Capitalismo y ciudadanía: la anomalía de las clases sociales (original) (raw)

2009, Viento sur: Por una …

Ciudadanía y Propiedad. No sostenemos desde luego nada muy original afirmando que esos peculiares "sujetos de derecho" que somos los humanos no podemos prescindir de un cuerpo como soporte de cualquier derecho y que, por lo tanto, hay siempre determinadas condiciones previas a que pueda hablarse de derecho o de ciudadanía que se refieren a la cuestión del sustento material y, en definitiva, a la cuestión de la propiedad. Debemos ante todo recordar que la mejor tradición ilustrada consideró siempre la propiedad privada una condición de la ciudadanía. Ciertamente, resulta fácil comprender las sólidas razones que llevaron a establecer esta conexión entre la propiedad y la autonomía ciudadana: sólo quien no depende del arbitrio de otro para garantizar su subsistencia (porque puede asegurarla por sus propios medios) puede considerarse verdaderamente independiente. Por el contrario, aquél cuya subsistencia misma depende de la voluntad de otro-es decir, de la propiedad de otro que puede hacer siempre lo que quiera con lo suyo-cabe decir que tiene su autonomía y, por lo tanto, todos sus derechos de ciudadanía hipotecados. Resulta fácil comprender, pues, cierto carácter irrenunciable de la propiedad para garantizar la independencia personal y, por lo tanto, la ciudadanía. Así, Kant, en la Metafísica de las costumbres, establece como atributos de los ciudadanos (inseparables de su esencia como tal) no sólo la libertad legal y la igualdad civil, sino también "la independencia civil, es decir, no agradecer la propia existencia y conservación al arbitrio de otro". Del mismo modo, cuando en su texto "En torno al tópico: 'tal vez eso sea correcto en teoría, pero no sirve para la práctica" establece los principios a priori en los que se funda el estado civil, además de: "(1) la libertad de cada miembro de la sociedad, en cuanto hombre" y "(2) la igualdad de éste con cualquier otro, en