Prólogo: "Encender en el pasado la chispa de la esperanza" (original) (raw)
2022, Cristancho Acero, Fernando, Rutas e historias alternas en la historia de los derechos, Editorial Ibañez, Bogotá
Dedicarse al difícil oficio de historiar no es sino una de las formas posibles de actuar en el presente. Y dedicarse a la tarea de historiar los derechos humanos no es sino uno de los caminos –de los más espinosos, por cierto– para comprometerse con ellos, con algunos de ellos o con alguna concepción acerca de ellos. El trabajo de Fernando Cristancho que aquí presento es un buen ejemplo de esto. Fernando atesora, en efecto, ese don del que hablaba Benjamin, a saber, la capacidad para compenetrarse con la idea de que el pasado no es algo remoto que nos afecta sólo de forma indirecta, sino que es imperativo –urgente incluso– retomarlo, releerlo, reconstruirlo. Y lo hace además con coherencia, porque no se conforma con adoptar el relato canónico acerca del origen liberal de los derechos, ni con el tópico de las «generaciones», ni con la presunción de que primero vinieron las declaraciones «generales», y después llegó la así llamada «especificación» de los derechos. Antes bien, Fernando Cristancho plantea una tesis que, posiblemente, será inverosímil para algunos, porque va a contracorriente de casi todos los breviarios sobre derechos humanos que se enseñan en las facultades y que se han instalado en el imaginario colectivo. En efecto, si algo merece destacarse de las muchas aportaciones interesantes de este libro es que, contra el consabido lugar común de que los derechos sociales aparecieron sólo en el siglo XIX, Cristancho demuestra –y elijo el verbo «demostrar» con total deliberación– que los así denominados «derechos sociales» surgieron de manera simultánea a eso que llamamos derechos «liberales» o «individuales» o «civiles». En un segundo orden de importancia –tal y como yo lo veo– la investigación llevada a cabo por el autor también demuestra que la mentada «especificación» de los derechos –la idea de singularizar derechos respecto de colectivos concretos, como mujeres, indígenas, niñas/os, etcétera– no es algo que haya ocurrido a mediados del siglo XX, bajo el auspicio de corrientes posmodernas que habrían puesto en tela de juicio la unidad del sujeto «universal» de la Ilustración, sino que arranca desde los primeros procesos revolucionarios de los siglos XVII y XVIII.