Otras miradas, otros caminos: Mujeres de fines de la Edad Media (original) (raw)
1999, Edad Media Revista De Historia
«La naturaleza las ha hecho hechiceras. Es su propio genio, su temperamento femenino. La mujer nace ya hada. En los períodos de exaltación, que se suceden regularmente, se convierte en Sibila. Por amor, en Maga. Por su agudeza, su astucia es una Bruja hechicera que atrae la buena suerte, o, por lo menos, alivia las desgracias. Todos los pueblos primitivos empiezan de la misma manera. El hombre caza y combate. La mujer piensa e imagina, engendra a los sueños y a los dioses; ciertos días se vuelve vidente, roza el infinito del deseo y del sueño. Para contar mejor el tiempo, observa el cielo, sin perder su interés por la tierra. Cuando joven y hermosa contempla las flores amorosas y las conoce muy bien. Más tarde, ya mujer, las utiliza para curar a aquellos que ama. Así de sencillo es el origen de las religiones y de las ciencias. Más tarde todo se complicará; vemos aparecer a los especialistas: juglar, astrólogo o profeta, nigromante, sacerdote, médico. Pero, en el principio, la mujer lo era todo». He elegido este fragmento del libro La Bruja, escrito en 1861 por Jules Michelet, no sólo por la belleza de las palabras, sino también como homenaje a este historiador francés de quien se ha dicho, con acierto, que tuvo el don de reconstruir «la historia de los que no la han tenido». Michelet no se dejó deslumbrar por los grandes nombres, buscó el genio de los pueblos en la sombra del olvido y prestó su voz a los parias del pasado. Descubrió, además, que detrás de la apariencia del reinado masculino se encontraba la soberanía del otro sexo'. Un siglo después, muchos historiadores nos seguimos preguntando, con la misma inquietud, ,por qué a través de los siglos se ha atribuido a la mujer despectivamente el mismo papel?, aor qué la historia ha olvidado a las mujeres?2. ' MICHELET, J. La Bruja, Barcelona 1987. 2 Este texto procede de una conferencia impartida en el ciclo sobre «La vida cotidiana en la Edad Media», que se desarrolló en la Universidad de Valladolid en el curso 1997-1998. La finalidad de dicha conferencia era ofrecer un estado de la cuestión y unas reflexiones personales sobre el papel de las mujeres en el campo de las herejías.