que beber una lata de refresco es consumir alrededor de 8 cucharadas de azúcar refinada, y sabiéndolo seguimos consumiéndolas, como si unos minutos de placer refrescante fueran más importantes que nuestra salud a largo plazo. Aquí les presentamos otras 9 razones para dejar de beber gaseosas inmediatamente: 1. Asma: El benzoato de sodio que contienen las bebidas gaseosas es un preservativo, incrementa el sodio general de la dieta y reduce nuestra habilidad de absorber el potasio. Algunas reacciones al benzoato incluyen urticaria recurrente, asma y eczema. Al día, 11 estadounidenses mueren de asma y el costo del asma en E.U.A escala a más de 18 billones de dólares anuales.
El estado gaseoso es un estado disperso de la materia, es decir, que las moléculas del gas están separadas unas de otras por distancias mucho mayores del tamaño del diámetro real de las moléculas. Resuelta entonces, que el volumen ocupado por el gas (V) depende de la presión (P), la temperatura (T) y de la cantidad o número de moles (n).
Tubos de descarga conteniendo gases nobles, excitados eléctricamente, mostrando la luz emitida.
Para la mayoría de nosotros, los moluscos son sinónimos de conchas. Casi invariablemente pensamos en animales como caracoles, almejas y ostras. A pesar de que es verdad que la mayoría de los miembros del phylum poseen conchas externas bien desarrolladas, algunos carecen de éstas, como babosas, calamares y pulpos. Los moluscos varían de tamaño, desde formas diminutas, casi microscópicas, como ciertas almejas y caracoles, hasta los más grandes invertebrados vivientes, como el calamar gigante que puede alcanzar hasta 18 metros de longitud aproximadamente.
GASIFICACIÓN La gasificación es una tecnología del siglo pasado que tuvo un desarrollo considerable antes y durante la II Guerra Mundial. Perdió importancia después de la guerra ocasionada por las ventajas y disponibilidad de los combustibles líquidos, derivados del petróleo. Es una tecnología que ha sufrido muchos altibajos a lo largo de su historia propiciados por su necesidad. En la actualidad, retoma de nuevo su importancia por los elevados precios del petróleo, la contaminación ambiental y los problemas que ocasionan la dependencia energética exterior. La gasificación es un proceso termoquímico en el que un sustrato carbonoso es transformado en un gas combustible de bajo poder calorífico, mediante una serie de reacciones que ocurren a una temperatura determinada en presencia de un agente gasificante. Se trata de un proceso de oxidación parcial, es decir, la cantidad empleada de oxidante es inferior a la de un proceso de combustión completa. Se obtiene un gas combustible que se utiliza para la generación de energía mecánica, eléctrica o calorífica. El gas resultante a partir de la gasificación de los residuos orgánicos está compuesto por monóxido de carbono, hidrógeno, metano y otros gases inertes. Por tanto, el gas obtenido se puede utilizar como combustible en las pilas de combustible. Esta tecnología contribuye al aprovechamiento y conversión de energía descentralizada y a pequeña escala. El gas producido procede de un contenedor cilíndrico donde se producen los procesos termoquímicos a partir de la combinación de combustible y aire. Para ello, se disponen de tomas de entrada de combustible y aire y salida de los gases resultantes. El agente gasificante puede ser tanto aire, oxígeno, aire enriquecido con oxígeno, vapor de agua o hidrógeno, de modo que se obtienen diferentes mezclas de gases que a su vez pueden tener diferentes utilidades. En el caso de la gasificación de biomasa, si se emplea aire como agente gasificante, se obtiene un gas de bajo poder calorífico aprovechable con fines energéticos. Empleando oxígeno se obtiene un gas de menor poder calorífico pero de mayor calidad que se puede emplear como combustible o en la síntesis de metanol, mientras que aplicando vapor de agua se obtiene un gas rico en H 2 y CO apto para la síntesis de gasolina, metanol, etc. Por último, en el caso de emplear hidrógeno, se obtiene un gas con alto porcentaje de metano que puede llegar a sustituir al gas natural. El aprovechamiento energético de este gas puede hacerse quemándolo inmediatamente en una cámara de combustión, o introduciéndolo en una turbina de gas o un motor de combustión interna. Otros usos pueden ser su uso para la síntesis de productos químicos aprovechables. La principal diferencia entre la incineración y estos procesos radica en la presencia de oxígeno. En la incineración, el proceso es de combustión completa en presencia de oxígeno, mientras que en la gasificación la reducción se realiza en ausencia o a baja concentración de oxígeno. Simplificando el proceso físico, al someter un combustible de naturaleza compleja a altas temperaturas, en ausencia o con bajas concentraciones de oxígeno, se liberan aquellas sustancias que, ya existiendo o formándose nuevas, son volátiles a estas temperaturas. Finalmente se obtiene un sólido rico en carbono en equilibrio con una mezcla de gases formados por agua, CO 2 , CO, CH 4 , C 2 H 6 , CH 3 OH, etc. La elección del método para llevar a cabo el proceso de gasificación depende de varios factores como el tamaño y forma del residuo, el aprovechamiento de la energía del gas producido que vaya a hacerse y, por supuesto, de los condicionantes económicos. En cualquier caso se produce una serie de reacciones en el horno: pirolisis, oxidación y reducción o gasificación. En el primer caso se descompone el sólido original en una mezcla sólido-líquido-gas. En la segunda, reacciona el agente gasificante y libera la energía calorífica que mantiene el sistema y, por último, se produce la reducción del sólido remanente y se convierte en gas. La pirólisis no es lo mismo que la gasificación, y se puede definir como la descomposición térmica de un material en ausencia de oxígeno. Esta descomposición se produce a través de una serie compleja de reacciones químicas y de procesos de transferencia de materia y calor. La pirólisis también aparece como paso previo a la gasificación y la combustión. Se puede considerar que comienza en torno a los 250 °C, llegando a ser prácticamente completa a los 500 °C, aproximadamente. La elección del método para llevar a cabo el proceso de gasificación depende de varios factores como el tamaño, forma y características del residuo, el aprovechamiento de la energía del gas producido